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P. Federico

7 min

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NO HAY TRAMPA

Responde a Dios con la misma moneda: sin medida, con generosidad.

Cuenta el Evangelio de hoy que Pedro se acercó a Jesús y le preguntó:

«“Si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?” Jesús le contestó: “No sólo hasta siete, sino hasta setenta veces siete”»

(Mt 18, 21-22).

Jesús “no dejas de sorprendernos y seguro que tampoco dejas de sorprender a Pedro que piensa que pone el listón alto y se queda corto”; tal vez pensaba que con esa frase se pasaba de generoso, pero como Jesús es muy generoso, bueno tal vez él pensaba que le iba a decir: “¡Exacto Pedro qué bien me has entendido!” pero resulta que se ha quedado muy corto.

Ya hemos meditado acerca del perdón en otras meditaciones de 10 minutos con Jesús y pensaba que hoy podríamos fijarnos en otro detalle del Evangelio que es: la medida de Jesús, la medida de Dios. Y es que la medida de Dios es no tener medida, Dios se vuelca sobre estas pobres criaturas que somos tú y yo sin medida; es más, vivimos a la espera de una eternidad que sea eso.

San Josemaría, pensando en el Cielo, decía:

“¿Os imagináis qué será llegar allí y encontrarnos con Dios y ver aquella hermosura, aquel amor que se vuelca en nuestros corazones, que sacia sin saciar?

(San Josemaría, Instrucción, mayo-1935, 14-IX-18=950, nota 127).

Yo me pregunto muchas veces al día: ¿qué será cuando toda la belleza, toda la bondad, toda la maravilla infinita de Dios se vuelque en este pobre vaso de barro que soy yo, que somos todos nosotros? (…)”

(San Josemaría, notas tomadas de una reunión familiar, 22-X-1960). 

LA MEDIDA DE DIOS

Y yo pensaba, pues seguro que en ese momento nos vamos a dar cuenta de la medida de Dios, que es no tener medida, es dar en abundancia a borbotones y esto es lo que vemos en el Evangelio. “Jesús así te vemos, no sólo en el Evangelio de hoy, sino constantemente, es que vas dando sin medida, cuando das tu Vida por nosotros en la Cruz, ¡lo das todo!”

Dice san Juan que:

«(…) uno de los soldados le abrió el costado con la lanza. Y al instante brotó sangre y agua»

(Jn 19, 34).

Y no es que simplemente da su vida, que ya es mucho ¡es muchísimo!, sino que da hasta la última gota, o sea, se da sin medida. Y a los apóstoles, en algún momento también les recuerda:

«(…) “¿no se acuerdan de cuántos cestos de trozos recogieron cuando partí los cinco panes para cinco mil?” Y le responden: “doce” “Y ¿cuándo los siete panes para los cuatro mil? ¿Cuántas cestas llenas de trozos recogieron?” Le contestaron: “siete”. Y les decía: “¿no entienden todavía?”»

(Mc 8 , 18-21),

como haciéndoles ver que Él siempre da y que no hay que andar dudando y no hay que andar con preocupaciones. Él da y da sin medida, es la forma de actuar de Dios.

NO HAY TRAMPA

sin medida

Jesús cuando convierte el agua en vino en Caná no lo convierte en un vino cualquiera sino en el mejor vino; cuando cura un ciego le devuelve la vista perfecta y al leproso le deja la piel de niño, sensible, fina; hace que el cojo dé brincos de alegría, que al paralítico no sólo lo hace caminar, sino que lleva su camilla.     Setenta veces siete, da sin medida.

Y Dios, Jesús “Tú a mí también me pides que te dé y yo debería de pensar cómo te doy, porque cuando me pides que te dé, me lo pides para Tú poder darme a mí mucho. Se lo explicas a la samaritana junto al pozo de Sicar”:

«Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice: “Dame de beber”, tú le habrías pedido y él te habría dado agua viva»

(Jn 4, 10),

como diciendo: “Yo te pido poca cosa, pero si tú me la das, Yo te doy sin medida…

Sólo siendo consciente de esto, me parece a mí, se entiende perfectamente que aquella promesa no encierra ninguna trampa, cuando Jesús dice:

«Todo el que haya dejado casa, hermanos o hermanas, padre o madre o hijos o campos, por causa de mi nombre, recibirá el ciento por uno y heredará la vida eterna»

(Mt 19, 29).

No hay trampa, cuando yo le doy a Dios Él me da y me da muchísimo más.

PAPA FRANCISCO

Durante la Audiencia General del Miércoles Santo del año 2016, el Papa Francisco recordó una de las visiones de Juliana de Norwich y la comentó después. Juliana decía así:

Entonces nuestro buen Señor me preguntó: ¿estás contenta de que Yo haya sufrido por ti? Yo dije: sí buen Señor y te agradezco muchísimo, sí buen Señor que Tú seas bendito. Entonces Jesús nuestro buen Señor dice: si tú estás contenta también Yo lo estoy, el haber sufrido la Pasión por ti es para Mí una alegría, una felicidad, un gozo eterno y si pudiera sufrir más lo haría”.

Y comentaba el Papa:

“Este es nuestro Jesús que a cada uno de nosotros dice: ‘si pudiera sufrir más por ti lo haría’ ¡Qué bonitas son estas palabras, nos permiten entender de verdad el amor inmenso y sin límites que el Señor tiene por cada uno de nosotros, dejémonos envolver por esta misericordia que nos viene al encuentro!”. 

Esas fueron las palabras del Papa y nosotros tenemos que entender este amor inmenso sin límites que Dios nos tiene. Lo podemos ver hasta en la misma creación, porque crea el universo para nosotros, desde las galaxias que nos empeñamos por descubrir o comprender más, hasta los átomos y a mí me debería llevar a responder con la misma moneda, responderle a Dios con generosidad, no ser mezquino, no andar con cálculos, con cicaterías.

NOS DA SIN MEDIDA

sin medida

Como contaba aquella señora, que a su hijo le acababan de regalar un conejito y que a la hora de rezarle la oración a santa María del

“Oh Señora mía, oh Madre mía, yo me ofrezco enteramente a vos y en prueba de mi filial afecto os consagro en este día, mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón…”

y su hijo añadía: “menos mi conejito”, porque estaba apegado al conejito, no se lo quería dar. Y yo le tengo que dar todo a Dios, darle a Él. Si es que Él me da a mí sin medida, para Él no quiere nada en el sentido egoísta, si Él nace en un pesebre, Él mismo dice que:

«(…) el Hijo del Hombre no tiene dónde reclinar la cabeza»

(Mt 8 20).

En el Evangelio además se cuenta que:

«(…) eran muchos los que iban y venían y no les quedaba tiempo ni para comer»

(Mc 6, 31),

si es que Jesús no está buscando nada para Él en el sentido egoísta, pero sabe que si nosotros le damos, Él tiene la oportunidad de darnos sin medida y por eso le gusta que no tengamos medida con Él. A aquella mujer que había guardado el perfume de nardo puro en el frasco de alabastro, que se acerca a Jesús en la cena, rompe el frasco y el aroma del perfume llena la habitación, Jesús se lo agradece, no por egoísmo, sino porque aquella mujer ha aprendido a darle a Él. “Jesús que yo aprenda y en esta cuaresma te dé lo que me pidas, que te dé con generosidad”.

DARLO TODO

Hay un escritor hindú, que admiraba el cristianismo, que escribió algunos relatos y en uno describe de alguna manera lo que puede ser nuestra relación con Dios. Decía:

“Iba yo pidiendo de puerta en puerta por el camino de la aldea, cuando tu carro de oro, apareció a lo lejos como un sueño magnífico. Y yo me preguntaba maravillado, quién sería aquel rey de reyes. Mis esperanzas volaron hasta el cielo, y pensé que mis días malos se habían acabado. Y me quedé aguardando limosnas espontáneas, tesoros derramados por el polvo. 

La carroza se paró a mi lado. Me miraste y bajaste sonriendo. Sentí que la felicidad de la vida me había llegado al fin. Y de pronto, tú me tendiste tu diestra diciéndome: ¿Puedes darme alguna cosa? ¡Qué ocurrencia la de tu realeza pedirle a un mendigo! Yo estaba confuso y no sabía qué hacer. Luego saqué despacio de mi saco un granito de trigo y te lo di. Pero, qué sorpresa la mía cuando, al vaciar por la tarde mi saco en el suelo, encontré un granito de oro en la miseria del montón. ¡Qué amargamente lloré de no haber tenido corazón para darte todo!”

(Rabindranath Tagore).

Jesús, nosotros queremos darte lo que nos pidas y darte con generosidad porque Tú siempre nos das sin medida, que te respondamos como tu Madre que te dijo:

«He aquí la esclava del Señor» (Lc 1, 38);

es decir que ella sí que aprendió a darse sin medida.


Citas Utilizadas

Sr 2, 1-13

Sal 36

Mc 6, 31. 8, 18-21. 9, 30-37. 

Mt 8, 20. 18, 21-22. 19, 29

Jn 4, 10. 19, 34

Lc 1, 38

Papa Francisco, Audiencia General, Miércoles Santo, 2016.

San Josemaría, Instrucción, mayo-1935, 14-IX-18=950, nota 127

San Josemaría, notas tomadas de una reunión familiar, 22-X-1960

Reflexiones

Quitemos nuestra medida y demos todo siempre, porque Dios nos da sin medida.

Predicado por:

P. Federico

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