Hay una antigua costumbre en la iglesia que es la consagración al corazón de la Virgen María, lo que busca es transformarnos para amar como Ella amo y dar la vida por un DIOS que nos ama.
La decisión de servir y consagrar su vida a Dios de la Virgen María agradó tanto a la Santísima Trinidad que el Padre la escogió, El mismo Espíritu Santo se posó en Ella y el Verbo se hizo carne convirtiéndola en el primer Sagrario del mundo entero.
La Virgen María : Madre de mi Señor
Cómo dice la Sagrada Escritura, María guardaba todo en su corazón. Hoy en día nos preguntamos
¿Cuál es el mejor camino para ir a Jesús? Muchos Santos nos dan la pista. A Jesús se va y se vuelve por María.
Efectivamente, para amarlo en cada momento debemos buscar la presencia de la Virgen María.
A pesar de que en los Evangelios no la nombran mucho, aun así, hay dos momentos importantes en la vida de Jesús donde la Virgen María se participa activamente: su nacimiento y la crucifixión.
En este último escenario Jesucristo utiliza sus últimas fuerzas para entregarla a Juan el discípulo amado, para decirnos que nos la llevemos a nuestra casa.
¿A qué casa debemos llevarnos a la Virgen María? ¿Cómo un adorno más? La respuesta es a la casa de nuestra alma donde nuestras oraciones marianas, o pensamientos sobre ella pueden ir limpiando nuestro interior. ¿De qué nos puede limpiar la Virgen María? pues de nuestros juicios críticos, descalificaciones o palabras hirientes. Con su presencia, ella arreglará todo y sanará nuestra alma para que su amado Hijo pueda habitar ahí.
Cuando pienso en la Virgen recuerdo como preparó el pesebre para que sea los más digno posible para la llegada de nuestro Salvador, y ese pesebre es la representación de nuestro corazón que hoy en día esta ocupado con muchas cosas que no permiten que nuestro Dios nazca y permanezca en él.
Mirar con los ojos de la Virgen María
Quiero describir el regalo que me fue confiado. En mi vida nunca me imagine tener un don así, y es mi consagración a Jesús por María. Esta consagración llegó a mi vida cuando sentía que quería conocer más a Jesús, pero no sabía cómo hacerlo.
La consagración de basa en la acción en que Jesús entrega a la Virgen María al apóstol Juan y con él se la entrega al mundo entero. Porque Jesús sabe que todo el mundo necesita una Madre y tanto nos ama que entrega a su propia Madre, como consuelo y alegría de quienes lo buscamos.
Entonces recordé que la dulzura de una madre es realmente incomparable, más aún cuando habla de su Hijo. Entonces ahí, en el vientre de la Virgen María empecé a formarme como un niño que viene al mundo. Mientras iba aprendiendo que era lo que me alejaba de Dios, yo podía escuchar y sobre todo ver a través de su mirada qué quería Dios de mí.
Cuando decidí consagrarme a la Virgen María escuché la frase “Y María guardaba todo en su corazón” y no entendía como lo guardaba, pero poco a poco fui creciendo en el Amor me di cuenta que todo lo que Ella había guardado en su corazón era porque quería contármelo hoy.
Esclavitud de amor
Hoy en día podemos reaccionar mal a esta palabra “ esclavitud” como algo muy exagerado pues nadie quiere ser esclavo. Pero si recordamos aquella Anunciación del ángel a la Virgen María y la visitación a su prima Santa Isabel, es ella quien se proclama como la primera esclava del Señor.
La esclavitud de la Virgen María es voluntaria porque verdaderamente ama. ¿Cómo soy yo cuando Dios me pide algo? ¿Cuándo algo no resulta cómo lo esperaba? ¿Qué me falta para poder entregarme y decir que sí como la Virgen María? Porque su esclavitud la hace feliz y la lleva a ser coronada como la Reina del Cielo y la Tierra por la misma Santísima Trinidad que habita en Ella.
La esclavitud que habla la consagración es totalmente voluntaria, pues nosotros en ofrenda entregamos todo cuanto somos y cuánto tenemos, reconociendo que nuestro único deseo es sumergirnos en su Inmaculado corazón, aquel corazón que guarda las grandes promesas de nuestro Dios.
Ser esclavo de amor, ¿Qué significa?, pues despojarse de todas aquellas cosas con las que nuestras manos se encuentran ocupadas. La Virgen María como buena Madre conoce a cada uno de sus Hijos y sabe lo que nos hace falta y lo que necesitamos.
No me imagino una Madre que deja perder en el camino a su Hijo, es Ella la que acompaña, aconseja, aboga y cuida nuestro corazón. Nada que es confiado a la Virgen María, ella lo deja perder. ¡Anímate a encomendarte al Inmaculado Corazón de la Virgen María! Entrega todo lo tuyo, partiendo por tu ser y termina en las cosas más pequeñas!.
Por último, te dejaré 5 razones para que te convenzas de consagrarte al Inmaculado Corazón de la Virgen María:
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Jesús nos las entregó.
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La Virgen María nos lo pide en sus apariciones.
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Nos permite conocer más de Jesús.
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Es el camino corto, perfecto y seguro.
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Nos hace parte del ejército de su Inmaculado corazón.
Agarra de tu mano a la Virgen María y decídete a no soltarte más.