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Lic. en Psicología, Master Psicología del Consumidor, Postgrado en Nutrición. Actualmente cursa un Doctorado en Business.

7 min

Edith Stein: Santa Teresa Benedicta de la Cruz

Celebramos a Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein). Su vida es una lección de búsqueda de la verdad, de alma de oración y de encuentro con la Cruz.

Santa Teresa Benedicta de la Cruz fue el nombre que eligió Edith Stein cuando ingresó al convento de Carmelitas Descalzas en Colonia (Alemania). Durante toda su vida había buscado, incesantemente, la verdad. Era una mujer culta, que se codeaba con grandes filósofos de la época, y tenía grandes ideas que plasmó en sus varios libros publicados… Era una mujer convertida, de origen judío que murió junto a su hermana en el campo de concentración de Auschwitz, durante la Segunda Guerra Mundial.

Ser Mujer y la Feminidad

Edith Stein nació en el seno de una familia judía y numerosa, ¡tenía once hermanos! Su madre era una mujer de mucha fe, quien al quedar viuda tuvo que trabajar para sacar adelante a su familia. Me imagino que este ejemplo de fortaleza que Edith tuvo desde pequeña, le hizo cuestionarse el lugar que tenía como mujer dentro de la sociedad. Porque, son los ejemplos que tenemos en nuestra vida diaria los que nos hacen descubrir tanto nuestras verdaderas capacidades, como las virtudes que valen la pena emular. Qué suerte que tuvo Edith al tener una madre muy creyente y muy trabajadora, que pudo mostrar a sus hijos el valor de la fe y del trabajo. Quisiera que podamos mostrar a otros, que a través del trabajo la fe se vuelve más fuerte, y que el trabajo santifica. Como lo hizo la madre de la santa Edith.

¡Qué gran bendición sería servir de ejemplo de virtud!

Cuando ya era adulta, santa Edith lucharía por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, una causa que hoy en día es muy popular, pero ¡qué hace más de cien años claramente no lo era! Por lo que, podríamos asegurar que era una mujer de avanzada, muy moderna, que tuvo grandes libertades y privilegios de joven, ya que pudo terminar el colegio y la universidad…inclusive hizo un doctorado en Filosofía cuyo tema fue “Sobre el problema de la empatía”.

Estos serían grandes logros para cualquier persona, pero especialmente para una mujer soltera en los años 20. Son un testimonio de la perseverancia de la santa y del apoyo familiar que recibiría durante su vida. Esa perseverancia estaba inspirada en la búsqueda de la verdad.

Buscando la Verdad

Edith de niña perdió la fe y se declaró atea. No creyó en Dios por muchos años, hasta que, ya adulta, estando en la casa de unos amigos, encontró un libro de la biografía de santa Teresa de Ávila. Resulta que Edith no pudo soltar el libro, y que cuando lo terminó simplemente exclamó: “Esta es la verdad”, y cambió su vida para siempre. ¡Para siempre! 

Pensemos por un momento lo que significa, que una santa durante su vida se declaró atea… no sería la primera, ni tampoco la última. Pero si vale la pena recalcar que su ateísmo inicial no la hizo menos merecedora de la santidad, por lo que, esas crisis de fe que todos podemos experimentar en nuestras vidas, cuando cuestionamos todo y nos sentimos alejados de Dios, son en realidad oportunidades para reencontrarnos con la verdad. Para vivir pequeñas conversiones, porque Dios nunca nos deja de llamar. Y es en realidad nuestra falta de atención en las pequeñas señales de Dios las que nos llevan a demorar el reencuentro. Es como si, Edith Stein no habría escogido el libro de Santa Teresa de Ávila, quizás se habría convertido más tarde, pero… al estar atenta, encontró su verdadera vocación en el momento preciso.

Entonces, si es que en realidad queremos encontrar la verdad, si tenemos esa sed por la razón, siempre llegaremos, sin lugar a dudas a nuestra fe católica.

Llegando a la Fe

Medito en la bendición que tenemos quienes nacimos en la fe, al tener el camino un poco más claro y sin tantos recovecos, la piedad nos sale, por así decir, más “natural”. Pero, los conversos siempre me han llamado la atención, se exponen a ser rechazados por sus familias, a cambiar su manera de vivir, a pasar dificultades… Hay una organización católica internacional llamada “The Coming Home Network”, fundada por un pastor protestante que se convirtió al catolicismo. Esta organización brinda ayuda a personas que al “regresar a casa”, al hacerse católicos, pierden contacto con sus familias, o dejan de tener un trabajo, y todos ellos concuerdan, que es algo que realmente vale la pena. La oración y el ofrecimiento de esas dificultades les dan más fuerza, más fe, y los llevan a ser excelentes testimonios de la Buena Nueva en Cristo Jesús. Edith Stein sufrió también al convertirse la desilusión de su madre…tanto así, que postergó el ingreso al convento Carmelita, para no darle mayor sufrimiento.

Recientemente leí un libro de una conversión actual, “Fuego y Agua” de Sohrab Ahmari, que me recuerda también al camino a la fe que tuvo la santa Edith Stein. Ahmari nació en Irán y tuvo una educación inicial en el Islam, de adolescente se declaró ateo, pero al igual que Edith Stein, tenía sed por el conocimiento y encontrar la verdad. El tiempo y esta constante búsqueda, lo trajo a la fe católica, lo trajo de vuelta a casa. Y entonces, me atrevo a decir, que cualquier persona, puede encontrar la verdad, Dios nos guía a Él. Por eso, cuando escucho a jóvenes cuestionar su fe, no desespero ni siento angustia, sino que sé que la razón y la intelectualidad compaginan perfectamente con el catolicismo. Por lo que, mi respuesta a esas personas siempre es, busca, lee, cuestiona, que, si lo haces bien, ¡Dios te va a llamar de vuelta a donde comenzaste!

Edith Stein

Esperar la muerte para la Gloria de Dios

Es claro que Edith se sintió verdaderamente judía de origen y hermandad, pero con una fe inquebrantable en Nuestro Señor Jesucristo. Estaba lista para morir con los suyos, por su fe católica. Hay muchos testimonios que relatan cómo se comportaba santa Edith durante su estadía en los campos de concentración, y todos coinciden en que se la veía llena de paz, con mucha calma, con fe en Dios y en la vida después de la muerte. Es más, en sus escritos, santa Edith pedía una muerte sin consuelo ni acompañantes, una muerte difícil, para la gloria de Dios: “Dígnate, Señor, coronar con el martirio la cabeza de tu indigna sierva”. Leer lo que esta gran santa pedía a Dios me da piel de gallina, yo no tengo madera para pedir un martirio, ni una muerte sin consuelo o sin acompañantes… pero me recuerda a aquellos que fallecieron (y siguen falleciendo) en las camas de los hospitales por el COVID-19, que no tienen quien esté junto a ellos, que mueren sin gloria, y encuentro consuelo en pensar, que una muerte difícil, vivida en la fe, los acerca a Cristo y a la salvación.

Que al igual que santa Edith, no perdamos de vista nuestra muerte. Como católicos, debemos siempre tener «memento mori», y vivir cada día con la consciencia de que podemos morir en cualquier momento.

Que San José, el patrono de la buena muerte, nos acompañe todos los días de nuestras vidas, y que el día de nuestra muerte, al igual que santa Edith Stein, sepamos abrazarla y aceptarla, para llegar purificados a nuestro encuentro con el Señor.

 

Oración a Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein)

Oh, Santa Teresa Benedicta de la Cruz,

que hiciste de tu sed de verdad una oración,

continua intuyendo que quien busca la verdad  busca a Dios,

ayúdanos buscar siempre la Verdad.

Tú, que encontraste la Verdad en la Cruz de Cristo,

haz que también nosotros seamos iluminados

por la luz que emana del misterio de la Cruz.

Enséñanos a abrazar la Cruz como la abrazaste tú.

Tú, que descubriste la Verdad que buscabas

leyendo la vida simple de Santa Teresita,

ayúdanos a encontrar en la simplicidad cotidiana

la grandeza de la presencia de Dios.

Tú, que te entregaste plenamente al Amor encontrado,

haz que muchos jóvenes puedan entregarse al Señor que llama,

no con miedo a perder, sino con la alegría de dar.

Tú, que te prodigaste en el campo de la muerte,

con dulzura y premura, infundiendo consuelo y coraje a tu pueblo,

danos en todo momento caridad hacia el prójimo.

Tú, que en la hora de la muerte,

antes de entrar en la cámara de gas

hiciste tuya la oración de Jesús:

“Si no es posible alejar este cáliz, que se haga tu Voluntad”,

ayúdanos a poder inclinar la cabeza serenamente en los últimos momentos de nuestra vida, abandonados al Amor de Dios que siempre es fiel.

¡Santa Teresa Benedicta de la Cruz,

ruega por nosotros!

Te invitamos hacer un rato de Oración con la Vida de esta Santa

Escrito por

Victoria de Khamis

Lic. en Psicología, Master Psicología del Consumidor, Postgrado en Nutrición. Actualmente cursa un Doctorado en Business.

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COMENTARIOS

  1. María Victoria dice:

    Gracias por tu escrito me encanto al final me confundí ya no supe si fue Santa Teresa de Ávila o Santa Teresita pero no importa su conversión es ejemplar

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