Recuerdo una vez celebré una misa, para el grupo de niñas de mi colegio que iban a hacer la Primera Comunión. Les faltaba una semana y quería encontrar en la liturgia, en el evangelio, en las lecturas de la misa del día algo apropiado para sus inocentes corazones.
Pero, he aquí que el evangelio era justo el martirio de san Juan Bautista. ¡Qué aprieto! ¿Qué les digo a estas niñas? ¿Cuál historia les iba a contar? Qué a Juan lo habían metido en la cárcel, lo habían encadenado. Que el motivo era porque Herodías, que estaba casada con Filipo, se había casado con Herodes y era el hermano de Filipo; que Juan les había dicho que eso no estaba bien, que no era lícito tener a la mujer de su hermano.
Y que Herodías aborrecía a Juan y quería matarlo, pero no podía, porque Herodes lo respetaba. Herodes sabía que Juan era un hombre justo y santo, y lo defendía incluso. Al escucharlo quedaba asombrado, perplejo.
Pero, había llegado una ocasión, un banquete y un baile. Estaban los magnates, los oficiales. Bueno, ¡qué historia! La hija de Herodías había entrado, danzado, bailado y que había gustado mucho a Herodes. Herodes, en su emoción, en su fiesta, le dijo:
“(…) -Pídeme lo que quieras y te lo daré.”
(Mc 6, 22).
Justo lo que le pidió fue la cabeza de Juan en una bandeja.
¿Qué historia le iba yo a contar a estas niñas? ¡Mama mía!
MARTIRIO SAN JUAN BAUTISTA
“Jesús esta es la historia de hoy, porque hoy es la memoria del martirio de san Juan Bautista.” Precisamente hoy, 29 de agosto, Martirio de san Juan Bautista, memoria.
¿Y qué puedo decir? Hay situaciones difíciles. Herodías se encontraba en una situación difícil. Quiero fijarme en san Juan Bautista cómo director espiritual. De hecho, así se titula esta meditación: “Director Espiritual”.
Podría uno pensar que solamente se necesita un director espiritual, no sé, cuándo uno tiene ya una vida de virtud, una vida de piedad, un ejercicio de vida cristiana y entonces, claro, cuento con un director espiritual… no. No se necesita un director espiritual en ese momento.
Uno, también podría pensar: Pero, es que si yo tengo tal o cual vida… es que tengo una condición de vida que es complicada, que no es fácil de entender, que no es fácil de justificar. Realmente no hay nada que hacer…
Entonces, ¿qué podría aportar un director espiritual? ¿Qué avance podría haber? Herodías se encontraba en una situación delicada, porque efectivamente estaba con un hombre que no era su esposo, tiene una hija. ¿Cómo se puede solucionar un tema de estos?
Señor, tantas situaciones que hay en este mundo complicadas, difíciles: familiares matrimoniales, de uniones, con hijos… ¿Y qué? Son las situaciones que hay. Para esas personas también hay un camino.
Juan les había advertido que estaba mal, eso sí, porque era un profeta y había tenido esa misión. Le había llegado esa misión del cielo: de ser la voz que habla en el desierto, de ser la voz que hablaba en las conciencias.
Se ve que a Herodes le gustaba lo que hablaba san Juan Bautista. No solamente, porque hablaba cosas bonitas, sino también porque le cantaba la tabla y le decía la verdad, y le hablaba mirándolo a los ojos y no titubeaba. Eso, a Herodes le gustaba.
TODO EN LA VIDA TIENE SOLUCIÓN
Herodes sabía que Juan era un hombre justo, santo, incluso, dice el evangelio que lo defendía. ¿Por qué? Porque también le decía clarita la verdad. Herodes iba por buen camino, me atrevo a decir eso; Herodías si no.
Herodías que bobita, porque tuvo la oportunidad de acudir a Juan, incluso a escondidas, sin que nadie la viera, porque tenía el poder para hacerlo y tenía la oportunidad de escuchar a Juan, de pedirle un Consejo: ¿Qué hago? ¿Qué me sugieres? ¿Cómo manejo esta situación?
Mira, todo en la vida, todo en la vida tiene solución. Todo en la vida tiene solución. Pero, hay que hablar y tenemos que ser sinceros, ser humildes y acudir a aquellas personas que me puedan realmente ayudar en impulsarme a acercarme a Dios.
Qué importante es tener un director espiritual en situaciones duras, difíciles.
“Señor, necesitamos luz y Tú te sirves muchas veces de esos instrumentos para darnos luz.”
Poder contar lo que me pasa. ¿Cuál es ese nudo que tengo en el estómago, en la garganta? ¿Qué cosa no me deja ser libre? Me tiene angustiado con incertidumbre. Tengo que hablar.
También espero que el director espiritual me hable con claridad. Bueno, yo no puedo ir a buscar un director espiritual para que me consuele y ya está, para que me dé la razón o para que me tranquilice la conciencia. No, no, no.
Si no, para que me dé luz, no oscuridad, para que me mueva la conciencia a conversión, no para que me anestesie la conciencia. Fíjate que hay personas que son así, que son malos consejeros, que nos dicen: Ay, tampoco es para tanto. No sea bobo, no pasa nada… No, no.
PERSONAS QUE NOS DEN LUZ
Buscar personas que nos ayuden a que el alma quiera. Porque según lo que nos sugieran, el alma realmente es la que se decide actuar, la que se decide a ir adelante. No es un buen consejo puntual, es uno, es la voluntad, es la propia inteligencia.
El director espiritual nos acompaña, nos escucha y nos anima, nos empuja un poquito. “Señor, Tú viniste precisamente para estar junto a los atribulados. Lo dijiste en el Evangelio de san Lucas:
“No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a la penitencia”
(Lc 5, 31-32).”
Ahí estaba san Juan y no lo supieron aprovechar. ¡Qué vaina!
“Jesús, la solución es mirarte a Ti y dejarse mirar por Ti.” Para eso están los buenos pastores, el buen pastor. El buen pastor que da la vida por las ovejas, que no busca el bien para sí mismo. Que no está pensando en él, sino que busca el bien de sus ovejas: ¿Qué necesitan las ovejas?
San Juan Bautista no buscaba su propio bien, había recibido la misión de dar luz y ahí estaba dispuesto para hablar y para con claridad decir cómo se podían solucionar las cosas; cómo se podía buscar el camino para llegar a Dios y para ser felices también.
“Jesús, un director espiritual, alguien que nos enseñe el camino de Dios. Que nos ayude a construir el propio edificio espiritual.”
Puede ser un sacerdote, claro que sí. Los sacerdotes tenemos esa misión también de acompañar a las almas, de dirigir a las almas, de llevar a las almas por un plano inclinado.
Pero, también puede ser un buen amigo. Un buen amigo que Dios pone cerca de uno y que por su formación y su experiencia me puede guiar a donde Dios quiera llevarme.
Se le puede plantear: Oye, mira, a mí me gustaría que tú me orientaras un poquito en el aspecto espiritual, ¿tú crees que es posible eso?
PUNTOS CLAVES
Hay unos puntos claves para saber si hemos acertado el director espiritual. “Señor, ¿cuáles serían esos puntos claves?”
Si nos ayuda. Inmediatamente uno se da cuenta: esta persona me está ayudando con sus consejos. Nos comprende, ayuda a encontrar al Señor en los sucesos de la vida, en las circunstancias de mi vida, incluso pueden ser esas circunstancias oscuras. Nos ayuda a identificar la propia voluntad con la voluntad de Dios, aunque cueste sacrificio, claro, quién dijo que no iba a costar sacrificio.
“Señor, si estamos en alguna situación en la que se puede requerir un director espiritual, pues a buscarlo.”
A buscar ese buen consejo, esa conversación. Antes haciendo un examen de conciencia. Deseando ser sincero, tomando la decisión de ser muy sincero, muy claro.
También ser dócil a lo que me diga el director espiritual. A ser constante, ¿no? Porque en una sola conversación no se puede llegar, no sé a la meta, ¿no? Quizás se necesiten varias conversaciones, conversaciones periódicas e ir avanzando.
Bueno, acudimos a la Virgen y a san Juan Bautista hoy en su martirio.
La Virgen siempre está dispuesta a escucharnos, no se escandaliza, nos anima a llevar una vida conforme a las enseñanzas de su Hijo.
“Qué maravilla es cuando estamos mal, cuando te necesitamos a ti Jesús, mirarte y seguirte y saber que Tú nos escuchas, nos comprendes y nos animas a seguirte.”