Pamela Avilés

Ecuatoriana. Tiene 7 hijos. Orientadora Familiar. Actualmente se dedica a la venta de mariscos atendiendo a familias e instituciones

12 min

Pablo Crespo, “La oración es un comenzar y recomenzar con un Dios amigo”

Pablo es un joven abogado quiteño, que nos cuenta que su trato con Dios, es un comenzar y recomenzar, lleno de constantes conversiones, donde Dios se le muestra sobre todo en la debilidad.

Pablo Crespo estudió en un colegio de formación católica, participó en un Club de chicos con actividades apostólicas y medios de formación, por lo que nos comenta que su trato con Dios se fue dando de manera natural.

Sin embargo,  Pablo Crespo, nos confiesa que a pesar de su fe, han habido épocas con altibajos, que lo han llevado a reaccionar hasta lograr encontrarse con ese Dios,  como un ser personal,  y reemplazar a ese Dios histórico, adquirido por tradición de familia. 

Este Dios amigo, nos dice Pablo Crespo se manifiesta en su día a día con más énfasis donde se ve que uno solo no puede, entrando al juego “Quien todo lo puede” y comienza otro tipo de relación más personal, más consciente.

Su trato con Dios

Su trato con Dios, nos dice Pablo Crespo, es un comenzar y recomenzar, lleno de constantes conversiones, donde Dios se le muestra sobre todo en la debilidad.

Sin tener situaciones extremas de flaqueza o defectos; Pablo nos cuenta que en el transcurso del día a día, en el trabajo o en el colegio siempre está Él presente. Por ejemplo en el tema de su salud, de su mala visión le suele saltar la rebeldía al no poder rendir al cien  por ciento, porque se escapa de sus manos y coincide que allí suele manifestarse Dios en esos diálogos casuales de reclamo, de petición, que no son otra cosa que trato de amigo y se vuelca en un trato personal, de amigo cercano.

Pablo Crespo

Dios Amigo

Pensando en ese Dios amigo, Pablo se siente comprometido en quererlo conocer más a través del Evangelio, sintiéndose identificado con los personajes del Evangelio, con fallas y cuestionamientos como cualquiera de nosotros.  Por lo que Pablo concluye que el Señor igual nos acepta y nos recibe con lo que tenemos, no nos anula, ni nos castiga, sino que  valora el trato y tiempo que le dedicamos de tú a tú, más que la inspiración del mensaje con palabras profundas.

Finalmente Pablo nos alienta a no abandonarse ni desanimarse, aunque parezca que nada sale, Jesús siempre está allí con paciencia, te corrige y te levanta pero siempre cercano y sacando lo mejor de ti. Trátalo más y verás cómo te sientes protegido, nos reafirma Pablo.

Preguntas para el diálogo

1. “El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia; no está siempre acusando ni guarda rencor perpetuo; no nos trata como merecen  nuestros pecados ni nos paga según nuestras culpas.  Salmo 102. Es  la buena noticia que Jesús trajo al venir a la tierra, para que todos alcancemos la salvación.

 ¿Has considerado que la infinita misericordia de Dios te debe mover a preguntarte si correspondes a su amor de la misma manera, es Él el propósito  de tu vida? 

2.   Tratar a ese Dios amigo, nos dice Pablo, es comenzar y recomenzar, una actitud de constante conversión.

¿Estás decidido a seguir el camino de la conversión que Dios espera de ti, sin olvidar que no es un camino fácil, pero que Dios está contigo? 

3.  Cuando estoy débil, entonces es cuando soy fuerte (san Pablo).   Los hijos de Dios ganamos y perdemos batallas. 

¿Cómo podemos levantar el rostro, después de haberlo hundido en un fango, es acaso corta la mano del Señor?

4.  Jesús es el amigo que ha dado la vida por los amigos y por los enemigos. Ofrece su amistad incluso a los excluidos: leprosos, publicanos, prostitutas. Lo llaman amigo de los pecadores.

 ¿Es realmente Jesús tu amigo, a quien le dedicas tiempo, le das tu fuerza, tus ilusiones y tu compañía?

Pablo Crespo

Propuestas de Acción

1.  “Es de bien nacido ser agradecido”. Si es tu propósito corresponder al amor de Dios, conviene abrir el corazón a Dios para que te ayude a vivir la vida de Cristo, tener esa actitud interior y exterior que en todo se conforma a Cristo, en hacer lo que Cristo haría si estuviese en tu lugar. 

Para eso debes querer la participación de la vida divina, que la encuentras en la Eucaristía y en el sacramento de la Confesión. Y a partir de allí, lo tendrás presente en todas las circunstancias de la vida por la práctica de todas las virtudes que Cristo practicó, en particular por la caridad, la virtud más amada de Cristo.

¡Qué importante es poder tener ese diálogo casual con ese Ser personal, que es amigo de verdad! Nos lo dice Pablo.

2.  El camino de la conversión, es la búsqueda de la perfección que Dios espera de ti  y efectivamente no es fácil. Convertirse es cambiar de actitud las veces que sea necesario; por tanto es apartarse de los egoísmos, aceptar la mano que Cristo Jesús te tiende para caminar con Él y no olvidarse que Dios siempre está dispuesto al perdón.  Como nos dice Pablo con paciencia te corrige y te levanta.

Examina tu conciencia en oración ante Dios, escuchando su voz y mira si verdaderamente estás en actitud de constante conversión. 

3.  Los momentos de crisis son para Dios tierra fértil, donde siembra la semilla de la santidad. Pablo nos cuenta que en esas situaciones adversas, de reclamo, de fragilidad, ha sido cuando Dios ha entrado en su vida de manera más próxima.

Esas situaciones de quiebre en que reconoces tu pobreza, tus miserias, la inutilidad de tus esfuerzos y lo voluble que eres ante tus promesas, son las que te hacen alcanzar el amor de Jesús.

“Para amar como Cristo, hay que amar con el corazón de Cristo. Y a Cristo se lo encuentra en la cruz”.

4.  Amistad significa entrega, donación al otro. También es benevolencia y compasión. Jesús muestra afecto, emoción, llora, se conmueve, se acerca al sufrimiento del otro y cura. Para Pablo Jesús es el mejor amigo, te aguanta todo y saca lo mejor de nosotros.

“El Hijo del Hombre no ha venido a ser servido sino a servir y a dar su vida en rescate por todos”.

Meditar con la Sagrada Escritura

Meditar con las Escrituras

1. Salmo 103, 10 – 14 «No nos trata según nuestros pecados. Ni nos paga según nuestras culpas. Pues cuanto se elevan los cielos sobre la tierra, así prevalece su misericordia con los que le temen. Cuánto dista el oriente del occidente, así aleja de nosotros nuestras iniquidades. Cómo se apiada un padre de sus hijos, así el Señor tiene piedad de los que le temen.  Pues Él conoce de qué estamos hechos, recuerda que somos polvo».

Descubrimos así lo misericordioso que es Dios, capaz de olvidar nuestros pecados y tirarlos lejos. 

2.  Mateo 18, 14 “No es voluntad de vuestro Padre celestial que se pierda uno sólo.” 

A pesar de nuestras miserias, igual Dios nos espera y por eso nos ha dejado el Sacramento de la penitencia.

3.  Lucas 15, 7  “Os digo que, de igual modo, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por 99 justos que no tengan necesidad de conversión”.

Jesús vino a consolar a los afligidos y a sanar a los enfermos.

4.  Lucas 15, 10  “……Del mismo modo, os digo, se produce alegría ante los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta.”

Nosotros necesitamos la salvación que Jesús nos trajo, pasemos de las tinieblas a la luz; la conversión es vida.

5.  Marcos 20, 21  “…. Fijando su mirada, le amó.”

Así trata Jesús al joven desconocido que lo buscó a pedir orientación, así nos trata a ti y a mí.

Meditar con el Papa Francisco

Christus vivit. Exhortación apostólica post sinodal, a los jóvenes. 25 de marzo, 2019
En amistad con Cristo

amigos

150. Por más que vivas y experimentes no llegarás al fondo de la juventud, no conocerás la verdadera plenitud de ser joven, si no encuentras cada día al gran amigo, si no vives en amistad con Jesús.

151. La amistad es un regalo de la vida y un don de Dios. A través de los amigos el Señor nos va puliendo y nos va madurando. Al mismo tiempo, los amigos fieles, que están a nuestro lado en los momentos duros, son un reflejo del cariño del Señor, de su consuelo y de su presencia amable. Tener amigos nos enseña a abrirnos, a comprender, a cuidar a otros, a salir de nuestra comodidad y del aislamiento, a compartir la vida. Por eso «un amigo fiel no tiene precio» (Si 6,15).

152. La amistad no es una relación fugaz o pasajera, sino estable, firme, fiel, que madura con el paso del tiempo. Es una relación de afecto que nos hace sentir unidos, y al mismo tiempo es un amor generoso, que nos lleva a buscar el bien del amigo. Aunque los amigos pueden ser muy diferentes entre sí, siempre hay algunas cosas en común que los llevan a sentirse cercanos, y hay una intimidad que se comparte con sinceridad y confianza.

153. Es tan importante la amistad que Jesús mismo se presenta como amigo: «Ya no los llamo siervos, los llamo amigos» (Jn 15,15). Por la gracia que Él nos regala, somos elevados de tal manera que somos realmente amigos suyos. Con el mismo amor que Él derrama en nosotros podemos amarlo, llevando su amor a los demás, con la esperanza de que también ellos encontrarán su puesto en la comunidad de amistad fundada por Jesucristo[80]. Y si bien Él ya está plenamente feliz resucitado, es posible ser generosos con Él, ayudándole a construir su Reino en este mundo, siendo sus instrumentos para llevar su mensaje y su luz y, sobre todo, su amor a los demás (cf. Jn 15,16). Los discípulos escucharon el llamado de Jesús a la amistad con Él. Fue una invitación que no los forzó, sino que se propuso delicadamente a su libertad: «Vengan y vean» les dijo, y «ellos fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con Él aquel día» (Jn 1,39). Después de ese encuentro, íntimo e inesperado, dejaron todo y se fueron con Él.

Christus vivit. Exhortación apostólica post sinodal, a los jóvenes. 25 de marzo, 2019

En amistad con Cristo

Meditar con el Papa

154. La amistad con Jesús es inquebrantable. Él nunca se va, aunque a veces parece que hace silencio. Cuando lo necesitamos se deja encontrar por nosotros (cf. Jr 29,14) y está a nuestro lado por donde vayamos (cf. Jos 1,9). Porque Él jamás rompe una alianza. A nosotros nos pide que no lo abandonemos: «Permanezcan unidos a mí» (Jn 15,4). Pero si nos alejamos, «Él permanece fiel, porque no puede negarse a sí mismo» (2 Tm 2,13).

155. Con el amigo hablamos, compartimos las cosas más secretas. Con Jesús también conversamos. La oración es un desafío y una aventura. ¡Y qué aventura! Permite que lo conozcamos cada vez mejor, entremos en su espesura y crezcamos en una unión siempre más fuerte. La oración nos permite contarle todo lo que nos pasa y quedarnos confiados en sus brazos, y al mismo tiempo nos regala instantes de preciosa intimidad y afecto, donde Jesús derrama en nosotros su propia vida. Rezando «le abrimos la jugada» a Él, le damos lugar «para que Él pueda actuar y pueda entrar y pueda vencer»[81].

157. Jesús puede unir a todos los jóvenes de la Iglesia en un único sueño, «un sueño grande y un sueño capaz de cobijar a todos. Ese sueño por el que Jesús dio la vida en la cruz y el Espíritu Santo se desparramó y tatuó a fuego el día de Pentecostés en el corazón de cada hombre y cada mujer, en el corazón de cada uno […]. Lo tatuó a la espera de que encuentre espacio para crecer y para desarrollarse. Un sueño, un sueño llamado Jesús sembrado por el Padre, Dios como Él –como el Padre–, enviado por el Padre con la confianza que crecerá y vivirá en cada corazón. Un sueño concreto, que es una persona, que corre por nuestras venas, estremece el corazón y lo hace bailar»[83].

Meditar con san Josemaría

Meditar con san Josemaria

Es Cristo que pasa, Vocación cristiana

La Misericordia de Dios, punto 7

Ahora, que se acerca el tiempo de la salvación, consuela escuchar de los labios de san Pablo que después que Dios Nuestro Salvador ha manifestado su benignidad y amor con los hombres, nos ha liberado no a causa de las obras de justicia que hubiésemos hecho, sino por su misericordia.

Si recorréis las Escrituras Santas, descubriréis constantemente la presencia de la misericordia de Dios: llena la tierra, se extiende a todos sus hijos, super omnem carnemnos rodeanos antecedese multiplica para ayudarnos, y continuamente ha sido confirmada. Dios, al ocuparse de nosotros como Padre amoroso, nos considera en su misericordia: una misericordia suavehermosa como nube de lluvia.

Jesucristo resume y compendia toda esta historia de la misericordia divina: bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Y en otra ocasión: sed misericordiosos, como vuestro Padre celestial es misericordioso.

Nos han quedado muy grabadas también, entre otras muchas escenas del Evangelio, la clemencia con la mujer adúltera, la parábola del hijo pródigo, la de la oveja perdida, la del deudor perdonado, la resurrección del hijo de la viuda de Naím. ¡Cuántas razones de justicia para explicar este gran prodigio!

Ha muerto el hijo único de aquella pobre viuda, el que daba sentido a su vida, el que podía ayudarle en su vejez. Pero Cristo no obra el milagro por justicia; lo hace por compasión, porque interiormente se conmueve ante el dolor humano.

Amigos de Dios.

La libertad don de Dios, punto 33

“….Vuelvo a levantar mi corazón en acción de gracias a mi Dios, a mi Señor, porque nada le impedía habernos creado impecables, con un impulso irresistible hacia el bien, pero juzgó que serían mejores sus servidores si libremente le servían. ¡Qué grande es el amor, la misericordia de nuestro Padre!

Frente a estas realidades de sus locuras divinas por los hijos, querría tener mil bocas, mil corazones, más, que me permitieran vivir en una continua alabanza a Dios Padre, a Dios Hijo, a Dios Espíritu Santo. Pensad que el Todopoderoso, el que con su Providencia gobierna el Universo, no desea siervos forzados, prefiere hijos libres.

Ha metido en el alma de cada uno de nosotros —aunque nacemos proni ad peccatum, inclinados al pecado, por la caída de la primera pareja— una chispa de su inteligencia infinita, la atracción por lo bueno, un ansia de paz perdurable. Y nos lleva a comprender que la verdad, la felicidad y la libertad se consiguen cuando procuramos que germine en nosotros esa semilla de vida eterna.”

san Josemaría contemplación digital

565  En un cristiano, en un hijo de Dios, amistad y caridad forman una sola cosa: luz divina que da calor. FORJA

746  La amistad verdadera supone también un esfuerzo cordial por comprender las convicciones de nuestros amigos, aunque no lleguemos a compartirlas, ni a aceptarlas. SURCO

88  Buscas la compañía de amigos que con su conversación y su afecto, con su trato, te hacen más llevadero el destierro de este mundo…, aunque los amigos a veces traicionan. —No me parece mal.  Pero… ¿cómo no frecuentas cada día con mayor intensidad la compañía, la conversación con el Gran Amigo, que nunca traiciona? CAMINO

91  Me has escrito: «orar es hablar con Dios. Pero, ¿de qué?» —¿De qué? De Él, de ti: alegrías, tristezas, éxitos y fracasos, ambiciones nobles, preocupaciones diarias…, ¡flaquezas!: y nacimientos de gracias y peticiones: y Amor y desagravio.  En dos palabras: conocerle y conocerte: «¡tratarse!» CAMINO

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Secretos de la Oración

 


Escrito por:

Pamela Avilés

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