FIESTA DEL PADRE PÍO
Hace unos días me llegó un audio que me compartió un amigo que es devoto del Padre Pío y justo hoy celebramos su fiesta, así que aproveché ese podcast que está muy bueno. Lo voy a dejar ahí disponible y si solo te llega el audio de este rato de oración, de Hablar con Jesús, lo puedes buscar en unos podcasts que se llaman Ni plata ni oro que hacen en de la Iglesia del Pilar y se llama “Fray Carlos María Laborde – Padre Pío de Pietrelcina”.
(https://open.spotify.com/episode/6I4UxXRIylfTNlUTLhkP80?si=sp5FvxwFRJWAZRovKWDbIA).
Es una entrevista muy linda a un fraile uruguayo que vivió muchos años en San Giovanni Rotondo –donde está el cuerpo del Padre Pío– y ahora está en Pietrelcina donde él nació.
Hoy en su fiesta, si uno escucha esa entrevista te da ganas de pedirle muchas cosas al Padre Pío y también de imitarlo, porque es un gran santo que tuvo muchísimos carismas.
Al poco de ser ordenado sacerdote le salieron estos estigmas que lo unían a la Pasión de Jesús; tenía también el discernimiento de las almas, de aquellos que se acercaban a confesarse con él; tuvo el don de la bilocación, de estar en distintos lugares donde actuó, aunque su cuerpo seguía ahí en Italia en San Giovanni Rotondo;
LOS DONES DEL PADRE PÍO
tenía una cierta conexión con el más allá –almas del purgatorio que le pedían que rezara por ellos o que se manifestaban que ya estaban en el cielo.
Muchos dones extraordinarios y, decía fray Carlos en la entrevista, orientados a su misión, a que él pudiera cumplir esa misión que era colaborar, Señor, con tu redención, con tu obra redentora, con la salvación de las almas, con la conversión de los pecadores, con que las personas se acerquen a Dios.
Este hombre comentaba que la vida del Padre Pío –en realidad citaba unas palabras de san Juan Pablo II– había girado en torno al altar y al confesionario, que ahí es desde donde había podido servir a la Iglesia, hacerse santo, ayudar a tantas almas, hacer su gran obra.
Desde el ejercicio de su ministerio en la Santa Misa, que vivía el Padre Pío con una especial intensidad, porque por algunos de esos dones que Vos, Señor, le concediste, podía sufrir tu Pasión al celebrar la Santa Misa.
CONVERSIÓN
Parece que mucha gente quería, aunque solo fuera por curiosidad de presenciar esa misa y muchos, aunque hubieran ido con ese motivo, salían convertidos.
¿Qué es lo que había de especial en la misa del Padre Pío?
Era la misa, lo mismo que creemos que sucede allí, que Vos, Señor, te entregas por nosotros, que esa es la ofrenda agradable al Padre, que es el lugar donde podemos, máximamente darle gloria a Dios, alabarlo, llevarle nuestra vida y recibir sus gracias y su bendición.
Lagente se convertía, a veces hacían viajes para participar en esta misa del Padre Pío, y la razón era esa: que él tenía esta unión a través del dolor físico con tu Pasión, Señor, la coronación de espinas, la transpiración, la cruz cargando su hombro derecho, las llagas, los clavos...
También en torno al confesionario donde el Padre Pío toda su vida, siempre que se lo permitió la salud, pasaba horas.
Miles de personas que se reconciliaban con Él y las que recibieron orientación a través de esa misión pastoral de confesar, de dirigir almas, de acompañar espiritualmente.
LA MISIÓN DEL PADRE PÍO
Tenía ese don también que le permitía conocer el estado de las conciencias, conocer las cosas que había hecho la persona que tenía delante.
Eso lo llevaba a veces a ser muy paternal y cariñoso con alguien que venía muy arrepentido, que quizá había cometido alguna ofensa grave a Dios, y lo ayudaba a reconciliarse, a no caer en la desesperación; a veces a ser duro con personas que iban con superficialidad y con poco arrepentimiento, al punto que en ocasiones le decía:
“No te doy la absolución. Vuelve dentro de 15 días”.
Él entonces lo que hacía era rezar mucho por esa persona y ofrecer sus sufrimientos para que pudiera acercarse bien preparado a la confesión para recibir toda la gracia.
Según comentaba fray Carlos María, esos carismas y esos dones estaban al servicio de su misión y la gran cosa del Padre Pío había sido cómo vivió su ministerio sacerdotal celebrando la misa, la confesión, administrando ese sacramento y que había hecho desde ahí tanto bien.
ACERCARNOS A LOS SACRAMENTOS CON FRECUENCIA Y AMOR
Yo, si le pidiera hoy algo al Padre Pío, pensando también en el Evangelio de este día donde Jesús nos dice:
“No hay nada oculto, que no llegue a descubrirse, nada secreto que no llegue a saberse y hacerse público”.(Lc 8, 17).
Me gustaría, Señor, eso que permanece oculto que es la acción de tu gracia, que se me manifieste a mí también, en particular cuando celebro –quizá cuando participás de la Santa Misa– o cuando yo acudo a la confesión y recibo la gracia, el perdón de mis pecados.
Si por ahí no tenemos quizá ese carisma, esos dones como el Padre Pío, para unirnos a tu Pasión, Señor, físicamente con las llagas, con los dolores, con los latigazos, las espinas o verte actuar –tu misericordia– se lo podemos pedir a él hoy, ya que a veces nos puede costar conectar en la santa misa, darnos cuenta de la importancia de acudir al sacramento de la misericordia, reconciliarnos con Dios, cuando nuestra alma lo necesite.
PEDIR AL PADRE PÍO
Ojalá nos ayude a este santo a aprovechar muchísimo esos medios en los que Vos, Jesús, querés actuar en este mundo, en nuestra alma, en nuestra vida. Y que lo que no vemos, que lo que nos parece tan normal, común, siempre igual, sea realmente algo muy relevante y lo vivamos con esa intensidad.
Que nos convierta, incluso que pudiera convertir a otros, como le pasaba al Padre Pío – se convertían otros en el altar, en el confesionario donde él ejercía su ministerio.
Vamos a pedírselo a este santo, que hoy, seguro, por ser su día, nos concederá más gracias del cielo, o cada uno le podrá pedir lo que quiera.
Podemos también aprovechar ese podcast que te decía de Ni plata, ni oro de la Iglesia del Pilar por fray Carlos María Laborde del Padre Pío de Pietrelcina, y recibir las gracias que Dios nos quiera conceder a través de este santo que sigue tan activo en el cielo.
Lo pedimos también a nuestra Madre que vivamos con conciencia estos dones que su Hijo nos regala, que podamos ver de alguna manera eso que a los ojos humanos no se ve.
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