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P. Santiago

8 min

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CUARTA APARICIÓN DE FÁTIMA

La cuarta aparición de la Virgen de Fátima fue el 19 de agosto de 1917. En ella, nuestra Señora les dijo: “Rezad, rezad mucho, y haced sacrificios por los pecadores, pues van muchas almas al infierno, por no tener quién se sacrifique y pida por ellas”.

Hoy es sábado, mes de agosto. Señor, hay una coincidencia muy grande por la cual te doy muchas gracias, porque nos vas a permitir hacer un ratico de oración muy sentido. ¿Por qué? Porque el Evangelio de hoy habla de niños y justo hoy es el día en el que recordamos la cuarta aparición de la Virgen de Fátima a los tres pastorcitos.

Todo cuadra. Dos veces en el Evangelio de la vida pública aparece Jesús bendiciendo a los niños y los presenta a sus discípulos como un ejemplo. Una de esas fue en Galilea en Cafarnaúm y la otra fue en Judea probablemente cerca de Jericó cuando se disponía a subir a Jerusalén.

El relato de este último momento en el que Jesús presenta a los niños, lo leemos hoy en el Evangelio de la misa. Le presentaron unos niños, refiere san Mateo. ¿Y quienes llevan a los niños? Pues evidente, sus madres, las abuelas o sus hermanas.

Entraron en la casa donde estabas Tú, Jesús, predicando. Había mucha gente y las mamás dijeron: “nuestros hijos se tienen que poner a los pies de Jesús” Como cuando en las iglesias se ponen los niños en las escaleras. Yo me acuerdo cuando era niño me llevaban a la Catedral de Caldas, Antioquia y eso estaba repleto de gente y los niños teníamos puesto privilegiado en las escaleras casi al pie del altar.

LOS TRES PASTORCITOS

Estas mamás fueron empujando a sus niños y los pusieron delante de Jesús, y por eso se entiende que los apóstoles los riñeron un poco porque estaban distrayendo a la gente y estaban distrayendo a Jesús, por lo menos eso pensaban. Y no, Jesús les dice: “No, que vengan para acá”.

Claro que sí, porque quiere imponerle las manos a los niños. Quiere que estén cerca de Él, los quiere bendecir. Después les va a decir:

“Dejad que los niños se acerquen a mí. No se lo impidáis, porque de estos es el Reino de los cielos”

(Mt 19, 13-15).

Jesús y aquí es cuando uno esta historia del Evangelio con la Virgen de Fátima y con los tres pastorcitos. Resulta que los tres pastorcitos estaban en su aldea, Aljustrel,  iban a la Cova de Iría el 13 de agosto como se los había dicho  la Virgen: que cada 13 fueran a la Cova de iría. Era el mes de agosto, era la cuarta aparición.

Imagínate la ilusión con la que iban estos niños a encontrarse por cuarta vez con su Madre del cielo, a ver a la Virgen María, hablar con Ella, escucharla.  Se dirigen a la Cova de Iría. Pero qué pasa, curiosamente la Virgen no se aparece el 13 de agosto. Hay que conocer la historia y saber el por qué. No sabemos si la Virgen se presentó en la Cova de Iría, no lo sabemos. Eso por lo menos yo no lo sé tendría que mirar bien qué dice la tradición y qué dice la historia.
Fátima

ERAN NIÑOS ESPECIALES

Pero ¿por qué no se apareció el 13? Por qué a los niños los raptaron, se los llevaron a la cárcel. El alcalde los tomó presos para obligarlos a revelar los secretos de la Virgen y los llevó a la cárcel a unos niños de 10, 8 y 7 años ¡no puede ser, no puede ser!

Yo me meto en la escena Jesús, y lo siento, pero yo hubiese huido. No llegar a la cita que me puso mi Madre del cielo ¡no, no, ni riesgo! Yo, como se dice popularmente, me hubiera hecho matar. Pero bueno, por eso Señor escogiste a estos tres pastorcitos porque ellos aceptan, con el corazón alegre incluso agradecido, todo lo que les ofrece la vida. Lo dulce y lo amargo incluso sabían que eso era permitido por Dios.

Tú Señor, eres infinitamente sabio porque nos quieres mucho y sabes qué necesitamos en cada momento. Bueno, no digo que los niños necesitarán en ese momento una cárcel, pero estos niños son especiales. Son humildes, aceptan las contrariedades. Creo que es algo, Jesús, que te puedo pedir en este momento: aceptar las contrariedades, ser más niño en este sentido.

Los niños son una maravilla. Estos días que he estado yendo al colegio, (no había ido porque estaba en la JMJ en Lisboa) una niña me contaba que no terminan de adaptarse bien a sus nuevas compañeritas, se ve que en su curso llegaron dos o tres niñas nuevas. Y ella, así como es, niña, dice: no termino de adaptarme.

CUATRO DÍAS DESPUÉS

Uno pensaría que la que tiene que adaptarse es la niña nueva. En cambio esta niña dice: no, yo soy la que me tengo que adaptar. Así son los niños, así tenemos que ser todos Señor, así niños, niños. Tenemos que adaptarnos a todas las personas, a todas las situaciones, a las circunstancias y eso hacen los tres niños de Fátima.

Qué pasa, que  los toman presos. Cuenta la tradición que Jacinta, nada más llegar, que era la más pequeñita, pone en un clavito un Rosario y todo el mundo reza el Rosario. Todos los presos a rezar el Rosario. Cuentan también que los presos la cargaban y la  arrullaban para que se durmiera ¡qué belleza!. A los 3 días lo sueltan ¿por qué? porque la gente nota que los niños no están. Entonces fueron, investigaron y se dieron cuenta que los tenían presos en una cárcel. Entonces forman un alboroto y los tienen que liberar. No sé si fue así pero así me lo quiero imaginar yo. Me imagino que corrieron a toda velocidad a la Cova de Iría para ver si allí los estaba esperando la Virgen.

Qué pasa, que la Virgen no se les apareció ese día, 3 días después; 14, 15,16, el 16 no se les apareció. Pero sí 4 días después. El 19 de agosto fue la cuarta aparición de Nuestra Señora. Así te dicen, Madre mía, todos en Portugal y todos en Fátima. Escuché muy poquitas veces que dijeran: Virgen María o la Virgen; Nuestra Señora, allí todo el mundo se refiere a ti como Nuestra Señora, muy bonito.
Fátima, Valinhos

VALINHOS

Ese domingo, 19 de agosto, Nuestra Señora se apareció en Valinhos, que no era en la Cova de Iría. La Virgen se apareció seis veces en Fátima, la cuarta vez se apareció fuera de la Cova de Iría; fue la única aparición que no fue allí en donde está actualmente la Capelinha, la Capilla de las apariciones (yo estuve en Valinhos, donde se apareció la Virgen por cuarta vez,  incluso voy a dejar en el Instagram de 10 minutos con Jesús ese momento, ese video en el que te voy a contar y te voy a mostrar ese lugar).

Allí se apareció la Virgen, en los Valinhos, en medio de olivos, el terreno es muy seco ( yo estuve ahora en verano y es muy seco, hay mucho calor), cuatro de la tarde y en esta cuarta aparición Nuestra Señora dejó este impresionante llamamiento:

“Rezad, rezad mucho y haced sacrificios por los pecadores, pues van muchas almas al infierno por no tener quién se sacrifique y pida por ellas”.

Jesús y aquí debería terminar este rato porque aquí podemos ya hacer un propósito concreto: rezad, rezad mucho y haced sacrificios por los pecadores, pues van muchas almas al infierno por no tener quién se sacrifique y pida por ellas.

Viendo la vida de los pastorcitos, esto ya lo sabían hacer ¿por qué? Porque el Ángel se les había aparecido un año antes, en la primavera de 1916, esto fue en 1917. El Ángel les había dicho: (el Ángel les enseñó a rezar)

“Dios mío, yo creo, espero y os amo. Os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman” 

Eso lo repitió tres veces y les dijo:

“Orar así a los corazones de Jesús y de María, que ellos están atentos a vuestras súplicas”.

ENSÉÑANOS A REZAR

¡Qué maravilla! Señor, enséñanos a rezar. Estos niños tuvieron mucha suerte porque les enseñó a rezar un Ángel y un año después la Virgen. La Virgen tuvo que enseñarle a rezar a Francisco. Francisco, el niño de entre los tres pastorcitos tenía 8 añitos;  se cuenta que muchas veces rezaba el rosario: “ave maría, santa maría, ave maría, santa maría”, la Virgen no lo regañó, no le pega un coscorrones, le tuvo paciencia y les dijo a los niños que rezaran bien el Rosario.

Qué buen detalle de Madre tuvo la Virgen en este momento. Los niños no le cumplieron la cita el día 13, pero no importa. Ella espera el momento más oportuno y el 19, unos días después del día previsto, ahí en los Valinhos se les aparece y los consuela.

De los tres niños, ahorita que estuve en Fátima  (es la primera vez que he estado) estuve leyendo mucho sobre los niños y me impresionó mucho la vida de Francisco. Porque Francisco estuvo tocado por una sensibilidad especial. Francisco no escuchaba a la Virgen, no hablaba con la Virgen, solo la veía. Eso según el testimonio de los mismos niños.

Por eso, aparentemente, Francisco no escuchó lo que la Virgen dijo en las primeras apariciones. Por lo que no se enteró inmediatamente, por ejemplo de que pronto lo llevaría al cielo; Francisco se fue al cielo el año siguiente, murió de fiebre, una gripe, la gripe española. Que misterio, qué de los tres pastorcitos, la Virgen se los haya querido llevar a dos de ellos al año siguiente, enfermitos, Jacinta y Francisco.
Fátima

FÁTIMA, UN REGALO DEL CIELO

Ahí en esa aldea están las casitas donde vivían, se ven las camas donde ellos dormían, donde ellos nacieron, las casas. Bueno, aquello es impresionante, es una maravilla estar en Fátima. Es un regalo del cielo poder estar ahí en Fátima.

Por lo tanto, no se sabe exactamente cómo describió Francisco su experiencia al ver a la Virgen. Dicen que fue el más contemplativo de los tres;  se destacó por su amor a la Eucaristía y su deseo de consolar a Jesús por los pecadores de la humanidad, por los pecados de la humanidad y por los pecadores de este mundo.

Estos días he estado investigando, leyendo, viendo, escuchando historias sobre los tres pastorcitos y realmente Francisco me ha llamado mucho la atención. Jesús (qué pena, me pasé del tiempo, lo siento, pido disculpas)  miro a la Virgen con mucho cariño, a la Virgen de Fátima hoy que celebramos su cuarta aparición en el mes de agosto.

Vamos a terminar con ese propósito: “Rezad, rezad mucho y haced sacrificios por los pecadores, pues van muchas almas al infierno por no tener quién se sacrifique y pida por ellas”. Así como los pastorcitos, nosotros también aceptamos esa invitación de la Virgen y rezamos mucho por los pecadores.


Citas Utilizadas

Js 24, 14-29

Sal 15

Mt 19, 13-15

Reflexiones

«Rezard, rezad mucho y haced sacrificios por los pecadores, pues van muchas almas al infierno por no tener quién se sacrifique y pida por ellas».

Predicado por:

P. Santiago

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