Hoy, 31 de diciembre es el último día del año. Último día de este 2024, que estamos finalizando en este rato de oración conversando con Jesús.
Me acuerdo cuando estaba en el colegio, que el último día de clases era un día en que la gente, los compañeros en el colegio, hacían bromas y se decía como frase de justificación, después de hacer estas bromas; se decía “último día, nadie se enoja”.
Esto daba espacio para todo tipo de juegos, travesuras infantiles, etcétera. Y hoy, último día del año, no es que vayamos a hacer bromas a los demás o travesuras. Pero sí que nos puede servir pensar que al final del año, sea como sea que hayamos vivido nuestro año, si ponemos un esfuerzo final por terminar bien, el Señor va a estar muy contento, muy contento y no se va a enojar.
PREPARANDO NUEVOS COMIENZOS
Nadie se enoja hoy 31 de diciembre, porque estamos terminando, tratando de terminar muy cerca del Señor. Y esto será todavía mejor, este final, esta clausura del año, este cierre del año será mucho mejor si aprovechamos de mirar un poco hacia atrás haciendo un buen examen de conciencia y así nos preparamos para este comienzo del nuevo año.
La lectura de la misa, la liturgia, nos invita a reflexionar sobre nuestra propia vida y a mirar hacia ese nuevo comienzo, hacia ese nuevo año. En la primera lectura, el Apóstol san Juan, que escribe esta carta con ese cariño llamando a los destinatarios de la Carta, los llama Hijitos.
Con cariño los anima, y les recuerda, nos recuerda a todos que Jesús está a punto de llegar, sobre la necesidad de la conversión, de unirse y exhorta a los cristianos “Hijitos ha llegado la última hora”. Les está diciendo “estamos en el final”. Él escribía desde su vejez. Ha llegado la última hora, sobre todo para él, que está en su vejez. Está ahí preparándose para el encuentro con el Señor.
LAS ÚLTIMAS PIEDRAS
Y en ese final, que también es el final de nuestro año, “Se hace necesario luchar para permanecer en la verdad” dice san Juan. Es necesario poner ese último esfuerzo. San Josemaría hablaba muchas veces de “la importancia de las últimas piedras”. Poner ese esfuerzo final en cualquier proyecto y qué mejor proyecto que nuestra propia vida.
Y al final del año nos invitaba a poner esas últimas piedras. Ha llegado la última hora, decía san Juan. Es necesario poner esas últimas piedras, las más importantes. ¿Por qué? Porque muchas veces son las que más cuestan. Porque ya estamos cansados, ya a quién le importa el final, a quién le importa lo último. Bueno, al Señor le importa terminar bien, terminar con belleza, es lo que quiere el Señor, es la voluntad del Señor.
Permanecer en la verdad, poniendo bien esas últimas piedras. Permanecer en la verdad significa estar cerca de Jesús. Luchar por permanecer cerca de Jesús, que Él es el Camino, la Verdad y la Vida. Permanecer mirando hacia atrás, no para lamentarnos de nuestros fracasos o gloriarnos de nuestras victorias, no.
ESFUERZO RENOVADO
Esa no es la finalidad del examen de conciencia de mirar nuestra vida, sino para aprender de los errores, para aprender también de los triunfos, para prepararnos para el nuevo comienzo. Cada final de año nos da esa nueva oportunidad de mirar hacia atrás para comenzar lo que comenzamos el nuevo año, con un esfuerzo renovado.
En una ocasión, terminando un año, san Josemaría decía
“que no le gustaba ese dicho, que la gente utilizaba – Año Nuevo, Vida nueva – Porque en una noche, en unos pocos minutos no cambia nada. La vida no es que cambie totalmente. Sin embargo, sí que con el comienzo del nuevo año podemos poner un renovado empeño en nuestra lucha y el mismo proponía – Año Nuevo, lucha nueva – O sea, apoyados en la gracia de Dios, podemos renovar ese afán nuestro de comenzar, de recomenzar, de volver a empezar en nuestra lucha”.
Y esto es lo que nos recuerda también la lectura del Evangelio de la misa de hoy. La liturgia nos propone ir con la cabeza al inicio y nos transcribe la liturgia el comienzo del evangelio de san Juan. Ese himno tan bonito de san Juan que habla del Verbo.
REVISAR NUESTRO AÑO
Recordamos alguna frase aquí. “Al principio existía el Verbo. El Verbo estaba junto a Dios. El Verbo era Dios. O sea, Jesucristo que estaba al inicio junto al Padre. Y el por qué el Verbo no sólo estaba junto a Dios; Jesús no sólo estaba con Dios, sino que es Dios mismo. Todo fue hecho por medio de Él. Toda la creación fue hecha por medio de Jesucristo y Jesús es esa palabra de Dios que crea. Eres la Luz que alumbra en medio de las tinieblas. Todo fue hecho por medio de la Luz, pero no todos las recibieron”.
Un nuevo comienzo en este sentido, significa tener presente que desde el principio y siempre está el Verbo presente, que Jesús está con nosotros. Él es la Palabra, Él es la Luz que ilumina en medio de las tinieblas. Y un nuevo comienzo significa una nueva oportunidad de apoyarnos en el Señor.
San Juan, que también es autor de este evangelio, no sólo de la Carta que leíamos antes, sino también del evangelio, nos anima a no dejar de lado al Señor, a recordar que cualquier comienzo es necesario que esté muy pegado a Jesús.
Y ahora, con todo esto en mente podemos conversar con Jesús sobre nuestro año. En estos pocos minutos que nos quedan en este rato de oración vamos a preguntarnos, por ejemplo, ¿cuáles fueron los hechos más relevantes? Puedes contarle a Jesús las cosas que te alegraron durante el año, esas cosas que te hicieron sonreír, tus triunfos, las cosas y las buenas noticias que tuviste.
MIRAR HACIA ADELANTE
Pero también cuéntale al Señor las cosas que te hicieron sufrir. Las cosas que te dolieron. Las cosas que quizá te hubiera gustado que no hubieran pasado por el dolor. Pero incluso que se las puedes agradecer porque son cosas que te ayudaron a crecer, que te enseñaron mucho.
Cuéntale también esos errores más importantes o esos logros que realizaste. Cuéntale todas esas cosas que viste durante el año. Es importante que seas muy sincero contigo mismo, contigo misma y con el Señor para sacar algunas ideas en limpio sobre los temas en los que podrías crecer.
Porque ese examen de conciencia, es revisar el año, las cosas buenas y las cosas malas, las cosas alegres, las cosas que te hicieron sufrir, etcétera, tienen como propósito, mirar hacia adelante y ver ya dónde puedo poner yo un poco más de empeño, un poco más de lucha, un poco más de esfuerzo.
Ahora, hablando con Jesús, le podemos decir “Oye, Jesús, quizá lo que Tú me estás pidiendo en este rato de oración, en el que me estoy revisando, es que crezca mi servicio a los demás o en mi dedicación de mi tiempo a Ti, Señor, o a mi trabajo. Estoy quizá descuidando mucho mi trabajo o mi dedicación a la familia.
O quizá, el Señor nos está diciendo, mira esta virtud, tienes una oportunidad grande de crecer, por ejemplo, la generosidad, o en la santa pureza, o en el orden o en la sinceridad. Y como consecuencia de esa revisión personal, de ese examen de conciencia, podemos ir sacando algunos propósitos.
PROPÓSITOS CONCRETOS
El primero, quizá ya te lo sugerí, hace un ratito, tomando lo que nos decía san Juan, comenzar el año muy cerca de Jesús. Este puede ser un buen propósito que todos podemos sacar, como tratar de convencer y de permanecer muy cerca del Señor. Por ejemplo, puedes pensar, este año quiero intensificar mi vida de oración o quiero mantener lo que comencé hace un año, dos años o equis años.
Y luego, comenzando las conclusiones de tu examen de conciencia, puedes formarte algunos propósitos, no demasiados. Basta con uno o dos en los que poder trabajar este año. Que sean concretos. Este año quiero todos los días tener mi rato de oración. Este año quiero ser más servicial en mi casa y por eso voy a ayudar más en esta tarea y en esta otra.
Cosas concretas en las que puedas medirte, en las que puedas ir diciendo, ya voy avanzando o voy, tengo que volver a comenzar en esta lucha. Y comenzar esta lucha nueva desde el principio, desde el 1º de enero.
En este rato de oración, ya se nos está acabando el tiempo, le vamos a pedir al Señor que nos ayude a comenzar bien. Y se lo vamos a pedir también a nuestra Madre Santísima, porque Ella nos consiga la fuerza para luchar en este nuevo año. Santa María, fuerza de los cristianos, ruega por nosotros.
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