Pamela Avilés

Ecuatoriana. Tiene 7 hijos. Orientadora Familiar. Actualmente se dedica a la venta de mariscos atendiendo a familias e instituciones

14 min

MARÍA FERNANDA JARAMILLO, “La oración y el milagro de Isabella”

María Fernanda Jaramillo es ecuatoriana, está casada, tiene 36 años. Viene de una familia católica pero sin prácticas de fe.

Mafer, como le dicen sus amigos, es una mujer lógica en su forma de actuar, conoce de muchas religiones y respeta las distintas maneras de pensar, todo tiene sentido y aunque Dios está allí en esa lógica, no había sido parte importante en su vida.

Sobre su encuentro inicial con Dios, María Fernanda nos da su testimonio vivido recientemente. Mafer nos comenta que apenas se casó, junto a su esposo esperaban con ilusión tener familia pero no quedaba embarazada. Se realizaron chequeos médicos, recibiendo la noticia de que había que intervenirla por quistes en las mamas, encontrando uno de ellos con cáncer grado cero; es decir lo sacaron a tiempo, apenas estaba desarrollándose, lo cual consideran un milagro ya que en la ecografía no constaba, sino que fue detectado al momento de operación.

Su encuentro con Dios

A partir de allí y varios exámenes más, les dan la noticia de que realmente hay poca probabilidad de que puedan tener hijos. Mafer y su esposo, deciden aceptarlo con serenidad y darle un giro a su vida, planeando sus vidas sin hijos.

Sin embargo los caminos de Dios son otros y en poco tiempo Mafer queda embarazada. Comienzan nuevamente los exámenes y les informan que el bebé viene con síndrome de Down. El médico les habla de riesgos y consecuencias para que tomen decisiones y tanto Mafer como su esposo aceptan la nueva realidad de ese hijo, como venga.

A partir de esa noticia, Mafer busca amigos creyentes y un sacerdote para prepararse y sacar fortaleza, encontrando una fe hecha vida en su amigo, quien le habla de oración “Dios escucha los deseos de quien reza con el corazón” Mafer se sintió desarmada, porque tenía claro que no había hablado nunca con Dios con tal confianza. Y decide hacerle caso a su amigo empezando a tener ese espacio de hablar con Dios, abriendo el corazón y contándole el camino que tenía que preparar para su hija Isabella con síndrome de Down. Mafer empieza a sentir la confianza y seguridad de hija de Dios y junto a otro médico amigo terminan convencidos de que la niña va a venir sin síndrome de Down, a pesar de que los exámenes botaban una probabilidad del 98% de precisión.

Nació Isabella

Pasan los meses y Mafer ve la oportunidad de que Isabella nazca en Estados Unidos, por lo que se ve en la urgencia de hacerse un eco para ver las condiciones en que estaba la bebé antes de tomar la decisión de irse a Estados Unidos. En el eco se encuentran con la novedad de que la bebé estaba con stress fetal y que había que sacarla prematuramente. De esta manera Mafer entra a quirógrafo para traer al mundo a Isabella, dos meses antes de su fecha prevista de nacimiento.

Nació Isabella, efectivamente pequeña con los rasgos de niña Down, tres cardiopatías, problemas en el cerebro y en el riñón. El ginecólogo con lágrimas les comunica que en esa situación las probabilidades de que Isabella salga adelante son mínimas. Deciden, ponerla en manos de Dios y bautizarla y ese mismo día le hacen más exámenes, uno genético donde ven que los cromosomas están completos por lo que confirman que Isabella no es niña Down y que su mayor problema es el riñón y lo prematuro del nacimiento. Realmente un milagro de Dios.

María Fernanda Jaramillo

El milagro de la vida

Mafer nos confirma que Dios nos ganó con ese 2% y ahora con Rosario en mano junto a toda la familia y amigos, está convencida de que Isabella, saldrá de la clínica sana. Al momento las cardiopatías y problemas cerebrales van desapareciendo así como los índices de creatinina van bajando. Isabella es un regalo de Dios, un milagro del Señor que quiere demostrar que la necesita en el mundo para algo importante, nos dice con convicción María Fernanda.

Para Mafer el milagro comenzó desde la concepción, pero ha tenido un proceso maravilloso donde Dios ha involucrado a toda la familia para rezar y tratar a Dios con la confianza de hijos de un Padre que escucha a quien reza con el corazón. La primera en abrir los ojos ha sido María Fernanda quien en este camino de conversión que ha iniciado, nos dice que “los milagros también les suceden a la gente normal”.

Más que un milagro, es una cadena de milagros, donde Dios ha escuchado, porque Mafer le ha llamado con el corazón, en la intimidad y con la humildad de decir “No sé rezar, pero tengo fe”.

Mafer ha crecido en fe, en paciencia y en apostolado ya que su convicción desde el inicio de su oración ha sorprendido y contagiado a la familia y al personal médico que atiende a Isabella.

Preguntas para el diálogo

“Un corazón contrito y humillado Señor, Tú no lo desprecias”. ¿Cuántas veces no tenemos el corazón triturado por habernos alejado de Dios y luego nacen esos sentimientos de buscar a Dios, con palabras y lágrimas que salen del fondo del corazón?

¿Te dejas dominar por la tristeza? ¿Has considerado buscar o pedir ayuda para recuperar la esperanza en situaciones adversas?

El sufrimiento, la enfermedad, la misma muerte, siempre han cuestionado en lo más profundo del corazón humano.

¿Cuál es tu postura frente al sufrimiento y cuál es tu comportamiento como cristiano ante la enfermedad o la muerte?

Mafer nos cuenta que después de la primera noticia de que no iban a poder tener hijos, ambos lo aceptaron con serenidad, dispuestos a continuar en adelante una vida sin hijos.

¿Sabes llevar con aceptación las contrariedades de una jornada y/o poner visión sobrenatural en alguna situación de crisis familiar o profesional?

Los milagros son hechos producidos por la intervención de Dios, sin explicación científica y se escapan del orden natural.

¿Por qué razón a muchas personas les cuesta rezar para pedir milagros?

María Fernanda Jaramillo

Propuestas de Acción

La Contrición es un don maravilloso que Dios te ofrece siempre, pero sobre todo cuando te estás hundiendo en la angustia y la depresión y sientes el deseo de buscarlo, de reconocerte nada sin Él. Así descubrió Mafer el vínculo de hija de Dios, buscando a un amigo que sabía practicaba su fe, para que le devuelva la esperanza. Entonces el Todopoderoso toma las riendas de la situación devolviendo la serenidad y confianza.

Cuando tengas el corazón quebrantado en lágrimas por arrepentimiento, busca el Sacramento de la Penitencia, que el Espíritu Santo comenzará a actuar en esa conversión, te liberará para que puedas reconocer y clamar a tu Padre Dios.

Dios no ha creado el mal ni la muerte, tampoco la enfermedad; entraron al mundo por el pecado original. Sin embargo, por su infinito amor siempre está dispuesto a recuperar, a sanar, de tal manera que envió a su hijo, quien ha muerto y resucitado para liberarnos del pecado y sus consecuencias.

Cristo, en su vida terrena, ha tenido una particular predilección hacia los enfermos y los que sufren. De hecho no se lo ahorró ni a su Hijo ni a su Santísima Madre.

¡Pídele, Dios escucha los deseos del corazón! Nos asegura Mafer, sin dejar de aceptar su voluntad. Por tanto, el sufrimiento puede hacerse sereno abandono a la voluntad divina y participación al sacrificio de Cristo en la cruz.

La voluntad de Dios no es un elemento que coarta o limita la libertad, al contrario te hace crecer como persona. Recuerda que al igual que cuando fuiste hijo pequeño, tus padres te evitaron todo tipo de situación que tú no ibas a poder sobrellevar o que te podría hacer daño. Y tuviste que crecer para comprender que lo hacían por tu bien.

Que el Señor nos dé la Gracia para siempre descubrir cuál es su voluntad, siendo conscientes de que Él quiere siempre lo mejor para nosotros.

Muchas personas, incluso católicos no rezan para pedir milagros, por falta de fe, por falta de formación. Como dice Mafer : “Los milagros también les ocurre a personas normales”; no solo se han quedado escritos en el Evangelio y aunque todavía se dan, para la mayoría tampoco son indispensables para crecer en amor de Dios.

Dada la pequeñez de la inteligencia humana, es cierto que no es fácil aceptar los milagros ni los misterios de fe. Son superiores a la razón. Pero esos rompimientos de las leyes naturales, solo pueden ser obra de Dios.

Sin embargo, mucha gente acepta sin problema muchas cosas que tampoco entienden, por ejemplo en el mismo tema de la salud. Mafer por ese milagro, el 2% de probabilidad, se convierte e inicia un camino de crecimiento en la fe y en el apostolado.

María Fernanda Jaramillo

Meditar con la Sagrada Escritura

Lucas 1, 46-56
“Y dijo María: «Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador, porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava; por eso, desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso, Santo es su nombre y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los que son soberbios en su propio corazón. Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos sin nada”.

Señor, Tú conoces mi corazón mejor que nadie así como lo débil de mi fe, pero también sabes las ganas que tengo de no alejarme de Ti.

Salmo 73, 28
“Mi dicha es estar cerca de Dios: yo he puesto mi refugio en Ti, Señor, para proclamar todas tus acciones».

Por tanto la paz y la felicidad está solo en cumplir la voluntad de Dios.

Marcos 9, 14-29
“…Jesús le replicó: “¿Qué quiere decir eso de ‘si puedes’? Todo es posible para el que tiene fe”. Entonces el padre del muchacho exclamó entre lágrimas: “Creo, Señor; pero dame Tú la fe que me falta”. Jesús, al ver que la gente acudía corriendo, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: “Espíritu mudo y sordo, yo te lo mando: Sal de él y no vuelvas a entrar en él”…

Todo es posible para el que tiene fe. La fe es capaz de mover montañas.

bien

Meditar con el Papa Francisco

Bendición «urbi et orbi»del Santo Padre Francisco

Momento extraordinario de oración en tiempos de epidemia

Atrio de la Basílica de San Pedro, Viernes 27 de marzo, 2020
……….«¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?». Señor, nos diriges una llamada, una llamada a la fe. Que no es tanto creer que Tú existes, sino ir hacia ti y confiar en ti. En esta Cuaresma resuena tu llamada urgente: “Convertíos”, «volved a mí de todo corazón» (Jl 2,12). Nos llamas a tomar este tiempo de prueba como un momento de elección. No es el momento de tu juicio, sino de nuestro juicio: el tiempo para elegir entre lo que cuenta verdaderamente y lo que pasa, para separar lo que es necesario de lo que no lo es.

Es el tiempo de restablecer el rumbo de la vida hacia ti, Señor, y hacia los demás. Y podemos mirar a tantos compañeros de viaje que son ejemplares, pues, ante el miedo, han reaccionado dando la propia vida. Es la fuerza operante del Espíritu derramada y plasmada en valientes y generosas entregas.

Es la vida del Espíritu capaz de rescatar, valorar y mostrar cómo nuestras vidas están tejidas y sostenidas por personas comunes —corrientemente olvidadas— que no aparecen en portadas de diarios y de revistas, ni en las grandes pasarelas del último show pero, sin lugar a dudas, están escribiendo hoy los acontecimientos decisivos de nuestra historia: médicos, enfermeros y enfermeras, encargados de reponer los productos en los supermercados, limpiadoras, cuidadoras, transportistas, fuerzas de seguridad, voluntarios, sacerdotes, religiosas y tantos pero tantos otros que comprendieron que nadie se salva solo.

Frente al sufrimiento, donde se mide el verdadero desarrollo de nuestros pueblos, descubrimos y experimentamos la oración sacerdotal de Jesús: «Que todos sean uno» (Jn 17,21). Cuánta gente cada día demuestra paciencia e infunde esperanza, cuidándose de no sembrar pánico sino con responsabilidad. Cuántos padres, madres, abuelos y abuelas, docentes muestran a nuestros niños, con gestos pequeños y cotidianos, cómo enfrentar y transitar una crisis readaptando rutinas, levantando miradas e impulsando la oración. Cuántas personas rezan, ofrecen e interceden por el bien de todos. La oración y el servicio silencioso son nuestras armas vencedoras.

«¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?».

El comienzo de la fe es saber que necesitamos la salvación. No somos auto-suficientes; solos nos hundimos. Necesitamos al Señor como los antiguos marineros las estrellas. Invitemos a Jesús a la barca de nuestra vida. Entreguemosle nuestros temores, para que los venza. Al igual que los discípulos, experimentaremos que, con Él a bordo, no se naufraga. Porque esta es la fuerza de Dios: convertir en algo bueno todo lo que nos sucede, incluso lo malo. Él trae serenidad en nuestras tormentas, porque con Dios la vida nunca muere.”…

«Si no la ejercitamos bien, la libertad nos puede conducir lejos de Dios, puede hacernos perder la dignidad de la que Él nos ha revestido. Es por eso que son necesarias las orientaciones, las indicaciones y también las reglas, tanto en la sociedad como en la Iglesia.

¡No perdáis la gran dignidad de hijos de Dios que se nos ha donado! Así encontrarán la alegría auténtica porque Él nos quiere hombres y mujeres plenamente felices y realizados, ¡solo cumpliendo la voluntad de Dios Padre podemos cumplir el bien y ser luz del mundo y sal de la tierra!».
(Discurso S.S. Francisco, 5 de agosto de 2014)

La confianza de Dios en el hombre y en la mujer, a los cuales confía la Tierra, es generosa, directa, plena. Pero es aquí donde el maligno introduce en su mente la sospecha, la incredulidad, la desconfianza.

Y finalmente, llega la desobediencia al mandamiento que les protegía. Caen en ese delirio de omnipotencia que contamina todo y destruye la armonía. También nosotros lo sentimos dentro de nosotros, tantas veces, todos.
(Homilía de S.S. Francisco, 22 de abril de 2015)

Constitución Pastoral GAUDIUM ET SPES

Sobre la Iglesia en el mundo actual. (Promulgada por Pablo VI, Vaticano II, 1965)

El amor conyugal debe compaginarse con el respeto a la vida humana

51. El Concilio sabe que los esposos, al ordenar armoniosamente su vida conyugal, con frecuencia se encuentran impedidos por algunas circunstancias actuales de la vida, y pueden hallarse en situaciones en las que el número de hijos, al menos por cierto tiempo, no puede aumentarse, y el cultivo del amor fiel y la plena intimidad de vida tienen sus dificultades para mantenerse. Cuando la intimidad conyugal se interrumpe, puede no raras veces corre riesgos la fidelidad y queda comprometido el bien de la prole, porque entonces la educación de los hijos y la fortaleza necesaria para aceptar los que vengan quedan en peligro.

Hay quienes se atreven a dar soluciones inmorales a estos problemas; más aún, ni siquiera retroceden ante el homicidio; la Iglesia, sin embargo, recuerda que no puede hacer contradicción verdadera entre las leyes divinas de la transmisión obligatoria de la vida y del fomento del genuino amor conyugal.

Pues Dios, Señor de la vida, ha confiado a los hombres la insigne misión de conservar la vida, misión que ha de llevarse a cabo de modo digno del hombre.

Por tanto, la vida desde su concepción ha de ser salvaguardada con el máximo cuidado; el aborto y el infanticidio son crímenes abominables. La índole sexual del hombre y la facultad generativa humana superan admirablemente lo que de esto existe en los grados inferiores de vida; por tanto, los mismos actos propios de la vida conyugal, ordenados según la genuina dignidad humana, deben ser respetados con gran reverencia.

Cuando se trata, pues, de conjugar el amor conyugal con la responsable transmisión de la vida, la índole moral de la conducta no depende solamente de la sincera intención y apreciación de los motivos, sino que debe determinarse con criterios objetivos tomados de la naturaleza de la persona y de sus actos, criterios que mantienen íntegro el sentido de la mutua entrega y de la humana procreación, entretejidos con el amor verdadero; esto es imposible sin cultivar sinceramente la virtud de la castidad conyugal.

No es lícito a los hijos de la Iglesia, fundados en estos principios, ir por caminos que el Magisterio, al explicar la ley divina reprueba sobre la regulación de la natalidad.

Tengan todos entendido que la vida de los hombres y la misión de transmitirla no se limita a este mundo, ni puede ser conmensurada y entendida a este solo nivel, sino que siempre mira el destino eterno de los hombres.

“Por Cristo y en Cristo se ilumina el enigma del dolor y de la muerte, que fuera del Evangelio nos envuelve en absoluta oscuridad” (Gaudium et spes, 22).

Meditar con San Josemaría

Meditar con san Josemaría

583 No soy «milagrero». —Te dije que me sobran milagros en el Santo Evangelio para asegurar fuertemente mi fe. —Pero me dan pena esos cristianos —incluso piadosos, «¡apostólicos!»— que se sonríen cuando oyen hablar de caminos extraordinarios, de sucesos sobrenaturales. —Siento deseos de decirles: sí, ahora hay también milagros: ¡nosotros los haríamos si tuviéramos fe! Libro Camino – Fe

775 Señor, si es tu Voluntad, haz de mi pobre carne un Crucifijo. Libro Camino – La voluntad de Dios.

758 La aceptación rendida de la Voluntad de Dios trae necesariamente el gozo y la paz: la felicidad en la Cruz. —Entonces se ve que el yugo de Cristo es suave y que su carga no es pesada. Libro Camino – La voluntad de Dios.

705 ¿Inquietarte? —Jamás: que eso es perder la paz. Libro Camino – Tribulaciones

690 Cuando venga el sufrimiento, el desprecio…, la Cruz, has de considerar: ¿qué es esto para lo que yo merezco? Libro Camino – Tribulaciones

439 No olvides que el dolor es la piedra de toque del Amor. Libro Camino – Amor de Dios

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Secretos de la Oración


Escrito por:

Pamela Avilés

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COMENTARIOS

  1. Los milagros suceden a diario, en nuestra cotidianidad.. Algunos sencillos.. Otros más espectaculares.. Pero milagros al fin.. Por docto de ese amor misericorde e infinito con el que Dios inunda nuestra vida día tras dia.. Basta con tener los ojos bien abiertos y nuestro corazón bien dispuesto para apreciarlos, disfrutarlos y sobretodo agradeceros! Dios nos bendiga a todos!

  2. Aleydi Bastos dice:

    Los milagros suceden a diario, en nuestra cotidianidad.. Algunos sencillos.. Otros más espectaculares.. Pero milagros al fin.. Por docto de ese amor misericorde e infinito con el que Dios inunda nuestra vida día tras dia.. Basta con tener los ojos bien abiertos y nuestro corazón bien dispuesto para apreciarlos, disfrutarlos y sobretodo agradeceros! Dios nos bendiga a todos!

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