< Regresar a Blog

Nacida en Quito Ecuador. Chef repostera panadera de la escuela culinaria de las Américas.

6 min

Grandes oportunidades

En cualquier momento Dios nos permite vivir cosas que a nuestros ojos humanos resultan difíciles, duras, a veces imposibles de llevar, que parece que nos quiebran por completo.

Sus razones siempre van más allá, quiere que aprendamos a querer con un amor limpio transparente sin posesión, sin apegarnos a las personas de forma exclusiva; si no que aprendamos a verlas crecer y que sean lo que tienen que ser.

Creo que las intenciones de Dios siempre son buenas, como dicen las Sagradas Escrituras nos va trabajando como un artesano, con amor y delicadeza.  Para preparar cada pieza a veces sabe que necesitamos algunos golpecitos, o golpes duros para moldear. Arma un plan como se hace en la obra de un gran maestro.

Dios es un padre misericordioso y como tal quiere que sus hijos demos lo mejor, nos ha creado sin nuestro consentimiento pero nos salva solo con nuestro consentimiento y quiere que cada uno descubra ese plan y colabore en su realización.

Dios Padre, en su infinita sabiduría y amor, desea lo mejor para sus hijos. San Josemaría enseña que cada uno de es parte de un plan divino que se despliega en su propia vida. Él nos recuerda que las dificultades y pruebas que enfrentamos no son meras coincidencias, sino oportunidades para crecer y acercarnos más a Dios. Como dice San Josemaría:

«Dios no quiere que seamos ángeles, sino hombres; y, por lo tanto, hay que vivir en la tierra y hacer el bien». Esta perspectiva nos invita a ver cada desafío como una forma en la que Dios nos guía hacia un propósito mayor.

Las luchas son parte del camino hacia la santidad. Dios permite que experimentemos situaciones difíciles para forjarnos y moldearnos en el amor. Cada prueba es una invitación a confiar más en Él y a desarrollar virtudes como la paciencia, la fortaleza y la caridad. Así, a través de las experiencias de la vida, podemos encontrar nuestro lugar en el plan divino y contribuir al bien común. Al final, es en esos momentos de dificultad donde realmente podemos experimentar el amor paternal de Dios y su deseo de que crezcamos como sus hijos.

Si con el tiempo vemos esas cosas complicadas como oportunidades para mejorar en muchos aspectos y dejamos obrar lo positivo en nosotros todo cambia para bien, madurar la serenidad puede ser una buena herramienta para no dejarnos perturbar en las adversidades.

 

ORACIÓN DE JESÚS EN GETSEMANÍ

Dar la espalda

Desafortunadamente, muchas veces nos rebelamos y nos hacemos corazones duros, llenos de rencor, desconfianza, mil sentimientos negativos que logran alejarnos de Dios, de los seres que nos quieren, de nuestras ilusiones.

En algunos momentos experimentamos el dolor en nuestras propias vidas, en otros hacemos de espectadores y vemos a alguien golpeado. Puede ser difícil tocar el corazón roto del que sufre y tratar de repararlo en un momento de crisis.

Creo que una de las cosas mas fuertes puede ser la muerte de alguien amado, en esos momentos, ¿cómo imaginarnos que alguien pueda tener la voluntad de continuar sólo con sus fuerzas? ¡Por ejemplo, en la muerte de una madre que te enseñó a caminar, a hablar, a levantarte! ¿Cómo decirle algo alentador a un esposo, a una esposa, que con ilusión caminaba junto a su compañera, a su amado? ¿Cómo lidiar en la pérdida de un hijo a quien se podía calmar el llanto con un abrazo y con esa calma se calmaba tu desesperación de verlo sufrir, ahora a quién vas a abrazar? ¿Quién te va a calmar a ti, principalmente? ¿Cómo consolar la muerte de una abuela que consentía a sus nietos cuando eran niños, y que de grandes los trataba aún con más ternura?

Vivir implica muchos sentimientos, sensaciones humanas muy bonitas; pero la vida en sí es una preparación para el momento de la muerte, toda la vida es un caminar, queriendo y acompañando a las personas para que cumplamos un ciclo.

Debemos tener presente que las personas no son nuestras. Dios siempre quiere lo mejor para nosotros y a cada instante puede estar tratando de enseñarnos algo bueno. Este quizás es un buen momento para aprender a querer.

ser buenos abuelos, tipos de pobreza

Momentos invaluables

Cuando llegan las tempestades es donde más debemos acudir a la oración. Callar la mente confusa, porque Dios sabe más. No necesitamos respuestas, más bien descanso, soltar pesos.

Pedir al Espíritu Santo que sea Él el que actúe en nosotros y nos ayude a aceptar, que con su gracia nos dé el consuelo que necesitamos, el abrazo, el beso, el amor que queremos sentir; sólo así pueden salir cosas buenas de los corazones dañados.

En cualquier caso, acompañar desde la empatía, desde el amor, desde las obras. Es momento de orar y de actuar, según las necesidades de quien sufre, sea cual sea el papel que nos toque vivir, sacar las fuerzas que podemos regalar. Dejar de luchar en contra del accidente, de la enfermedad, de cualquier cara de la muerte, estos solo son transportes a una vida eterna. Aprendamos a hacer amistad con lo que no podemos cambiar.

Es momento de ejercitar la paciencia aceptando los acontecimientos tal y como se presentan. Es natural sentir miedo, angustia, dolor. Pero siempre ayuda saber que no estamos solos.

Hace un par de años creí que era el final para mí, en el hospital: enferma, cansada, empecé a escribir, quería despedirme. Había solicitado a algún asistente médico que me consiguiera un papel y un esfero. Solo tenía fuerzas para leer algo y escribir; entonces hice una carta a mi familia, mi alhelo principal era que estén bien.

Recuerdo ese momento como uno de los más fuertes que me ha tocado vivir. Más o menos así deben sentir algunas personas al ver el vacío que dejarán y principalmente el dolor que causarán en la gente que los ama. En ese momento mi deseo más grande era que continuaran sus vidas. Recordaba sus rostros felices y quería que sigan siendo felices.

Quería que me recuerden en las cosas buenas y se sientan queridos, quería que me recuerden en las cosas malas y aprendan de mis errores. Las imágenes que llenaban mi mente eran de sus sonrisas y me hacían sonreír.

Así imagino que gran parte de la gente que se va quiere que los que aún tenemos un poco más de tiempo en la tierra nos quedemos, que estemos tranquilos, que nuestras vidas no se detengan, que logremos ser felices, ya no estarán físicamente pero serán nuestros grandes aliados en el cielo.

Cuando somos nosotros los que nos quedamos mal, sirve mucho abandonarnos en nuestras creencias más fuertes, y en las lecciones aprendidas.

Y para los que no creen es una gran oportunidad para dejarse tocar, es un buen momento para sentir algo de alguien a quien le han estado huyendo. Para los que confiamos es más fácil descansar plenamente en el amor de los padres que siempre están, ir a nuestro origen, nuestra familia celestial, dejarse querer y consolar en esos momentos y saber que aquí no es el final.

Proyecto de Vida

Los procesos

Es cierto que hay que vivir un duelo, despedirse y dejarlos ir a los que han partido. Es un proceso que hay que vivir, pero con la cabeza y el corazón en su lugar. Hay gente que aún está con nosotros y también nos quiere ver bien, también nos quiere ayudar, también nos quiere querer, y quizás nos necesita.

¿Que no se compara? Por supuesto, y no se trata de eso. Se trata de ser humildes y aceptar. Dios puso ángeles en la tierra para que nos tomen de la mano y nos lleven cuando no sabemos por dónde ir, entonces hay que dejarlos hacer su trabajo. Es un día a día de probar lo aprendido.

Les quiero dejar con algo que un amigo muy querido para mí siempre que puede me recuerda, y es que «somos de barro». Frágiles.

Somos esas piezas hermosas en las que Dios trabaja pero muy fácil nos podemos partir en el camino, y así mismo un día nos romperemos y solo quedará lo útiles que fuimos en la Tierra.

Para terminar quiero compartirles mi mayor preocupación al escribir esto: y era no parecer o ser insensible, pero me doy cuenta al final de estás líneas nuevamente que Dios quiere que seamos felices, siempre está enseñándonos, cuidándonos, queriéndonos y así es imposible ser insensible teniendo a Dios en el corazón y poniendo en práctica lo que nos enseña.

Hermandar


Escrito por

Johanna Ortega

Nacida en Quito Ecuador. Chef repostera panadera de la escuela culinaria de las Américas.

¿TE GUSTARÍA RECIBIR NUESTRAS MEDITACIONES?

¡Suscríbete a nuestros canales!

¿QUÉ OPINAS SOBRE EL ARTÍCULO?

Déjanos un comentario!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.


COMENTARIOS

Regresar al Blog
Únete
¿Quiéres Ayudar?¿Quiéres Ayudar?