HOY HE VUELTO
Cuando era niño en el colegio aprendimos una canción a la Virgen que se llama “Hoy he vuelto”, en otros sitios la he encontrado como “Una madre no se cansa de esperar”.
Y la letra dice así:
“Cuantas veces siendo niño te recé,
con mis besos te decía que te amaba.
Poco a poco, con el tiempo, alejándome de ti
por caminos que se alejan, me perdí.
coro.
Hoy he vuelto madre a recordar,
cuántas cosas dije ante tu altar
y al rezarte puedo comprender
que una madre no se cansa de esperar”.
Hoy me he acordado especialmente de esta canción porque describe o representa muy bien una escena del Evangelio de san Juan que quería utilizar para hacer hoy nuestro rato de oración.
LO ACOMPAÑAN HASTA EL FINAL
Y por supuesto, la letra de esta canción es la escena de la Crucifixión. San Juan, que es testigo de esto, de esta escena, de esos hechos, y es testigo de la Cruz.
Nos dice que, después de que los soldados se repartieron las ropas del Señor echando suertes a ver a quién le toca; estaban junto a la Cruz de Jesús: su madre y la hermana de su madre, María de Cleofás, y María Magdalena, las tres Marías.
Jesús, que en ese momento está lleno de dolor, dolor físico; clavado en esa Cruz, no puede respirar, totalmente solo humanamente, porque sus Apóstoles lo han dejado. Y tiene allí a esas mujeres, esas tres mujeres que le han acompañado y a ese discípulo, a quien amaba.
El Señor se preocupa por su madre, por supuesto, y le dice:
«—Mujer, aquí tienes a tu hijo. Después le dice al discípulo:—Aquí tienes a tu madre»
(Jn 19, 26-27).
UNA ESPADA TRASPASA SU CORAZÓN
Conmueve ver la escena con la imaginación: nos trasladamos allí, tal vez somos un servidor de esos soldados, un aprendiz, alguien que estaba ahí ayudando un poco, o simplemente, un curioso contemplando la escena.
Nos damos cuenta de que ahí está María, la madre del ajusticiado, con los ojos rojos por haber llorado, y al mismo tiempo serena. Vemos a María tranquila, llorando, por supuesto, porque están matando a su hijo…
Y pensaba que esa canción que he comentado al comenzar este rato de oración, está relacionada con esa escena, porque María está allí esperando, esperando no necesariamente que pase el tiempo, ella sabe que su hijo va a morir en algún momento.
Sabe que es Dios, pero también sabe que eso tenía que pasar. O al menos, María, que es una mujer de fe y que conoce las Escrituras, intuía que eso tenía que pasar, esa espada que traspasa su corazón, que predijo el anciano Simeón, se está realizando en ese momento. ¿Cómo? Al ver sufrir a su hijo. Y de este modo vemos que la vida de Jesús y la vida de María están unidas.
EL CORAZÓN DE MARÍA
Hemos meditado ayer en la fiesta del Sacratísimo Corazón de Jesús, como nuestro Señor tiene sus sentimientos por nosotros, sentimientos de misericordia.
El Señor, que nos dice que tomemos ese yugo que pesa, pero que si ese yugo es de Jesucristo es ligero, que es un yugo de amor . Y Él lo ha tomado, tomando esa Cruz. Pues María también se asocia a eso. Por eso hoy recordamos a nuestra Madre bajo esta advocación del Sacratísimo Corazón de María.
Y, ¿Cómo es el Corazón de María? El corazón de una madre. Una madre que no se cansa de esperar. Y así está María, así estás tú, Madre mía, en la Cruz. ¿Esperando qué cosa? Esperando la salvación de la humanidad, esa salvación que sólo puede venir de Jesucristo, el Mesías.
Y que se lo ha dicho el Ángel: es el Mesías, el Mesías tan esperado. Y esto nos ayuda muchísimo, el ejemplo de nuestra Madre: de esperar en Dios. Es que nosotros muchas veces podemos poner nuestras esperanzas en las cosas, en las cosas terrenas…
UPLOAD
Estoy viendo una serie -sobre todo las veo-, para enterarme un poquito sobre lo que se está trabajando en el mundo del cine. La serie es de PrimeVideo y se llama “Upload” porque me llamó la atención la temática de la historia.
Básicamente trata de que en un futuro no tan lejano, en el año dos mil treinta y tres, se ha descubierto el modo a través del cual las personas pueden descargar su memoria, y en todo caso, el alma, upload de una nube, así como como Onedrive, iCloud, así logran descargar toda su conciencia. Así sus recuerdos están allí en esa nube y luego se les crea una realidad alternativa, diríamos un Cielo virtual.
Es decir, las personas que a lo mejor tienen un accidente deciden, si morir de modo natural o simplemente decir no a todos sus recuerdos y los suben a la nube. Es querer estar en ese mundo que se llama Lakeview.
Y entonces los motivos por lo cual esta gente decide ir a esa realidad de realidad virtual, a este cielo virtual, es por dos motivos. Uno, porque esperan de que en un futuro se pueda curar ese cuerpo, descargarlo de nuevo -en ese cuerpo mejorado-, en un cuerpo hecho bien. Y además, porque de este modo, en esa realidad virtual, siguen aparentemente gozando de ese bienestar material que ya tenían en la Tierra, además que cuesta muchísimo (hay que pagar, así como uno paga un servicio de la nube)…
CON APEGO A ESTA VIDA
Todavía no la he terminado. No te voy a hacer ningún spoiler, pero me ha llevado a pensar que, a veces podemos estar muy apegados a las cosas de la Tierra. Por supuesto, tenemos que aprovecharlas, trabajarlas, identificarlas y llevarlas a Dios, llevar todas las cosas a Dios.
Y al mismo tiempo nos podemos apegar al dinero, al poder, a tener más únicamente estar, tener satisfechas una serie de necesidades y lo podemos encontrar a nuestro alrededor.
No podemos olvidar que este mundo pasa, o sobre todo que, viviendo en este mundo podemos ser felices si nos atrevemos a seguir ese camino que María siguió… y es el camino de la Cruz, que no significa que andemos llorando por todos los rincones de la casa, no… Significa que estemos dispuestos a amar.
SER FELICES
Dios le pide a María que esté dispuesta a ser la Madre de Dios, y ser la Madre de Dios también implica estar dispuesta a entregar a ese Hijo para que muera en la Cruz, y María lo hace. Por eso la vemos serena y con esperanza. Tiene esperanza, tiene fe. Y si tiene fe y esperanza es porque se encuentran alimentadas por ese amor, ese amor a Dios y ese amor por toda la humanidad.
A partir de ese momento, cuando Tú, Señor, le dices: «—Ahí tienes a tu Hijo», recibimos a María como madre.
Pues, en este mundo en el que vivimos, en el que trabajamos, en el que estudiamos cada día, -ahora tal vez de manera virtual-, en otros países que ya empezamos poco a poco, retomar las actividades y a salir más o menos, pues allí tenemos que buscar a Jesucristo. Allí tenemos que amar y empezar a ser felices.
Ser felices desde ahora, no esperar, vamos a aguantar todo esto hasta que llegue el Cielo. Es aquí y ahora donde tenemos que empezar y aprender a ser felices para ser felices luego en el Cielo, con la Trinidad Beatífica, con nuestra Madre Santa María.