En estos 10 minutos con Jesús de este nuevo año que hemos comenzado y en el que queremos seguir aprendiendo a hacer oración, se lo pedimos:
JESÚS, PROTAGONISTA DE MI VIDA
«Señor ayúdame ante todo a crecer en la oración, quiero una relación que sea muy fuerte, muy de amigos».
«Que seas protagonista en mi vida, que seas alguien en quien primero pienso cuando tengo un problema».
«A quien primero le quiero contar una cosa buena que me ha pasado, a quien quiero acudir con mis miedos o mis angustias en primer lugar».
«Antes que a un amigo, que al psicólogo, que a un familiar».
«Que seas Vos siempre mi referente Señor, ayúdame a mí y ayúdanos a todos los que escuchamos este rato de oración para que seas de verdad nuestro protagonista en nuestra vida».
QUE JESÚS SEA ESA ROCA FIRME
Y por eso estamos procurando hacer estos ratos de oración, para que Jesús sea realmente la persona a la cual acudimos ante todas nuestras necesidades.
Necesitamos que sea el protagonista de nuestra vida, que sea esa roca firme sobre la cual edificamos nuestra casa, nuestra identidad, nuestra vida, nuestro día a día.
Quiero que mi día de hoy se edifique sobre la roca firme de Jesús y no sobre mis ideas, ni mis fuerzas, ni mis estrategias, ni las personas que me aconsejan.
Sobre Jesús quiero construir mi día y quiero construir mi vida.
Sobre esta roca, la única roca en la cual voy a construir una casa que dure, una vida que dure. Una vida que sea plena, una alegría que nadie me pueda quitar.
Solo con Jesús mi alegría no la puede quitar nadie.
¿DE NAZARET PUEDE SALIR ALGO BUENO?
En el Evangelio de hoy estamos viendo cómo a través de San Juan, el Señor nos va enseñando:
«En aquel tiempo determinó Jesús salir para Galilea y se encontró a Felipe y le dijo:
-Sígueme.
Felipe era de Betsaida, la ciudad de Andrés y de Pedro. Felipe encontró a Natanael y le dijo:
-Aquel de quien escribieron Moises en la ley y los profetas lo hemos encontrado, Jesús, hijo de José de Nazaret.
Natanael le replicó: -¿De Nazaret puede salir algo bueno?
Felipe le contestó:-Ven y verás.
Vió Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él:
-Ahí tienen a un israelita de verdad en quien no hay doblez ni engaño.
Natanael le contestó: -¿De qué me conoces?
Jesús le respondió: -Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera yo te vi.
Natanael respondió:-Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.
A lo que Jesús le contestó: -Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera ¿crees? haz de ver cosas mucho mayores.
Y añadió:– En verdad, en verdad te digo: verás el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del Hombre»
(Jn 1, 43-51).
Es un Evangelio muy bonito, porque Jesús usa un piropazo para Natanael, para San Bartolomé, que después va a ser mártir lo conocemos muchos por su martirio que fue especialmente cruento, porque lo despellejaron.
San Bartolomé, Natanael, recibe de Jesús ese elogio tan impresionante:
“Fíjense que aquí hay un verdadero hijo de Dios, un verdadero israelita, en quien no hay doblez ni engaño”.
(Jn 1, 47)
SEGUIR SU EJEMPLO
Natanael debió ser un tipo espectacular, increíble.
De hecho, se encara con Felipe y le dice: cómo me vas a decir que de Nazaret va a salir el Mesías, si el Mesías va a salir de Belén, no va a salir de Nazaret.
No se le ocurre quedar bien, ser políticamente correcto, no llevarle la contraria al amigo.
SENCILLEZ Y SINCERIDAD
San Bartolomé le va de frente, y Jesús lo elogia, porque la sencillez y la sinceridad son virtudes propias de los hijos de Dios.
Una persona que realmente sigue a Jesús, tiene el corazón sencillo. San Bartolomé tiene el corazón sincero, cree lo que vive y vive lo que cree. No hay división, no hay doble vida, que es algo tan propio de los fariseos.
Cuando nos convertimos en adoradores del poder, cuando nuestro horizonte es tener dinero o tener poder, conseguir gloria, conseguir tranquilidad, salud, cosas materiales, pero sobre todo poder, que nos viene normalmente del dinero, nuestro corazón se empieza a arruinar y se corrompe.
Y por eso terminamos perdidos, por un camino que no es el de Dios, porque el Señor quiere que tengamos un corazón sencillo, como el de San Bartolomé.
Un corazón que realmente valore las cosas importantes y las cosas importantes ¡son las personas!
PONER NUESTRO CORAZÓN EN EL SERVICIO A LOS DEMÁS
Nuestro corazón tiene que estar puesto en el servicio a los demás y eso se nota cuando en un corazón no hay doblez ni engaño.
Una persona que no miente, que es leal, que es sincera, que dice lo que piensa, que no tiene miedo a quedar mal, que dice lo que piensa aún costándole que quede mal, aún costándole que lo rechacen, costándole que no lo tengan en cuenta.
DEFENDER LA VERDAD SIN VERGÜENZA
Si uno tiene que decir que es creyente porque va a misa o que defendemos la vida o que defendemos la vida de los chicos por nacer y de los ancianos y de todos los que tienen alguna discapacidad.
No se nos ocurre considerar a nadie de menor valor por ninguna causa.
Cuando uno defiende nuestras ideas, nuestros valores como el valor del matrimonio; creemos en el matrimonio y en tantas cosas más. No nos tiene que dar vergüenza a defender eso.
Tenemos que recibir este elogio de Jesús:
«Mira ahí tenés un verdadero hijo de Dios porque no dice lo políticamente correcto, no tiene miedo a hablar de las cosas como son».
SER HIJOS DE LA LUZ
A defender eso, el matrimonio, la vida, la verdad, la generosidad, la lealtad… tantas cosas que son para nosotros importantes.
Jamás tocar algo que no es nuestro, no tocar los bienes ajenos. Por eso no robamos, ni mentimos, decimos la verdad, procuramos decir la verdad, ser siempre personas que viven en la verdad, que viven en la luz, hijos de la luz.
Ser hijos de la Luz es ser personas que viven en la verdad, que habitan en la verdad.
«Sólo la verdad nos hace libres»,
dice Jesús.
Y la verdad es admitir que somos frágiles, que somos pecadores, pero que contamos con Dios y con todo lo que Dios nos ha enseñado.
SOMOS CRISTIANOS LAS 24 HORAS
Por eso no tenemos miedo, no nos da vergüenza ser hijos de Dios, no nos da vergüenza tener a Dios, no escondemos a Dios debajo de la alfombra para que no parezca que somos cristianos.
Somos cristianos las 24 horas, en todo momento.
No lo andamos mostrando, no andamos con un cartelito de cristianos, pero se notará en nuestros actos, en nuestras acciones.
Los actos muestran quiénes somos. Nuestras obras hablan de quiénes somos, muestran nuestra identidad.
NO TENGAMOS MIEDO A SER AMIGOS DE JESÚS
Por eso, pienso que lo que hoy nos quiere decir Jesús es:
Nunca tengas miedo a ser amigo Mío.
No tengas miedo a que te llamen un seguidor de Jesús, un cristiano, un hijo de Dios, porque vas a misa, porque crees en determinados valores, porque no mentís, porque no robas, porque jamás vas a pactar con la corrupción, porque estás dispuesto a dar la vida antes de traicionarte.
Son todas esas cosas que nos hacen distintos, que nos hacen seguidores de Jesús.
DAR LA VIDA POR SU FE
Los primeros cristianos estaban dispuestos a dar la vida antes que renegar de su fe.
Cuando las autoridades romanas les decían que renegaran de su fe y entregaran esas ofrendas a los ídolos, para el emperador, que adoraran la estatua del emperador, los primeros cristianos se negaban y preferían perder la vida a renegar de su fe.
También nosotros tenemos que tener esta convicción: estar dispuestos a poner, por encima de cualquier cosa, nuestra fe en Jesús. Somos seguidores de Jesús, somos amigos de Jesús, no le tenemos miedo nunca a ser amigos de Jesús.
Para nosotros es una honra ser amigos de Jesús, ser considerados testigos de Jesús y por eso le pedimos a san Bartolomé, a Natanael.
Que nos ayude en esta vida a vivir siempre como hijos de la Luz, como hombres de la verdad, para que Jesús pueda decir de nosotros un día: miren, ahí viene fulanito, ahí viene fulanita, un verdadero hijo de Dios, porque no hay en él no hay en el doblez ni engaño, porque vive en la verdad.
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