Una persona muy cercana me contó que tenía muy presente el día que supo que Dios le amaba, fue mientras su padre sostenía en sus manos, una frágil, pequeña y hermosa figura del Niño Dios, tanto le impactó que le suplicó que repitiera 3 veces la historia. O aquella amiga que en la universidad se presentaba como “atea” hasta que un día en navidad se encontró con un Belén.
1. Porque nos lo pide el Papa Francisco
El Papa escribió una carta apostólica para animarnos a vivir la costumbre del Pesebre, Nacimiento o Portal de Belén, como se llama en nuestros países. En concreto nos dice que la representación del acontecimiento del nacimiento de Jesús equivale a anunciar el misterio de la encarnación del Hijo de Dios con sencillez y alegría.
Estamos preparándonos para la Navidad y vale la pena aprovechar este tiempo para llevar esa alegría a otras personas, con el simple gesto de preparar el Belén, como también la costumbre de ponerlo en los lugares de trabajo, en las escuelas, en los hospitales, en las cárceles, en las plazas.
2. Porque empezamos el Adviento
La invitación del Papa Francisco nos llega el primer día del Adviento. La palabra Adviento significa “venida”. Y la Iglesia quiere que durante este tiempo nos preparemos especialmente para la llegada del Señor. Ahora le decimos, tal como aparece en el Apocalipsis y como le han pedido los cristianos de todos los tiempos: ¡Ven, Señor Jesús! Lo mismo se dice en arameo: Marana tha! Y, estos días podemos repetírselo al Señor en nuestro interior, porque Él conoce el idioma de nuestros pensamientos: ¡Ven, Señor Jesús!
3. Porque hay que traer alegría a los corazones
Muchos se han alejado de Dios y se encuentran fríos y tristes, pero esta penosa ausencia de Dios en la humanidad no tiene que dejarnos mal, sino que debe impulsarnos a pedir más: ¡Ven, Señor Jesús! Cuenta Dante en su Divina Comedia que en el Purgatorio, están los neutrales, los que nunca han sido criticados por nadie. Vamos a buscar hacer cosas concretas que restablezcan esa alegría en los corazones. Un pequeño gesto: armar tu Belén. Aunque eso conlleve alguna crítica a tu alrededor.
4. Porque necesitamos recordatorios para mejorar
Estas semanas deben servirnos para convertirnos verdaderamente. Afinemos para estar más cerca de Dios y del cielo. Muchas veces, si no hay deseos de mudanza, de mejora es que nos falta amor de Dios. Por eso, cada vez que regreses a tu casa o veas una representación del Portal de Belén aprovecha para repetir ¡Ven, Señor Jesús!
5. Porque pedimos que venga ya el Reino de los cielos
Cuando repetimos ¡Ven, Señor Jesús! estamos pidiendo que llegue ya el Reino de los cielos. A la vez, sabemos que el Reino de Dios ya está entre nosotros, aunque no completamente. Está entre nosotros porque Jesús ya ha venido a la tierra y nos ha dejado su presencia. Pero todavía falta algo. Es necesario que el Reino llegue al corazón de cada hombre. Solo entonces podremos decir que ya ha llegado en toda su plenitud. Dice el Papa Francisco que el Belén contiene diversos misterios de la vida de Jesús y nos los hace sentir cercanos a nuestra vida cotidiana.
6. Porque reanima los corazones de los cristianos
San Francisco de Asís comenzó la costumbre de hacer una representación del Belén y con la simplicidad de aquel signo realizó una gran obra de evangelización. Su enseñanza ha penetrado en los corazones de los cristianos y permanece hasta nuestros días como un modo genuino de representar con sencillez la belleza de nuestra fe. Reanima a los corazones de los fieles.
7. Porque el Belén nos invita a ser un personaje más
Es inevitable, cuando te encuentras uno bien bonito, con figuras bien concebidas , es fácil rezar y jugar a convertirnos en un personaje más, en donde la Virgen María y San José contempla con amor al Niño Dios que ha nacido.
8. Porque nos hará tener presencia de Dios durante el día
Al tenerlo en la oficina o en casa verás como pasar por el Nacimiento, hará volver tu pensamiento y mirada hacia arriba, arrancando fácilmente una frase de cariño a Nuestra Buena Madre, a San José, al Niño, a Dios, frases que se vuelven jaculatorias, jaculatorias que se vuelven flechas directas al corazón de Dios, ayudándote a mantener su presencia a lo largo del día.
9. Porque el Belén nos pone de frente a María
En el Belén encontramos las figuras de María y de José. María es una madre que contempla a su hijo y lo muestra a cuantos vienen a visitarlo. Su imagen hace pensar en el gran misterio que ha envuelto a esta joven cuando Dios ha llamado a la puerta de su corazón inmaculado. Ante el anuncio del ángel, que le pedía que fuera la madre de Dios, María respondió con obediencia plena y total.
Al repetir estos días ¡Ven, Señor Jesús! Tal vez podemos añadir ¡Ven, Señor Jesús, acompañado de tu madre!
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