El día de hoy en la misa rezamos, el salmo 26 y en uno de sus versículos, dice:
“El corazón me dice que te busque y buscándote estoy”.
Le decimos a Dios: el corazón me dice que te busque y buscándote estoy.
¡Qué bonito! que podamos decir también nosotros eso, el corazón me dice que te busque.
Y no solo recibir ese mensaje, busca a Dios, sino que también lo estemos buscando, para que nos ocupemos de eso.
¿Qué me dice el corazón? El fondo de mi ser hacia dónde tiende, pues todo corazón debe de tender hacia Dios, porque como dice San Agustín:
Nos creaste, Señor, para Ti y nuestro corazón está inquieto hasta que no descanse en Ti.
SANTA JOSEFINA BAKHITA
Realmente todo corazón podría decir eso, mi corazón me dice que te busque. Y así decía una santa contemporánea, que sufrió mucho, Josefina Bakhita.
Leemos un escrito donde ella recuerda su infancia.
Dice ella que cuando era niña al ver el sol, la luna y las estrellas, me preguntaba: ¿Quién será el amo de estas cosas prodigiosas? Surgía en mí entonces un gran deseo de verlo, de conocerlo y de adorarlo.
Pues es eso, su corazón de niña que veía la belleza, la belleza de la creación, pues sentía un anhelo de conocer a Dios, de adorarlo, de estar con Él.
Pues Señor, así debería ser también mi corazón, que al ver cualquier cosa hermosa, pues inmediatamente diga: Dios está, Dios existe, Tú eres el creador de las cosas hermosas, de las cosas buenas, de las cosas justas, de las cosas verdaderas.
Tú eres la Verdad absoluta, Tú eres la Vida absoluta, Tú eres la la fuente de la belleza, el creador de todas las cosas hermosas.
QUE TE BUSQUE
El corazón me dice que te busque ahora, Señor, que yo me aplique a buscarte, que esas heridas que tenemos en el corazón de las cosas buenas que no nos sacian totalmente me señalen hacia Ti.
SAN JUAN DE LA CRUZ
Me acordé de un pasaje del cántico espiritual de San Juan de la Cruz: Donde está el esposo y la esposa y la esposa en un momento dado dice:
¿A dónde te escondiste amado y me dejaste con gemido? Como el ciervo huiste habiéndome herido Salí tras ti clamando y eras ido, Pastores, los que fuerdes allá por las majadas al Otero si por Ventura vierdes aquel que yo más quiero, decidle que adolezco, peno y muero. Buscando mis amores iré por esos montes y riberas, ni cogeré las flores, ni temeré las fieras y pasaré los fuertes y fronteras. Oh bosques y espesuras plantadas por la mano del amado Oh Prado de verduras de flores esmaltado, decid si por vosotros ha pasado.
Y hasta ahí las palabras de San Juan de la Cruz, ¿qué te parece? Increíble, pero a mí me parece una belleza extraordinaria.
Y luego la respuesta de las criaturas es muy bonita también, pero es ese anhelo y esa búsqueda de Dios que nos da una probadita de todas las cosas hermosas, Señor, todas las cosas buenas.
LA ILUSIÓN DE CONTEMPLARTE CARA A CARA
Todo lo que nos sacie un poquito nos debe de hablar de Ti, nos debe de buscar, nos debe de mover, me debe de mover a buscarte y a cómo tener esa Ilusión de que algún día te podré contemplar, qué algún día podré saciarme de tu belleza, que algún día recibiré de tu vida directamente porque te veremos tal cual eres en el cielo y no solo con nuestra alma, sino también con nuestro cuerpo porque vamos a resucitar en un momento, vamos a hablar de eso.
Pero antes quiero conectar con la primera lectura de la misa de hoy; porque es Abraham. Abraham dice el texto, todavía no es Abrahaam, sino Abraham, nada más, porque tú Señor, le cambiaste el nombre Abraham de Abraham, o sea como le alargaste el nombre porque le diste una gran descendencia.
“Salió Abraham de su casa porque Dios lo sacó de su casa y le dijo: Mira el cielo y cuenta las estrellas si puedes, luego añadió, así será tu descendencia”.
Mira qué bonita coincidencia que es mirar al cielo, contemplar las estrellas como tú Señor le hablas directamente a Abraham, que está contemplando la belleza del firmamento, la inmensidad del cosmos y le prometes, así será tu descendencia, Yo te colmaré tus anhelos de modo total, nada quedará insatisfecho.
O sea, en el cielo no vamos a decir, “Uy, yo pensaba que iba a estar mejor”. Así pasa a veces que uno va a ver una película con grandes expectativas y de repente, pues tampoco estuvo tan bien.
O que tiene o lo invitan a una comida y le platican de un chef, o no sé de de algún vino muy bueno o de una canción o un partido de fútbol con unos equipos buenísimos y uno llega y cero cero no, ni un gol ni nada.
Y bueno, pues me quedó a deber. O simplemente, como decía un amigo cuando probaba un vino, decía, “cumple, cumple este vino”, o sea, pero no, no está buenísimo.
EL CIELO NOS VA A SACIAR TOTALMENTE
Bueno, pues el cielo nos va a saciar totalmente.
Señor, Tú no nos vas a dejar insatisfechos, nos vas a colmar, nos vas a saciar, es más, si existiera la palabra, nos vas a extra saciar.
O sea, no quedará nada insatisfecho, ningún anhelo auténtico de esos que hay en el fondo de nuestra alma.
Por eso mi corazón me dice que te busque y buscándote estoy, y decíamos que vamos a ver a Dios no solo con nuestra alma, sino también con nuestro cuerpo, porque somos seres humanos con alma y con cuerpo.
SEÑOR TE PEDIMOS QUE TODOS NOS SALVEMOS
Y aunque cuando morimos, nuestra alma va al cielo a la presencia de Dios y se tiene que purificar, pues se purifica en el purgatorio y va a ver a Dios en el cielo, esperemos Señor que todos que nos salvemos, sabemos que existe el infierno, sabemos que no está vacío, pero te pedimos, Señor que todos nos salvemos.
Como decía esa oración que enseñó el Ángel de la paz a los Pastorcitos de Fátima, “Perdón, Señor Líbranos del fuego del infierno, especialmente a los que más lo necesitan”.
Bueno, pues en la segunda lectura leemos precisamente esa promesa, San Pablo a los filipenses. Dice:
“Nosotros somos ciudadanos del cielo de donde esperamos que venga nuestro Salvador Jesucristo.
Él transformará nuestro cuerpo miserable en un cuerpo glorioso semejante al suyo, en virtud del poder que tiene para someter a su dominio todas las cosas”.
Es esa fe en que Tú eres el hijo de Dios, que Tú eres resucitaste y que eres un omnipotente, y que en virtud del poder que tienes para someter a tu dominio todas las cosas nos vas a resucitar.
ESPERANZA PARA SEGUIR CAMINANDO
Pues que gran esperanza ahora que estamos en el año jubilar, año de la esperanza, pues para seguir caminando por esta vida, queriendo purificarnos, para que nuestro corazón nos hable con más claridad al ver las cosas hermosas, nos hable de Dios y que también que esas privaciones ahora de la Cuaresma nos ayuden a purificar nuestro deseo, como decía San Juan De la Cruz, en ese cántico, en esas estrofas que leímos; al buscar la esposa al esposo, dice:
“ni cogeré las flores, ni temeré a las fieras y pasaré los fuertes y las fronteras”.
Pues que así sea nuestro deseo, nuestro anhelo de Tí Señor, que nos lleve a buscarte con más determinación.
Mi corazón me dice que te busque y buscándote estoy. Madre Nuestra, ayúdanos a buscar a tu Hijo Jesús con más seriedad, con más alegría, con más esperanza.
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