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P. Federico

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ES CUESTIÓN DE AMIGOS

Como san Basilio y san Gregorio te animo a recorrer este año avanzando en el camino de la santidad, que es casi lo mismo que decir avanzando en el camino de la amistad. No por nada los kikuyu tienen aquel proverbio que dice: “Cuando en lo alto de la montaña hay un amigo, resulta más fácil subir”.

AMISTAD Y SANTIDAD

Bueno, aquí estamos. Apenas comienza el año y ya hablamos de santidad, la Iglesia nos habla de santidad, y la vemos.

En este caso, hoy, hoy día, se trata de dos grandes santos: san Basilio el Grande y san Gregorio Nacianceno que, aparte de ser Padres de la Iglesia (o sea, grandes santos de los primeros siglos) eran muy amigos entre ellos.

La santidad y la amistad no están peleadas, al contrario, se ayudan mutuamente. Los santos son hombres que han sabido querer y que se han dejado querer. Han sido amigueros, podríamos decir…

En el Evangelio de hoy a Juan el Bautista le preguntan unos enviados de los fariseos:

¿Tú quién eres? (…) ¿Quién eres, para que demos una respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?

No es una pregunta cualquiera… Si te preguntan a ti, ahora mismo quién eres ¿qué responderías? O si le preguntaran a la gente que te rodea ¿cómo responderían?, ¿cómo te describirían a ti?

Ojalá que pudieran responder “Es un hombre (una mujer) que sabe querer. Es un buen amigo (una buena amiga)”. Porque los santos han sido gente que sabía querer: querían a Dios con todo el corazón y también a los demás.

Tenían amistad con Dios y con los hombres. Con el mismo corazón te querían a Ti, Señor, y a sus amigos.

Así nos quiere el Señor a ti y a mí: muy santos. Yo te propongo, este año, recorrerlo acompañado de amigos, de buenas amistades… También abierto a hacer más amigos o a fortalecer las amistades que ya tienes; avanzando en el camino de la santidad y avanzando en el camino de la amistad.

CUESTIÓN DE AMIGOS

Yo creo (san Basilio y san Gregorio lo confirman) que la santidad es cuestión de amigos; de cheros, de cuates, de panas, de parces o como le digan en tu país…

Los amigos sacan lo mejor de sus amigos; y, ¿cómo no?, la santidad está incluida en lo mejor.

Mira que san Gregorio le llama en una homilía: “Mi gran amigo Basilio”. Es más, dice: “Éramos el uno para el otro todo lo compañeros y amigos que nos era posible ser.

A lo que agrega aquella descripción que se hizo famosa: “Parecía que teníamos una misma alma que sustentaba dos cuerpos”. ¡Imagina qué tanta amistad tenían que podía decir esto! Pero, claro, era una muy buena amistad.

Gregorio afirma: “una sola tarea y afán había para ambos, y era la virtud (…) así tratábamos de dirigir nuestra vida y todas nuestras acciones, dóciles a la dirección del mandato divino, acuciándonos mutuamente en el empeño por la virtud” (Gregorio Nacianceno, Sermón 43, en alabanza de Basilio Magno).

ES CUESTIÓN DE AMIGOS

AMIGO Y MAESTRO DE SANTOS

Da gusto ver cómo los santos se han ayudado unos a otros a través de la amistad. Es común encontrar ese rasgo en sus vidas. No creas que esto es algo solo entre Basilio y Gregorio.

Hace poco leía que, en Montilla, Córdoba, España, se conserva la casa pobre de san Juan de Ávila, “Con un patio central, cuyos muros son testigo de la vida y la muerte de aquel santo sacerdote

Pues resulta que las paredes de la casa están decoradas con retratos de santa Teresa, san Ignacio de Loyola, san Francisco de Borja, san Juan de Dios y un largo etcétera. Porque todos ellos se beneficiaron de su consejo: por eso se le ha llamado «amigo y maestro de santos». 

La amistad es vehículo para la santidad porque la santidad es contagiosa; ¡cuánto ayuda rodearse de gente buena, que tire de nosotros para arriba! Con su ejemplo y también con su corrección.

La verdadera amistad es mucho más que pasárselo bien o compartir unos objetivos, para un cristiano debe ser camino hacia el cielo. ¿Rezo por mis amigos? ¿Qué cosas suelo pedirle a Dios para ellos? Muchas veces nos falta una visión sobrenatural de nuestras amistades” (Mayo 2018, con Él, Fernando del Moral).

Pero, claro, para esto hay que fomentar primero nuestra amistad con Cristo… Para que pueda actuar a través de mi. Para que se cumpla en mí algo así como aquello que se dice: dime con quién andas y te diré quién eres…

Todos hemos tenido la experiencia de cómo las buenas relaciones de amistad nos han cambiado; tal vez no seríamos los mismos si no hubiésemos encontrado esas relaciones en nuestra vida. 

También ser amigos de Dios transforma nuestro modo de ser amigos de quienes nos rodean. Así, como Cristo, podremos lavar los pies de todos, sentarnos a la mesa de quien nos podría traicionar, ofrecer nuestro cariño a quien no nos comprende, o incluso no acepta nuestra amistad

La misión de un cristiano en medio del mundo es precisamente abrirse en abanico a todos, porque Dios sigue infundiendo su aliento al polvo del que estamos hechos y actúa en esas relaciones enviándonos su luz” (Os he llamado amigos, Andrés Cárdenas Matute).

LA AMISTAD, UN TESORO

¡Esto es un tesoro! ¡Un cristiano es un tesoro en el mundo! ¡La amistad de un cristiano es un tesoro!

Pero, ojo, el Papa Francisco nos advierte: “Lo que no se puede comprar, como el amor, el afecto, la amistad y la estima, hay que cultivarlo con cuidado, hay que mantenerlo con extrema atención y hay que entrenar el corazón para que no se marchite.

Hay que regarlo con el corazón. El riesgo de estos bienes de Dios no es el robo o quedarse con la batería descargada: el verdadero riesgo es dejar que se marchiten por culpa de nuestra falta de cuidados” (Dios es joven, Francisco, Una conversación con Thomas Leoncini).

Cuidar la amistad con Jesús, porque es a Jesús a quien quiero dar… Y tenerlo a Él me llevará a cuidar la amistad con los demás.

Nadie da lo que no tiene. Quien pretenda llevar a otros a Jesucristo debe tenerlo muy dentro de sí, y debe contar con que su tarea es eminentemente espiritual… Es espiritual y es palpable.

Me causó gracia aquella señora que estaba internada, y a la que dejaron de ir a visitar sus familiares, pero le mandaron a decir que rezaban por ella.

Entonces ella comentó: —Yo no soy alma del purgatorio. Como diciendo: —No solo vivo de que recen por mí, sino que necesito que me vengan a ver, tengo necesidad de palpar el cariño…

ES CUESTIÓN DE AMIGOS

¿TÚ QUIÉN ERES?

Pues igual con los amigos: rezar, pero también estar, ayudar, apoyar, acompañar en lo que se pueda…

Como dice un proverbio de una tribu africana en Kenia, los kikuyu: «Cuando en lo alto de la montaña hay un amigo, resulta más fácil subir”.

¡Qué sabiduría la de los kikuyu! Los amigos (los buenos amigos, porque malos amigos no son amigos de verdad) son absolutamente necesarios para alcanzar la felicidad en esta vida. Nos animan a llegar a la cumbre.

Pues este año, a ti y a mí, nos espera la cumbre de la santidad. Dios nos pide ser santos, este año y siempre, hoy mismo, entre quienes nos rodean.

¿Tú quién eres? (…) ¿Qué dices de ti mismo?

O, formulémoslo de otra manera: ¿Tú quién eres? ¿Qué dicen de ti los que te rodean? (…)

Ojalá que puedan decir: es una gran persona, un gran amigo.

Nuestra Madre, como buena madre, quiere a los amigos de su Hijo. Está claro que cuanto más cerca estemos de Jesús, más estaremos presentes en el corazón de Santa María.

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Citas Utilizadas

1 Jn 2, 22-28

Sal 97

Jn 1, 19-28

Reflexiones

Señor que uno de mis propósitos de este año sea ser un verdadero amigo, que en mi te vean a Ti.

Que mi corazón pueda recibirte y saber darse a los demás.

Predicado por:

P. Federico

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