Hacía unas semanas que comenzábamos la cuaresma dijimos que era un tiempo propicio para que con la ayuda de la palabra de Dios y de los sacramentos renovemos nuestro camino de fe y redescubramos la alegría de vivir siguiendo los pasos de Jesús.
Pues nos toca ahora de manera más directa meditando los pasos de Jesús, sus catorce pasos, el vía crucis, el camino de la cruz, un camino marcado por la oración, un camino en el que queremos estar muy cerca de Ti, Jesús que vas a la cruz para salvarnos.
PRIMERA ESTACIÓN: CONDENAN A MUERTE A JESÚS
(Primera Estación: Condenan a Muerte a Jesús, artista Raúl Berzosa)
Y la primera estación del viacrucis es cuando condenan a muerte a Jesús cuando te condenan a muerte Señor y Tú vas a tomar tu cruz, una cruz que desde que Tú la haces tuya, desde que tu la abrazas, deja de ser un castigo para convertirse en trono de Gloria.
A partir de entonces para todos nosotros que nos llamamos precisamente por ese gesto tuyo, cristianos, pues será la Santa Cruz la que nos dé toda la eficacia para ser fieles transmisores de tu espíritu, del espíritu de Cristo, vivido como Dios quiere para nosotros.
Pensando en la cruz me venían a la memoria unas palabras de San Josemaría del año 1969, precisamente en un día de la Exaltación de la Santa Cruz y decía algo así, que no es totalmente literal: “Y ahora que la gente no quiere oír hablar de cruz, nosotros tenemos que quererla mucho, no sólo aceptarla, conformarnos, resignarnos, sino querer la cruz”
PORQUE HEMOS DE QUERER LA CRUZ
Añadía San Josemaría una serie de motivos por los que hemos de querer la cruz; Primero porque es el trono por el que Cristo ha reinado y reina después y añadió otros motivos porque con la Santa Cruz quiso Dios coronar aquel 14 de febrero del año 1943 la Obra que había visto San Josemaría, el Opus Dei y el último motivo que dijo fue y porque siempre la hemos encontrado en el camino.
QUERER LA CRUZ PORQUE LA ENCONTRAMOS EN EL CAMINO
Y me quería detener en este último punto: “Querer la cruz porque la encontramos en el camino”, todos tarde o temprano nos encontramos con la cruz en el camino y nosotros tenemos esa alegría de saber que nos podemos encontrar con la cruz manifestada en nuestras vidas de muchas formas, pero siempre con alegría.
La alegría del encuentro con la cruz que nos viene muchas veces sin buscarla, con la contrariedad, con el cansancio que supone el trabajo, con el sufrimiento físico, cuando llega la enfermedad o con cualquier tipo de contrariedades que puedan suceder estar contentos, querer la cruz.
Nos acordamos también de cómo San Josemaría le gustaba decir siempre desde el primer día del año y escribía en la Epacta, que se que ese librito en donde se señalan todas las misas de los 365 días del año, decía una frase en latín:
“In laetitia, nulla dies sine cruce” que significa: “con alegría ningún día sin cruz”
GRACIAS SEÑOR
Pues gracias Señor, por haber querido subir a la cruz por nosotros, gracias porque por mucho que intentemos meditar en este misterio de la cruz, va muchísimo más allá en nuestra capacidad de comprensión, pero gracias porque al experimentar cualquier tipo de dolor físico o moral nos ha servido para ofrecer y para unirnos a Tu cruz.
El otro día me decía una persona que se sentía muy sola y que le ofrecía ese sentimiento a Dios, pero que al ver como que nada cambiaba, me preguntaba si tenía sentido seguir ofreciendo a Dios esa soledad, si Dios la oía.
Bueno justo me venía a la mente una lectura que acababa de leer en el breviario, esa liturgia de las horas que leemos los sacerdotes todos los días, contiene dos lecturas y en una de ellas había una homilía de un autor del siglo II, que decía así:
“ningún justo consigue enseguida la paga de sus esfuerzos sino que tiene que esperarla pacientemente” y seguía diciendo este autor del siglo II: “si Dios premiará enseguida a los justos, la piedad se convertiría en un negocio, daríamos la impresión de que queremos ser justos por amor al lucro y no por amor a la piedad”.
terminaba diciendo:
“Por esto los juicios divinos a veces nos hacen dudar y entorpecen nuestro espíritu porque no vemos aún las cosas con claridad”.
MORISTE POR MÍ
Pues esto es muy cierto, el Señor nos hace esperar a ver los frutos de la cruz para que el buscarlos no se convierta en un negocio, si siempre que tuviéramos un dolor una contrariedad al ofrecerla se nos quitara, bueno pues todo mundo sería cristiano.
Dice este autor que el ofrecerlo se convertiría en un negocio.
Pero todo es nada, todo lo que yo pueda ofrecerte Jesús es nada, comparado con el dolor que Tú has experimentado en la cruz por mí, no por la humanidad por mí, por ti y por mí, por cada uno de nosotros.
EUCARISTÍA, FUENTE Y RAÍZ DE VIDA INTERIOR
Pues que tengamos la seguridad de que toda la eficacia nos viene por la cruz de Cristo y de que además nos viene todos los días por la Eucaristía de ahí que tenemos que estar muy centrados en la misa como la fuente y la raíz de nuestra vida interior.
Vamos a recordar a María ella está al pie de la cruz, pues te pedimos Madre Nuestra que el amor que te tenemos nos ate como trato a ti a la cruz de Tu Hijo y que sepamos estar como estuviste tú.
Stabat Mater Dolorosa Juxta crucem lacrymosa, estabas firme, estabas fuerte sosteniendo a tu Hijo, pues que nos sostenga también María a nosotros para que sepamos llevar la cruz en cualquier manifestación en nuestra vida junto a Jesús, nunca solos y siempre con alegría.
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