Hoy celebramos el cumpleaños de la Virgen María, la mamá de Jesús y nuestra mamá. Es un día de fiesta en el Cielo y en la Tierra. ¡La Reina, la más grande, está de cumpleaños!
CELEBRACIÓN EN EL CIELO
Es la mamá de todos los cristianos, de todos los hombres. Y a las madres, hay que celebrarlas. Y si los hijos de la Tierra quieren celebrar a sus mamás por todo lo alto, nos imaginamos cómo Dios querrá celebrar a su mamá en el Cielo… ¡Seguramente va a ser una fiesta maravillosa!
Aunque sabemos que Dios es el Rey del Cielo y del Universo, por este día, la Reina, la más importante es ella, María toma el protagonismo.
San Josemaría contaba una vez de un convento que él había sabido que, durante la fiesta de los Santos Inocentes, la más joven pasaba al lugar de la abadesa, de la principal, y esa, la más joven, la última que había entrado, mandaba durante ese día.
En el Cielo, el día del cumpleaños de la Virgen, la esclava del Señor se transforma en la que manda, la que preside.
Y hoy vamos a aprovechar eso. Y vamos a acudir especialmente a ella, a la Virgen.
Como supondremos, el cumpleaños de la Virgen es un poco distinto…
UN CUMPLEAÑOS DISTINTO
Yo pensaba asimilarlo al cumpleaños de los hobbits. No sé si te acuerdas del cumpleaños de Bilbo, esa celebración con la que comienza El Señor de los Anillos.
Para introducir la narración del cumpleaños, el autor explica las costumbres de los hobbits, entre las cuales se cuenta que ellos tienen un modo especial de dar regalos. No son los invitados los que llevan regalos al celebrado, sino que es al revés: el cumpleañero es quien da los regalos.
La costumbre entre los hobbits es dar a los invitados cosas sencillas, pequeñas y con un toque de humor, dice Tolkien. Que algunos regalos van rotando de persona en persona y puede pasar alguna vez que, algo que tú le diste a alguien, te llegue a ti más adelante.
Pero aunque la costumbre fuera dar cosas sencillas y genéricas, Bilbo, el protagonista de ese cumpleaños, pensó en un regalo especial para cada uno y mandado a hacer para él.
Y a cada regalo le ponía una dedicatoria con cariño. Algunas otras con un toque de ironía, pero todo el mundo estaba especialmente feliz con ese regalo, que le había hecho ese hobbit tan peculiar.
TONELADAS DE GRACIAS PARA SUS HIJOS
La fiesta de cumpleaños de la Virgen es parecida. Ese día ella manda en el Cielo y Jesús le da muchas gracias para que ella las administre: ‘Toneladas y toneladas de gracias de Dios, para que la Virgen las reparta a los hombres con generosidad’.
Y ella transforma cada tonelada de gracia en gracias particulares, muy pensadas para cada uno, así como esos regalos de Bilbo.
Ella no da cosas genéricas, sino que son gracias especiales, pensadas para cada uno de sus hijos. Nos emocionamos y se lo agradecemos (…)
La Virgen hoy está pensando en ti y en mí, en cada una de las criaturas que pueblan la Tierra, para darle ese gran regalo que necesitan.
Hoy es un día en el que podemos recibir muchas gracias de Dios administradas por la Virgen, porque ella, Madre nuestra, no te enojas si le decimos, porque lo decimos con cariño: ‘Ella no es buena administradora’.
Es tan buena, es tan generosa que nos da mucho más de lo que merecemos y necesitamos. Bueno, es como las mamás: generosa, abierta y está pensando en cada uno y siempre da mucho más de lo que necesitamos.
EN SU ALMA CABEMOS TODOS
Es impresionante esa generosidad y esa magnanimidad de la Virgen. Magnanimidad es una palabra que quizá no te suena tanto. Magnanimidad quiere decir alma grande.
Ella, nuestra madre, tiene un alma en la que cabemos todos. Ella quiere ayudar a cada uno de sus hijos. Te quiere ayudar a ti. Me quiere ayudar a mí.
Hace unas semanas tuve la fortuna, la suerte de pasar por el Santuario de la Virgen de Fátima en el contexto de la Jornada Mundial de la Juventud. Es un lugar impresionante.
Tomamos un bus desde Lisboa donde estábamos alejándonos. Y allí ya recibimos el primer favor que nos hizo la Virgen. Para irnos a la terminal de buses, tomaríamos un bus de línea que salía desde Lisboa para llegar a Fátima. Pero tuvimos que tomar un bus urbano que no pasaba y se atrasó.
Y nos asustamos pensando que no llegaríamos al bus que nos llevaría al lugar de las apariciones de la Virgen. Y le rezamos a ella. Todos juntos (éramos veintitrés en nuestro grupo y logramos hacer que nos esperára el bus).
Cuando llegamos al Santuario, lo primero que hicimos fue ir a rezar a la capilla, al lugar de las apariciones para agradecerle a la Virgen que hubiéramos llegado, y para pedirle por tantas intenciones que teníamos en nuestros corazones.
Me sorprendió que la explanada era gigantesca y había muchísima gente. Por lo tanto, se escuchaba mucho ruido. Pero al entrar en el lugar de las apariciones, que era una capilla abierta, no tenía paredes que sujetaran el ruido, que lo aislaran, pero ese ruido igual desaparecía.
Y ya dentro, se respiraba un recogimiento, un ambiente de oración muy emocionante. Ahí uno podía quedarse mucho rato rezando sin problemas, delante de esa imagen tan bonita de la Virgen de Fátima.
EL MILAGRO
Esa misma semana, nos enteramos de un favor que le hizo nuestra Madre a una española de dieciséis años, Jimena. Pocos días después ese relato se volvió viral. Y quizás tú, que estás escuchando esta meditación, conoces bien la historia.
Ella llegó con problemas de visión. Según ella misma contaba, había perdido un noventa por ciento de la vista.
En el Santuario, delante de la Virgen acudió a nuestra Madre y empezó a llorar. Y esas lágrimas al parecer, le devolvieron la vista. ¡Un regalo maravilloso! ¡Un regalo de mamá! ¡De una madre maravillosa, nuestra Madre del Cielo, la Virgen!
La presencia de la Virgen en el mundo se nota. Cuando visitamos esos santuarios de la Virgen. Pienso en los más famosos Fátima, Lourdes, Guadalupe, la Medalla Milagrosa, pero tantos otros cientos, o miles de santuarios repartidos por todo el mundo, en los que el pueblo cristiano le manifiesta a nuestra Madre ese cariño, ese amor, esa devoción.
Cuando visitamos esos santuarios nos damos cuenta de que siempre nuestra madre es muy madre, de que es la mujer más preocupada del mundo. Está siempre dispuesta a darnos todo lo que necesitamos.
MADRE QUE INTERCEDE POR NOSOTROS
No siempre lo que le pedimos, porque a veces, lo que le pedimos no nos conviene, pero siempre nos da lo que necesitamos… Porque el Señor le va dando esas toneladas de gracia.
Y quizá hoy, como es su cumpleaños, es más de lo normal. Pero ella siempre tiene esa reserva de gracia que le da a su Hijo Jesús para repartirla entre nosotros.
El Espíritu Santo hizo que esa generosidad de la Virgen, que esa preocupación quedará registrada en el Evangelio.
¿Te acuerdas del pasaje de las bodas de Caná? La Virgen se preocupa porque se les acaba el vino a esos esposos. ¿Y qué hace? Intercede por ellos ante Jesús.
Adelanta la hora de Jesús, logra cambiar los planes de Jesús para darles a ellos esa tranquilidad. Ella está siempre atenta a las necesidades de sus hijos y se adelanta siempre.
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