Aunque estamos pasadito los mediados de octubre y todavía faltan unos días para noviembre, que es el mes que la Iglesia tradicionalmente dedicada a los difuntos y a pensar en la realidad de la muerte, sin embargó el evangelio de hoy cómo que se adelantó un poco, nos pone a meditar la realidad de la muerte, fíjate lo que dice:
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos tengan ceñida la cintura y las lámparas encendidas, ustedes estén como los que aguardan a que su Señor vuelva de la boda para abrirle apenas venga y llame.
Dichos los criados a quienes Él Señor al llegar los encuentra despiertos, les aseguro que se ceñirá los harán sentar a la mesa y los irá sirviendo y si llega la entrada la noche o de madrugada y los encuentra así dichosos ellos.
Cuentan de San Luis Gonzaga que en una ocasión que se encontraba el joven jesuita jugando al frontón, en medio de aquel esparcimiento un compañero le preguntó, oye Luis ¿tú qué harías si supieras que el Señor te llama este día para morir?
Y respondió el Santo, no sé, que se iría a la capilla corriendo a rezar, a confesarse, o que iría buscar a no sé quién para pedirle perdón, nada de eso, si no que contestó, seguiría jugando; es que es verdad.
San Luis murió apenas con 23 años, muy joven y sin embargo si él hubiera sabido el día de su muerte, ese día seguiría haciendo lo que tenía previsto para ese día, un rato de estudio, un ratito deporte, lo mismo que haces tu cada día, estar con tu familia, con tus amigos, claro también hacer un ratito de oración como este.
San Luis Gonzaga
Pero es que en realidad todo para él era oración, porque él estaba alerta y no necesitaba encontrarse constantemente en la oración explícita digámoslo así.
Toda su jornada era guiada por el consejo de San Pablo, ya sea qué comas, ya sea que bebas o que hagas cualquier otra cosa, hazlo todo para la gloria de Dios; trata de pensar en tu oración, y yo en la mía.
Qué significado tienen estas actitudes de los Santos, porque así como San Luis, pues todos los Santos vivían así, no creo que tengan que ver una actitud como de desprecio a la muerte, nada de eso, más bien como qué nos están tratando de enviar un mensaje.
El mensaje de que la vida Cristiana es vivir la vida intensamente y disfrutará con todo lo que hacemos, porque todos lo podemos convertir en ocasión a para amar a Dios.
Todo es oración
No porque estemos metidos en el la capilla o el oratorio todo el día, si no por qué todo lo que hacemos, lo podemos convertir en oración, pues aunque no se ha hoy tampoco el día de San Luis, sigue siendo un santo muy actual, precisamente por qué murió en medio de una pandemia de fiebre en Roma, en el año 1591.
Luis iba de puerta en puerta con un morral llevando víveres para los enfermos y aunque era muy joven, le pidió a sus superiores cuidar de los moribundos a pesar del peligro del contagio, y así qué se entregó de lleno a limpiar sus llagas, hacerle sus camas, prepara a los enfermos para la confesión.
La Enfermedad de San Luis
Y finalmente Luis contrajo la enfermedad; por un enfermo al que se encontró tirado en la calle, pero no importó cargarlo sobre sus espaldas y llevarlo al hospital, donde servía.
Cuando finalmente Luis vio que su fin se acercaba, escribió a su mamá alégrate mamá, que Dios me llama después de tan breve lucha, no llores como muerto al que vivirá en la vida del mismo Dios, pronto nos reuniremos para cantar las eternas misericordia.
En sus últimos momentos no puedo apartar su mirada de un pequeño crucifijo colgado ante su cama; pues así fue la vida de este santo, que no por nada el Papa lo nombró Protector de los Jóvenes estudiantes y Patrón de la Juventud Cristiana.
Hoy Jesús me recuerdas en el evangelio y con la vida de los santos, qué tengo que estar siempre vigilante, siempre preparado con el traje adecuado, con la lámpara encendida.
Quieres Jesús enseñarme que la vida Cristiana el camino de la santidad requiere un esfuerzo continuado
Una lucha interrumpida, pero, no una tensión estresante, no una lucha a base de brazo partido, cansada, sino un vivir la vida intensamente, alegremente, con una lucha deportiva estimulante.
Fíjate lo que decía San Agustín vela con el corazón, vela con la fe, con la caridad, con las buenas obras, preparando las lámparas, cuida de que no se apaguen, alimentándolas con el aceite interior de una recta conciencia.
Jesús, yo quiero estar siempre preparado con las lámparas encendidas y para mantener un buen ritmo en mi vida espiritual, tengo que ponerme metas altas, ayúdame a preguntarme en este ratito de dialogo contigo,
¿Qué más puedo hacer por ti o por los demás? ¿Cómo puedo hacer mejor mi estudio? ¿Cómo puedo tratar con más cariño a los que me rodean? ¿Me acuerdo frecuentemente de ti durante el día?
Y luego que cuando llega la noche sepa repasar esos propósitos, para ver si los hice y cómo los puedo ser mejor, y si un día de plano no me salió ningún, te pido perdón y te ofrezco el propósito de volver intentarlo al día siguiente con más espíritu deportivo sin casarme nunca.
Estar Preparados
Jesús así me encontrará siempre preparado, con la luz de mi alma encendida, una luz potente que ilumina a los demás que irradia y da calor; y así si estoy vigilándote.
Sí tengo mi lámpara encendida, el alma atenta, escuchare siempre sus silbidos tuyos que me diriges llamándome por mi nombre, son esos momentos indescriptibles en las que te metes en la intimidad de mi alma y el resto del mundo desaparece por un instante, porque que mi corazón y mi cabeza están pendientes sólo de ti.
Jesús cuando me llames quiero contestar aquí estoy, cuenta conmigo para lo que haga falta, no quiero desperdiciar esas gracias dejándolos pasar como el agua de las piedras de un rio, sin dejar huella.
Un Propósito Concreto
Y quiero hacer un propósito concreto, llevar siempre una agenda, un cuaderno a la oración para apuntar esas inspiraciones que tú me das, en esos ratitos de especial intimidad contigo.
No me quiero llevar el celular o en todo caso si me lo llevo en modo avión, porque qué experiencias tengo, de que cuando me lo llevo aunque sé que me puede servir para anotar.
Casi siempre termina por distraerme; mejor una pluma y un papel, una libretita, además será bueno que concrete sus inspiraciones en un propósito chiquito pero realizable y de este modo estar siempre preparado para cuando vengas a llamarme al final de mi vida.
Una Historia
Me contaron la historia de una niña que tenía una rara enfermedad en los ojos, al grado que era prácticamente ciega, ella podía ver sólo a 2 metros lo que la mayoría de la gente pueda ver a 40, finalmente un día la llevaron al hospital a una cirugía y después de su recuperación, fue capaz de ver claramente todo, de hecho en un momento dado junto con la operación le pusieron lentes obviamente.
Entró en su casa y la empezó a recorrer toda la casa como si no lo conociera, estaba asombrado y decía ¿así es como ustedes ven todo el tiempo? no lo podía creer, ella podía ver todo de manera tan diferente, de hecho su papá le aprendió la tele sin volumen y le pregunto a ver ¿qué es lo que ves en la televisión?.
Porque quería saber si podía distinguir aquel programa, ella miró y dijo veo polvo, es que era ya tan nítida su mirada que podía ver tan claramente todo, qué distinguía hasta el polvo de la pantalla.
Encender la Lampara
Es que realmente le había cambiado la forma de vida, pues algo parecido encender una lámpara en medio de la oscuridad, es de pasar de estar ciego a ver, pues así nos dice Jesús tengan las lámparas encendidas.
Jesús quiero tener siempre el alma encendida, siempre en “on” por los ratitos de oración que hago cada día para estar contigo y por qué además esos ratos me ayuda a convertir el resto del día en oración y así aprovechar todos los momentos y circunstancias de mi vida para amarte y para servir con alegría a los demás.
Así mi vida estará siempre iluminada, será una vida feliz, una vida lograda. Imagina la luz en la mirada en los ojos de María que ella que está llena de gracia te ayude a mantener siempre encendida la lámpara de tu corazón.