ESCUCHA LA MEDITACIÓN

¡SEAMOS AGRADECIDOS!

Dice el Evangelio : «Hijo, tú estás conmigo, y todo lo mío es tuyo». En otras palabras: ¿qué te falta?

EL HIJO PRÓDIGO

Vamos avanzando en la Cuaresma y hoy la Iglesia nos propone para nuestra consideración, unas palabras Tuyas, Jesús, que nos suenan a todos y que es la parábola del hijo pródigo. Tiene tantas facetas esta parábola, que voy a escoger solo una. 

Todos recordamos que se trata de un papá, parece viudo con dos hijos. Uno mayor, uno menor.

El menor le pide que le adelante su herencia para partir a otro lugar, pero cuando ha partido ya le va mal y entonces se arrepiente y regresa. 

El hijo mayor, en cambio, se ha quedado trabajando con él y cuando ve que el papá, al regresar, el hermano menor, ha hecho una fiesta, se enoja y le reclama al papá que por qué trata así a ese hijo que ha sido irresponsable, al parecer con su vida y con la plata que le adelantó el papá. 

Bueno, esto es un resumen, pero quería fijarme en el diálogo que hay entre el papá y el hijo mayor. 

Dice:

«Cuando al volver el hijo mayor se acercaba a la casa, oyó la música y la danza y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. Éste le contestó: —Ha vuelto tu hermano, y tu padre ha sacrificado el ternero cebado porque lo ha recobrado con salud. 

Él se indignó y no quería entrar, pero su padre salió e intentó persuadirlo. Y el hijo mayor replicó a su padre: —Mira, en tantos años cómo te sirvo sin desobedecer nunca una orden tuya. A mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos.

Y cuándo ha venido ese hijo tuyo, que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado». 

LAS QUEJAS

Bueno, tenemos aquí un reclamo de un hijo que no está contento de cómo ha sido tratado. Ve una desproporción, una desigualdad y se acoge con comprensión al hijo menor. 

Que bueno, la verdad es que no parece que merezca aplausos, pero sencillamente pues ahí hay una queja. Y bueno, yo quería fijarme en esto, o sea, cada lado de los muchos que tiene la parábola, como digo, nos dan para aprender, 

Señor, entonces creo que aquí puede asomar un tema que a todos, me parece que nos es cercano, y son las quejas. 

Cada uno de nosotros tendremos nuestros motivos y las personas que están a nuestro alrededor nos podrían ayudar a recordarlos, si el clima o algunas características de las personas con las que convivimos… 

Cuando algo no sale como nos gustaría, pues uno puede quejarse, de acuerdo. 

Ahora este hijo mayor, resulta que tiene motivos de queja y podemos ver como que que hay justicia en su reclamo. 

Sin embargo, la respuesta que le da su papá, pareciera que está siendo una queja un poco exagerada.

Le dice:

«Hijo, tú estás conmigo y todo lo mío es tuyo». 

agradecimiento

¿DE QUÉ NOS QUEJAMOS?

O sea, ¿qué te falta en el fondo?… ¿Qué te falta?…

Y sigue diciendo:

«Pero era preciso celebrar un banquete y alegrarse porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido. Estaba perdido y lo hemos encontrado». 

O sea, además de darle una lección de qué motivos de festejo tenemos los humanos, le aclara esto:

«Tú estás conmigo y todo lo mío es tuyo». 

En otras palabras, ¿qué te falta?… ¿De qué te quejas?…

Y vuelvo a la idea que estaba empezando a desarrollar: ¿No estaremos nosotros en nuestras quejas siendo un poquito injustos?… Así como parece que este chico que lo tenía todo se queja un poquito injustamente… 

Ahí argumenta que no le ha dado para hacer una parrillada con sus amigos.

Pero si todo lo de su papá es suyo, pues no bastaba con que lo cogiera, matara el animalito y sacara la carne e hiciera la fiesta que quería. 

Parece que no hay motivo para que se queje de esa manera.

Y entonces, en el contexto de la parábola, se quiere identificar a los hijos como nosotros las personas, y al Padre como Dios. 

Entonces, es esa la pregunta: ¿podría yo estar siendo injusto Contigo, Señor, cuando me quejo? 

¿Esto me podría pasar igual siendo injusto con las demás personas que hay en mis quejas? …

VER LO QUE TENEMOS ENFRENTE…

O sea, si la realidad es que nada le faltaba a este chico; creo que lo que tenemos que afirmar es que tenía motivos de agradecimiento y de felicidad, pero no los veía. 

Y es una situación que a mí me puede pasar y creo que a todos. Que estemos como con una facilidad para detectar lo que nos incomoda, molesta, contraría y bueno, rapidez para protestar ante aquello. 

En cambio, los motivos de agradecimiento quizás no los encontramos tan rápido o la alegría que nos causan es demasiado pasajera, y no lo saboreamos. 

Entonces yo propongo ahora, al final de este ratito contigo, Señor, el saborear la vida y lo que tiene. 

Creo que voy a darme cuenta de que eres súper generoso más veces. Y te lo voy a decir con el corazón y con la boca más veces también. 

Ojalá que la Virgen María nos ayude y nos enseñe a ser todos más agradecidos con Dios, con las personas y con la vida.


Citas Utilizadas

Mq 7, 14-15; 18-20

Sal 102

Lc 15, 1-3, 11-32

Reflexiones

Señor, ayúdame a ver lo que tengo enfrente. No todo es color de rosa como se dice, unos días van bien otros mal…pero al final lo importante es el Cielo, eres Tú… es vivir la vida llena de amor y al lado de quien nos ayuda a acercarnos a Ti.

Predicado por:

P. Luis Andrés

¿TE GUSTARÍA RECIBIR NUESTRAS MEDITACIONES?

¡Suscríbete a nuestros canales!

¿QUÉ OPINAS SOBRE LA MEDITACIÓN?

Déjanos un comentario!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

La moderación de comentarios está activada. Su comentario podría tardar cierto tiempo en aparecer.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.


COMENTARIOS

Regresar al Blog
Únete
¿Quiéres Ayudar?¿Quiéres Ayudar?