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P. Santago

6 min

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CORRECCIÓN FRATERNA

En el evangelio de hoy Jesús reprende a Corozaín y Betsaida. Seguramente por esa corrección fraterna en muchos se despertó un deseo más férreo por la santidad. La corrección fraterna busca ayudar a los demás a crecer espiritualmente, corregir errores y restaurar la relación con Dios y con los demás.

En el Evangelio de hoy escuchamos un reproche de Jesús, una réplica. Una queja si cabe, Señor. Nos lo cuenta san Mateo en el capítulo XI de su evangelio.

«En aquel tiempo se puso Jesús a recriminar a las ciudades donde había hecho la mayor parte de sus milagros porque no se habían convertido:

—¡Ay de ti, Corozaín! Ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido cubiertas de sayal y ceniza.

Pues os digo, que el día del juicio les será más llevadero a Tiro y Sidón que a vosotras». 

EL COMPORTAMIENTO MORAL

Estuve buscando los milagros que hizo Jesús en Betsaida y en Corozaín, que quedaban muy cerquita de Cafarnaún. Todo estaba ahí muy cerca, y Jesús realizó allí el milagro de la multiplicación de los panes y de los peces, cinco mil hombres sin contar mujeres y niños.

También Jesús caminó allí sobre el agua y devolvió la vista a un ciego. Hizo muchos milagros.

“Señor, hiciste muchos milagros allí y por eso pues, te quedas un poquito como desconcertado”. El comportamiento moral debería ser diferente.

Y ahora que estamos haciendo oración, podríamos pensar: “Señor, ¿alguna vez he recibido una corrección fraterna?” Porque ese es el tema de la meditación de hoy. Ese es el tema de este rato de oración, corrección fraterna.

A mí alguna persona me ha dicho: —Oye, cambia. —Oye, ésto no está del todo bien. —Oye, te hago esta sugerencia… Es importante.

¿Qué tal que Jesús, pues, no hubiera comentado nada acerca de lo que le llamaba la atención de Betsaida y de Corozaín, y simplemente se hubiera quedado calladito?

Eso no es cristiano… Eso no es un comportamiento cristiano…

¿QUÉ ES LA CORRECCIÓN FRATERNA?

Cuando nosotros nos damos cuenta, por ejemplo, de los defectos de los demás o de cosas que hay que corregir en los demás, podemos tener siempre cuatro comportamientos.

Uno, hacernos los locos y no ver los defectos de los demás.

El segundo es verlos, pero no complicarse.

El tercero es verlos pero emitir  juicios internos, una crítica interna. Desfogar todo en la crítica, e incluso con otras personas.

Y el cuarto modo para vivir la corrección fraterna, la caridad cristiana, es ver los defectos de los demás y corregirlos a través de la corrección fraterna.

Esto es un medio del que se sirve Dios para obrar la santidad. Esa es la corrección fraterna.

En el cristianismo, la corrección fraterna es un acto de amor. Es una ayuda mutua en el camino de la santidad de los demás.

Por eso una corrección fraterna es una advertencia que un cristiano dirige al prójimo, para ayudarle a crecer en sus virtudes, para acercarlo a Dios. Por eso para nosotros los cristianos es una necesidad. Y ser auténticamente cristiana si nace de la caridad, que es el amor de Cristo.

CORRECCIÓN FRATERNA

HUMILDAD Y CARIDAD

Es verdad, que no es fácil hacerla, da un poquito de pena, un poquito de molestar a los demás. Se necesita mucha humildad para hacer la corrección fraterna y mucha humildad para recibirla. No se sabe quien necesita más humildad…
Y siempre tiene que hacerse con delicadeza, prudencia, humildad. Y una cosa muy importante: hay que hablar primero con Jesús. Hay que hablar primero con el Señor en la oración, hay que hablar primero con Él y contársela a Él….

Decirle: “Señor, mira, en este ratito de oración pienso que podría hacerle esta corrección fraterna a esta persona, a este amigo, a esta amiga, a esta persona que yo veo que lucha también por la santidad y esto le serviría para avanzar… “

Y estaba acordándome aquí un poquito de alguna corrección fraterna que me hayan hecho a mí, (que me han hecho varias y me han servido mucho, la verdad).

Me acuerdo una, cuando se ve que alguna vez llegaba yo al oratorio y me sentaba, y no saludaba a Jesús presente en el Sagrario con una genuflexión, poniéndome un instante de rodillas. Y esa corrección fraterna me ha servido para toda la vida.

Siempre que entro en un oratorio procuro hacer una genuflexión, ponerme de rodillas, mirar al Sagrario.

CON DELICADEZA Y CARIÑO

Pero me acuerdo de una que hice hace ya muchos años. Yo estaba haciendo mi curso de retiro espiritual, y la persona que dirigía el curso me pidió: —¿Oye, tú le podrías hacer una corrección fraterna al padre Eugenio? (Ese sacerdote ya está en el Cielo, un hombre muy bueno, santo, piadoso y muy humilde).

Pues le hice una corrección fraterna al padre Eugenio Fenoy, de origen español que vino a Colombia muy joven y estuvo aquí toda la vida. Aquí se gastó, aquí se exprimió como un limón y aquí murió bendito Dios…

Y pues, la persona que dirigía el retiro me dijo: —Oye, mira, es que el padre Eugenio ya está mayorcito, tiene un problema en los ojos, no ve muy bien y está subiendo al coro del oratorio, y mejor sugiérele que no suba al coro.

Entonces, tomé aire, lo recé, me encomendé y se lo comenté después del desayuno del segundo día.

Y dije: —Padre Eugenio, lo voy a regañar con mucho cariño. Le dije así para meterme un poquito con él y romper el hielo.

Le dije: —Ayer lo vi bajando las escaleras. Padre, ¡prohibido caerse, prohibido caerse! Entonces yo le sugiero que no suba, quédese abajo y coja el ascensor, pero no suba escaleras porque lo queremos mucho y lo queremos cuidar mucho.

Me dijo que él había subido al coro del oratorio para rezar allí el Viacrucis y no incomodar a nadie rezando, moviéndose de un lado para otro, de una estación a otra.

Y le dije: —No, no, no, padre, tranquilo, prohibido caerse. Pues al día siguiente comprobé que después de la segunda meditación del día, comenzó a rezar el Viacrucis en la parte de abajo del oratorio.

Después, en la hora del almuerzo, me dijo: —Te hice caso, te hice caso… Bueno, también a mi me sirvió mucho. ¿Qué es eso? Reconocer el cariño, ser humilde y dócil.

GANAR UN HERMANO

¿Cuándo hacerla? Pues cuando somos, por ejemplo, más amigos de una persona y alguien nos dice: —Oye, ¿por qué no le cuentas a este amigo tú que eres más amigo de esta persona… ¿Por qué no le haces una corrección fraterna? ¿Por qué no lo no le sugieres?

Bueno, eso también es bueno, es algo muy cristiano y es algo para la santidad de los demás.

Estaba también revisando correcciones fraternas en el Evangelio y en Mateo, Jesús nos dice:

«—Si tu hermano peca contra ti, ve repréndelo a solas. Si te escucha, has ganado a tu hermano». 

En Tesalonicenses también se nos dice:

«También os rogamos hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles y que seáis pacientes para con todos». 

Una sugerencia para hacer una corrección fraterna es que la debemos hacer siempre con sentido sobrenatural, con delicadeza humana, siempre en la presencia de Dios, no por juzgar.

Muchas veces y no siempre haremos una corrección fraterna de cosas externas, no de juicios internos, no de una conducta interna, porque eso solamente lo juzga el Señor.

Si algo nos llama la atención, lo hablamos con el Señor en la oración, se lo contamos al Señor y ya en la oración miraremos si es oportuno o no hacer una corrección fraterna.

Bueno, qué maravilla poder vivir esta costumbre cristiana.

CORRECCIÓN FRATERNA

HACIA LA SANTIDAD

Recuerdo al Papa Benedicto XVI en el mensaje de Cuaresma del 2012 que nos dijo:

“En nuestro mundo impregnado de individualismo, es necesario que se redescubra la importancia de la corrección fraterna para caminar juntos hacia la santidad”. 

Ese es el objetivo. Eso es lo que queremos y eso es lo que te pedimos, Señor, a nosotros, que hacemos este retiro de oración, que nos inspires, que nos ayudes, que nos sugieras a ser corrección fraterna para buscar también la santidad de los demás.

Ponemos esto en manos de nuestra Madre Santa María.


Citas Utilizadas

Ex 2,1-15

Sal 68

Mt 11, 20-24

Reflexiones

Señor, ayudame a tener un alma delicada, que pueda decir las cosas sin lastimar a los demás y que ayude a acercar a los demás a su santidad.

Predicado por:

P. Santago

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