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La Virgen del Rosario, defensora de la cristiandad

Virgen de Rosario Maria Paola bertel

Aunque la devoción espiritual al Rosario es antigua, en esta celebración de la Virgen del Rosario, podemos recordar la tremenda manifestación de amor que esta devoción significa.

La vida en muchos sentidos se desarrolla como un constante combate espiritual, es mucho más fácil dirigirla hacia el cielo si usamos todas las armas, y luchamos nuestras pequeñas batallas rezando el Rosario. Batallas grandes y pequeñas, el Rosario siempre nos ayuda a vencer.

La batalla de Lepanto y la intercesión de la Virgen del Rosario

Es bien conocido que el Santo Rosario fue dado a Santo Domingo de Guzmán, por la Santísima Virgen María en el año 1208. Fue la respuesta del cielo para contrarrestar la herejía albingense. No obstante, fue hasta el 7 de octubre de 1571 que se oficializó la fiesta de la Virgen del Rosario, por el Papa Pío V.

Esta fiesta tiene varios protagonistas que fueron millares de hombres profundamente devotos de la Madre de Dios. El hecho histórico fue la batalla de Lepanto, en la cual la coalición militar conocida como la Liga Santa, el ejército peor preparado y dividido de la historia frenó la avanzada del hasta el momento invencible Imperio Otomano. Que pretendía imponer el islam a los pueblos de occidente. Rezando el Rosario a viva voz lograron ganar la batalla.

El Santo Rosario, un arma muy poderosa

Don Juan de Austria fue el Gran Capitán, un joven de tan solo veinticuatro años, no dudó en dotar a toda su tropa con el arma más poderosa: el Santo Rosario, y de preparar a sus caballeros espiritualmente para la batalla. Cada soldado cristiano tenía un Rosario y éste era recitado de rodillas en vísperas de la batalla.

Ese 7 de octubre de 1571 hasta el viento cambió a favor de los cristianos. Lo que no sabían los turcos era que los cristianos tenían a la más grande intercesora de su lado: nuestra Señora del Rosario.

La batalla espiritual no es una simple metáfora

Muchas veces se nos ha advertido que estamos inmersos en esa realidad espiritual que implica hostilidades. Sin embargo, no somos conscientes de ello todo el tiempo y nos descuidamos. La clave para vencer en esta lucha está en mantenernos firmes en la oración, no descuidar nuestra relación personal con el Señor, para ello contamos con una aliada especial: nuestra madre la Virgen.

El Rosario de la Virgen María nos ofrece un camino seguro para librar nuestras batallas. Es como un escudo. El Padre Gabriele Amorth, un famoso exorcista, contaba que en uno de los exorcismos Satanás le dijo:

Cada Ave María del Rosario es para mí un golpe en la cara. Si los cristianos conocieran el poder del Rosario, sería mi fin”.

Vivimos tiempos difíciles, la fe se ve fuertemente confrontada por ideologías que se difunden velozmente, especialmente entre los más jóvenes, intentan implantar formas de pensar contrarias a lo que nos propone el Evangelio.

En Fátima, Nuestra Señora pidió insistentemente a los pastorcitos que rezasen el rosario todos los días, ofreciendo la oración por la paz en el mundo. Esta oración marca el ritmo orante de muchas comunidades religiosas y familias cristianas a lo largo y ancho del mundo. El Rosario nos lleva, por la meditación de los misterios de la vida de Cristo, a configurarnos con Él, en la compañía de la Virgen Madre.

Nos lo confirma san Josemaría:

Como en otros días, ha de ser hoy el Rosario arma poderosa, para vencer en nuestra lucha interior, y para ayudar a todas las almas. Ensalza con tu lengua a Santa María: reparación te pide el Señor, y alabanzas de tu boca. Ojalá sepas y quieras tú sembrar en todo el mundo la paz y la alegría, con esta admirable devoción mariana y con tu caridad vigilante.

Aferrarse al Santo Rosario es imperativo para el creyente. Te propongo rezarlo a diario en familia; si te es difícil empezar esta práctica de vida espiritual, hoy en día existen muchas herramientas que te pueden ayudar: aplicaciones móviles, transmisiones por redes sociales y videos en YouTube que te enseñan cómo rezar el Rosario.

No te quedes sin experimentar la protección maternal de la Santísima Virgen, junto a ella todo miedo se disipa.

Si tienes alguna intención en especial escríbela en los comentarios de este artículo y con gusto te encomiendo en mi Rosario.

“Oh Rosario bendito de María, cadena dulce que nos anuda a Dios, cadena de amor que nos hace hermanos, no te dejaremos jamás. En nuestras manos serás arma de paz y de perdón, estrella de nuestro camino.” Papa Francisco

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