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Santa María, el atajo que lleva a Dios

Santa María el atajo que lleva a Dios
Santa María, el atajo que lleva a Dios

Un «retrato mariano» de san Josemaría, publicado por don Javier Echevarría en 1978.

A continuación algunos apartes de este escrito

«Necesariamente, por la brevedad del espacio, he de conformarme con esbozar el tema. Confío en que Nuestra Señora, a quien tan apasionadamente amó Mons. Escrivá de Balaguer, y en que este sacerdote de Dios, a quien con tanto desvelo cuidó Santa María, despierten en el alma de todos ansias más ardientes de llevar en lo sucesivo una vida más mariana».

Muy alta fue la mira que el Padre se impuso: llegar aquí a una intimidad estrecha con el Señor, en medio de los quehaceres habituales, para gozarle después eternamente. Y, en su esfuerzo de santificación cotidiana, destaca con relieve un rasgo que viene a ser como la pauta, como la regla de oro de su caminar: su devoción a María Santísima.

La conducta del Padre fue siempre humana, entrañablemente humana, porque todas sus acciones brotaban de una superabundancia de unión con Dios, al amparo de Santa María.

Muy difícil de describir resulta, para dar una idea exacta, la seguridad con que el Fundador del Opus Dei se abandonaba en Santa María el atajo que lleva a Dios. Aquella oración confiada, que le dejó enteramente inmóvil ante la Guadalupana, hincado de rodillas durante largo espacio de tiempo, no es más que una pincelada. Y cuando después le preguntaban sus impresiones sobre el Nuevo Continente, contestaba en seguida, sin vacilar un momento, que había cruzado el charco sólo por ver a Ella, y para aprender de las gentes que allí la veneraban.

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