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P. Javier

7 min

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DIOS ES UN DIOS DE VIVOS

Nuestra esperanza está en Jesús que es Dios y nos hace hijos y es la roca firme de nuestras esperanzas.

En estos 10 minutos con Jesús vamos a procurar decirle esas cosas que tenemos en el corazón, concretamente, que se apresure a venir a nuestro hogar, a nuestro corazón, a nuestra barca.

Para cambiarnos el corazón necesitamos redención y ser curados, ser redimidos. Y eso es lo que te pedimos ahora Señor: ¡no tardes!

El Papa nos recordaba que él estaba repitiendo esa regla: Señor apresúrate y no tardes. Apúrate, Jesús, no te demores. No te demores en convertir este corazón duro que tengo, en un corazón semejante al Tuyo.

Que tenga esa capacidad de comprensión de los demás, ese amor, esa capacidad de conmoverme ante las dificultades, ante los problemas, ante la enfermedad y la muerte.

Conmoverme ante el dolor, ante el hambre y ante la ignorancia. Dame, Señor, Tus sentimientos. No me enseñaron la lógica de tu corazón, que es una lógica distinta de la lógica de la razón…

Jesús nos ha demostrado en todas sus decisiones -que a veces no se coincide con lo que sería razonable-. Lo razonable no es lo que siempre elige Dios. Muchas veces elige cosas que parecen difíciles de razonar, que parecen difíciles de entender.

LA LÓGICA DE DIOS

No elige al más dotado para guiar el timón de la Iglesia; elige a Pedro, que era una persona más corriente, con más dificultades, con más defectos; en lugar de elegir a san Pablo, que era una persona claramente mucho más dotada humanamente en todos los sentidos.

La lógica de Dios no es nuestra lógica.

Por eso le pedimos que venga, nos convierta el corazón, porque queremos pensar y sentir como Él pensaba y sentía, con esa misma lógica, porque de esa manera vamos a acertar en la vida.

Nuestro fundamento es Jesucristo. Nos acercamos a Navidad y queremos que Jesús nos convierta el corazón. Ya que se aproxima el nacimiento de Jesús, que nazca en nuestro corazón convirtiéndolo, para que Él pueda ser realmente, la roca firme sobre la cual nos apoyamos.

De manera tal que, esa casa que construimos, nuestra vida, no esté construida sobre la arena, de manera que las tormentas se la lleven con su fuerza, se la llevan puesta, como decimos en Argentina…

DIOS ES DIOS DE VIVOS
CONSTRUIDA SOBRE ROCA

Necesitamos que nuestra vida esté construida sobre la roca firme que es Jesucristo. Que nada ni nadie, nos pueda quitar la alegría y la paz de estar con Dios.

Que los cambios de circunstancias, los cambios de trabajo, las dificultades, las contrariedades, ni las enfermedades. Que nada nos pueda cambiar. Si chocamos y tenemos una dificultad, si tenemos un éxito, que nada nos pueda cambiar el fundamento donde estamos apoyados: que estemos apoyados en Jesucristo.

Eso es lo que le pedimos para Navidad. Eso es lo que le estamos pidiendo al decirle:

“Apúrate Jesús y no tardes”

No tardes en darme un corazón que entienda tu lógica, que viva con Vos, que esté contento de estar con Vos, que quiera que Vos seas realmente el fundamento de todas mis esperanzas, de todas mis necesidades.

TODOS VAMOS A RESUCITAR

En el Evangelio de hoy, leemos como Jesús les recuerda a los judíos aquella realidad que vamos a resucitar.

“En aquel tiempo se acercaron algunos saduceos que niegan la resurrección y le dijeron a Jesús: –  Maestro, Moisés nos dejó escrito: Si a uno se le muere su hermano dejando mujer pero sin hijos, que tome la mujer como esposa y descendencia a su hermano.

 Pues bien, había siete hermanos. El primero se casó y murió sin hijos. El segundo y el tercero se casaron con ella y los otros siete también y murieron todos sin dejar descendencia. Por último, murió también la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete la tuvieron como esposa.

 Jesús les dijo: –  En este mundo los hombres se casan y las mujeres toman esposo.

Pero los que sean juzgados dignos, de formar parte del mundo futuro, en la resurrección de entre los muertos, no se casarán, ni ellas serán dadas en matrimonio, pues ya no pueden morir, son como ángeles, son hijos de Dios, porque son hijos de la resurrección y que los muertos resucitan.

Les indicó el mismo Jesús en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor: Dios de Abraham, Dios de Isaac y de Jacob. No es Dios de muertos, sino de vivos, porque para él todos están vivos.

 En eso intervinieron unos escribas que dijeron: – Bien dicho maestro. Y ya no se atrevieron a hacerle ninguna otra pregunta”.

DIOS ES DIOS DE VIVOS
LA RESURRECCIÓN

El Evangelio nos presenta una cuestión teológica muy discutida en el tiempo de Jesús. La cuestión sobre la fe en la resurrección.

Los saduceos la negaban, los fariseos la afirmaban, y hay que tener presente que estos dos grupos eran los más relevantes en la sociedad judía del tiempo de Jesús.

Los saduceos eran más poderosos. En cambio, los fariseos eran como más piadosos, más perfectos en el cumplimiento de la ley. La gente en general está un poquito al margen de todos ellos.

Sin embargo, hay que resaltar un concepto que aparece en esta lectura y que si tiene gran relevancia espiritual, que es el gol:

“Moisés nos dejó escrito: Si a uno se le muere su hermano dejando mujer pero sin hijos, cásese con la viuda y dele descendencia a su hermano”.

EL GOL REDENTOR

Esta es la figura del gol, del redentor y de esa persona encargada de proteger y cuidar de una viuda y sus derechos. El encargado de dar descendencia a su hermano o pariente, proteger a su prole, si ya la tenía.

Era también el vengador de sangre encargado de cuidar la justicia si se había cometido algún tipo de injusticia o fraude.

Este gol, este redentor, nosotros lo identificamos claramente con Jesús, que ha saldado la deuda contraída por nuestros pecados.

Él ha salido como fiador de nosotros, ha roto el documento que nos condenaba, clavándolo en una cruz y mediante su acción redentora, nos devuelve la capacidad de ser hijos de Dios, de estar siempre vivos frente a Él, sin temor, sin miedo, con total confianza.

Nos ha devuelto la confianza en la resurrección. Nuestra vida tiene sentido porque sabemos hacia dónde va.

Por eso el cristiano, es el que no tiene miedo a la muerte, ni la vida ni a nada, ya que está a un paso del encuentro total y pleno con Jesús.

NUESTRA ESPERANZA EN JESÚS

Esta es nuestra gran alegría, esta es la fuente de nuestra confianza. Por eso, para nosotros es tan importante poner el fundamento, como veíamos al principio, en Jesucristo.

Nuestra confianza está en Jesús. Y Jesús está vivo. Jesús está conmigo. Jesús resucitó y ha vencido a la muerte y no hay muerte para nosotros. Nosotros a lo sumo cambiaremos de casa.

Es una mudanza más, de tantas mudanzas que a veces nos toca vivir en la vida. Jesús está conmigo. Ahí tenemos que poner nuestra esperanza.

Este es un gran tema para la Navidad. Le pedimos ayuda al Señor y le decimos: Ayúdame a confiar. Ayúdame a poner realmente mi esperanza en Vos y no en mi fuerza, ni en mis capacidades. Ni en mi inteligencia, ni en el dinero.

Ni en los contactos, ni en las relaciones o en lo que me puedan conseguir los demás… ni siquiera en el país, en la política, en la salud.

DIOS ES DIOS DE VIVOS
NUESTRA CONFIANZA EN ÉL

No tengo que poner mi confianza en esas cosas que son pasajeras…. Son todas buenísimas y las agradecemos y las bendecimos y las pedimos. Pero nuestra confianza importante, nuestra casa, la edificamos sobre la roca que es Jesucristo.

Es la única roca capaz de evitar que nuestra casa sucumba ante las contradicciones, ante las dificultades, ante las tempestades de la vida. La única, única, única roca capaz de impedir que nuestra casa se venga abajo. Que nuestra vida se venga abajo. Que nuestra esperanza se defonde que pierda su fundamento y nuestra vida sea inútil.

Y si la roca es Jesucristo, si la roca es Jesús, nadie nos podrá arrebatar esa alegría que Jesús nos da. Esto es lo que queremos con esta Navidad.

… Y NUNCA PERDER LA PAZ

Lo vemos en la vida de Santa María y de san José, dos personas increíbles que vivían con su fundamento puesto en Dios; y por lo tanto, nunca perdían la paz. Ni las contracciones de Belén, ni las contracciones de Herodes, ni la huida a Egipto, ni haber perdido al Niño esos días en el templo, ni esos días tan inciertos… Nada les quita la paz y la alegría.

Por eso pidámosle a Jesús esta gracia de vivir siempre agarrados de su mano…


Citas Utilizadas

Is 7, 10-14

Sal 23

Lc 1, 23-38

 

Reflexiones

Señor, sé mi roca, mi fortaleza y mi esperanza puesta en Tí. Que sepa verte en esta Navidad tan cerca. Que pueda acariciarte y estar cerca de tu corazón

Predicado por:

P. Javier

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