Empiezo esta historia con mi mirada fija en Quien verdaderamente me ama.
Ilumino el camino para quienes deben llegar a conocer a quien pronto está por nacer, y dará un giro en los pensamientos y corazones de las personas.
A pesar de ser muy pequeña procuraré brillar demasiado fuerte para que sea notorio, ante muchos, la presencia del AMOR encarnado. Un Amor digno de imitar. Una vez que lo conozcas te sentirás atraído, por su gracia, a hacer su voluntad.
Aunque el camino puede ser en ocasiones áspero, rugoso, propenso a generar barro con la lluvia o levantar polvareda, también se te presentará como una suave arena, permeable, con vegetación agradable y florida; con encantos y desencantos, con alegrías y sufrimientos, con triunfos y fracasos. Aquí permaneceré, para que descubras por ti mismo, cómo llegar a encontrarte con Quien realmente te Ama.
Quiero guiarte al Belén, no a la ciudad sino a mi Nacimiento/Belén, que es como un Evangelio vivo, para que en estos días te pongas espiritualmente en camino.
Te veo de lejos y noto en ti una mezcla de sentimientos que en ocasiones son nublados por tu entorno, hasta confundirte con ese ruido exterior que te impide ver a través de un parabrisas limpio, tu verdadero destino… aquel para el que fuiste creado. ¿Quién soy? ¿Para qué existo? ¿Por qué estoy aquí en este preciso instante leyendo esta historia?
Me presento, yo soy Estela la estrella, señal de que eres también llamado a ponerte en camino para llegar a adorar al AMOR encarnado del que te hablo.
Estoy aquí para ayudarte a brillar, llevando por delante lo que es imperceptible a los ojos de los demás. Es que al igual que yo, tú también puedes brillar, porque dentro tuyo tienes un mundo por conocer y dar a conocer. Ser luz para las almas que Dios, Tu Padre, te pone en tu travesía. Te lo explico mejor.
Hay miradas y corazones turbios en este mundo que reflejan a la humanidad caída. Por eso nacerá un niño que cambiará la historia, que vendrá a sanar y a restaurar; así devolverá al mundo su resplandor original.
Él es el Amor encarnado; y lo conocerás como el Niño Jesús. Deberás disponer tu corazón para recibirlo y acogerlo todos los días de tu vida. Él te traerá paz y alegría si permaneces cerca, así no te dejarás engañar por tantas propuestas efímeras de felicidad.
Imagínate por un instante estar con Él, quien te viene a revolucionar con Su amor. Quien te viene a guiar para ofrecerte el ser parte de la salvación que Él te tiene pensada. Conociéndolo te harás portador de la Buena Nueva, testimoniando con tus acciones que Él vive y que vive en ti. Te irás transformando, por su gracia, en la mejor versión de Él mismo. ¡Qué ganas tengo de verlo nacer! ¿Percibes ya ese Amor?