Hoy escuchamos en el Evangelio de la misa que Tu Señor, nos hablas recordándonos, o quizás mejor digo, enseñándonos una de las verdades que creo que son más bonitas de toda nuestra fe, de todo tu mensaje, dices así:
“Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el Labrador, a todo sarmiento que no da fruto en Mí, lo arranca y a todo el que da fruto, lo poda para que dé más fruto”.
(Jn 15, 1-3)
Y un poquito más adelante dices:
“como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros si no permanecéis en Mí Yo soy la vid vosotros los sarmientos, el que permanece en Mí y yo en él, ése da fruto abundante, porque sin Mí no podéis hacer nada”.
(Jn 15, 4-6)
Uno de los momentos en los que hablas como Dios, porque lo eres y es uno de los momentos en los que te oímos como criaturas tuyas que somos, si esto lo dijera cualquiera de nosotros los seres humanos mortales, pues sería una expresión muy elevada de autoestima, de una no sé, falta de realismo, algo que no sería bien escuchado.
Porque efectivamente sería falso, nadie puede decir a ningún otro: “sin mí no puedes hacer nada” o sea, parece que el énfasis está puesto en uno de una manera exagerada.
Pero tratándose de Ti Señor, esta es una de las verdades que conviene que recordemos siempre los cristianos, porque tenemos la tendencia a efectivamente reducir la religión a unas prácticas de piedad, que hacemos con responsabilidad, con compromiso y bueno a ver efectivamente cuán buen cristiano soy pues en la medida en que vivo esas prácticas de piedad.
O sea que voy a misa los domingos, que hago mis oraciones de la noche, pero cuando oímos estas palabras tuyas, caemos en la cuenta de que no es tan importante lo que yo hago, sino que lo importante es lo que Tú haces, Jesús lo que Tú haces en mí.
Evidentemente con mi colaboración, con mi cooperación, eso es lo importante, lo que haces Tú, Señor.
Tú cuando dices:
“Yo soy la vid vosotros los sarmientos, el que permanece en Mí y yo en él ése da fruto abundante, porque sin mí no podéis hacer nada”,
(Jn 15, 5-6)
en el fondo el fruto es tuyo, con mi colaboración, con mi dócil secundar tus mociones, con el seguirte.
¿QUÉ HARÍAS TÚ SEÑOR?
Por eso es tan sabia esa sugerencia de preguntarte Señor y con frecuencia ¿Qué harías Tú si estuvieras en mi situación? y tenerte como punto de referencia, porque eres mi modelo y tenerte como punto de referencia permanente y saber que solo tiene fruto mi comportamiento en la medida en que se identifica con el Tuyo.
O sea tiene frutos, significa que puntúa para el cielo y es acertado, no es que todo lo que hagamos nosotros es desacertado, lo que estamos intentando decir, es que Tú Señor quieres seguir viviendo en cada uno de nosotros los que estamos vivos ahora en el planeta.
Eso se da en la medida en que pues te dejamos actuar vivo.
Entonces que sacramentalmente, cuando hemos recibido el bautismo y después cada vez que recibimos la confesión, va corriendo por dentro de nosotros una misma vida que Contigo es la vida de la gracia.
Entonces eh esta verdad que el cristiano es uno por la gracia con Cristo, Contigo Jesús, esa unidad nos suena tan bonita que a veces nos es más difícil de de creernos de verdad, de entenderla plenamente.
A veces el perder la gracia nosotros la identificamos como el no poder comulgar y efectivamente es así, el que no está en gracia de Dios no puede comulgar y eso se recupera confesándose y esto es verdad, me he confesado y entonces vuelvo a tener la gracia de Dios.
CON GRACIA DE DIOS ES CRISTO QUE VIVE EN MÍ
Pero no es solo esto, el tener la gracia de Dios es tener tu vida Jesús viviendo en mí, entonces el que Tú a través de la gracia estés en mí, explica lo que dice San Pablo: “es Cristo quien vive en mí”
No dice no soy yo el que vive, es Cristo quien vive en mí y entonces esto es súper potente que seas Tu Señor el que está viviendo en mi vida, estás queriendo contar conmigo y entonces si yo voy poquito a poco haciendo lo que Tú harías si estuvieras en mi lugar, preguntándote cómo dijimos hace un ratito, o pensándolo, simplemente, ¿Qué haría Jesús estuviera en mi lugar? pues Tu vida Jesús, se va dando en mi vida y tus sentimientos se van instalando en mi corazón y entonces ciertamente me voy puliendo, porque me voy identificando Contigo.
Esto es la santidad, ser otro Cristo.
Leía no estas preguntas que son muy gráficas, ama a Cristo, ama a Jesús, ama a esta persona pues la quiero yo también, perdona Jesús a esta persona, la perdono yo también, le alegra a Jesús esta noticia, pues me alegra a mí también, le entristece a Jesús este suceso, pues a mí también.
IDENTIFICARME CON CRISTO
Este identificarme Contigo Señor, este sacarte de los libros y de las imágenes, para conocerte como persona qué eres, con sentimientos, con ilusiones, con cercanía, pues esto es muy luminoso.
Qué bonito poderte conocer Jesús, conociéndome y qué bonito poderme conocer pues intentando parecerme a Ti cada día, voy viendo pues la distancia, pero también con esperanza como esta se va acortando, por tu ayuda y mi lucha.
Quiero que la Virgen María me ayude a ser un buen sarmiento de esa vid que eres Tú Señor, una ramita de ese tronco.
Ayúdanos Madre Nuestra a que seamos otro Cristo, el mismo Cristo, que creo que es lo que tú también procuraste hacer aquí en la Tierra.
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