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PORQUE ME LO PEDÍS VOS

disponibilidad

“Si tuviéramos que resumir en una sola palabra lo que nos pedís Señor en este domingo, a través de la liturgia, pienso que esa palabra sería: disponibilidad; estar disponibles”.

Vemos que hay un cartel al que se le puede poner un anuncio pagando o puede estar disponible un salón de actos o no -quizá alguien que tiene que hacer un evento averigua si está disponible.

El auto en casa, si hay varios que lo usan, está disponible o no.  Un hotel, si voy a hacer un viaje o un pasaje de avión, si hay vuelos disponibles para una determinada fecha.

DISPONIBILIDAD

En este caso, para Dios podríamos pensar: “es un poco que extraño que Vos Señor andes buscando nuestra disponibilidad”.

Porque una persona rica o poderosa no tiene que fijarse si están las cosas disponibles, porque tiene su propio auto, su sala e, incluso, alguien puede llegar a tener su propio avión o su casa donde parar.

¿CUENTA EL SEÑOR CONTIGO?

Dios, sin embargo, viene a preguntar si puede contar con vos, “si podés Señor contar conmigo”.  Y sí, es para sorprenderse que Dios se acerque a ver si estamos disponibles para Él.

Leemos en los pasajes de la misa de hoy, primero del profeta Isaías, una imagen tuya Señor, de Dios, como un ser imponente, sentado en Su trono, rodeado de ángeles cuya voz hacía temblar las paredes del templo; incienso en el aire…

Una imagen casi aterradora, tanto que el profeta dice:

“Estoy perdido, soy un hombre de labios impuros, vi al rey, el señor del universo”.

Pero después añade:

“Escuché una voz: ¿a quién enviaré? ¿Quién irá por nosotros?”

Y él contesta con gran disponibilidad:

“Aquí estoy, mándame”

(Is 6, 5. 8).

Con gran disponibilidad:

“Aquí estoy”

para ese señor tan grande que pregunta: ¿a quién enviaré?

CONFIAR EN DIOS

“Y, en el Evangelio Jesús, sos Vos quien le pide a Pedro permiso para usar su barca, para predicar; si la puede alejar un poquito de la orilla, pues se juntaba una gran multitud.  Y Vos Señor querés hablarles desde la barca de Pedro.

“Querés necesitar de ese servicio de uno que será tu discípulo.  Y, hasta ahí, todo bien, porque Pedro te deja la barca Señor.  Pero le pedís algo más, algo que le va a costar más”:

“Rema mar adentro y echen sus redes para la pesca”.

Y le cuesta más porque, como dice el mismo san Pedro:

“Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos pescado nada”.

Estoy lavando las redes, me quiero ir a descansar.  Estuve toda la noche trabajando en vano y me estás pidiendo que salga otra vez al mar.

Y acá vendrá un elemento que es clave en esta disponibilidad que estamos Señor meditando con Vos.  San Pedro añade:

“Pero por Tu palabra, echaré las redes”

(Lc 5, 4-5).

Y ese elemento, es la confianza.  Pedro dice: estoy para lo que pidas, confío en Vos, no por otra cosa.  Si me lo pedís Vos Jesús, voy a echar las redes porque sos el Maestro.

¿CÓMO SABER QUE ES EL SEÑOR?

Podemos preguntarnos: “Jesús, ¿Vos qué disponibilidad encontrás?” Y podemos preguntarnos también: ¿Cómo podría yo confiar en el Señor? ¿O pienso que quizá es muy arriesgado estar disponible para Dios?

O “¿cómo puedo saber que sos Vos Jesús el que está golpeando a mi puerta, el que me pide a mí algo en ocasiones?” Quizá muchos piensan: a mí Dios nunca me pide nada y sería raro, porque nuestro Padre Dios, con todos quiere contar.

Podemos mirar ahora mi disponibilidad.  También tiene que ver con mi apertura, con que yo pueda escuchar al Señor.  Podemos preguntarnos: ¿cómo me entero de lo que Dios viene a pedirme?

Quizá, poniéndome a tiro, como los apóstoles.  ¿Te acuerdas de que dos de ellos habían ido a Juan el Bautista, un hombre de Dios, que les indicó a Jesús:

“Este es el Cordero de Dios”

(Jn 1, 29)

y después ellos van a buscar a sus hermanos?  Andrés a Pedro, Juan a Santiago…. Y responden, se acercan.

 SEÑOR, ¿DÓNDE TE ENCUENTRO?


Y nosotros le preguntamos: “Señor, ¿dónde te encuentro? ¿Qué quieres de mí? ¿Escucho tu llamado en los que me rodean y necesitan algo? ¿Escucho que es Dios el que me pide que termine bien un trabajo, que haga algo por los demás, en situaciones que yo puedo hacer algo por mejorarlas?

“Esta disponibilidad es, en buena medida, una cuestión de tener las antenas puestas en Vos Señor, en tu palabra, en lo que nos podés decir.  Quizá tiene mucho que ver con una sintonía, que te pedimos ahora en nuestra oración tener.

“Que yo sepa Jesús, interpretar tus llamadas, cuando querés contar conmigo; que me de cuenta.  Y también danos la confianza en que no me vas a arruinar la vida si me pedís algo.

“Que no es tan riesgoso decirte que sí, que puede parecerlo, pero hace falta esa confianza, porque sos Vos, porque esto es de Dios lo voy a hacer y esa confianza crecerá cuando creamos, pues nadie nos va a demostrar, mira esto era de Dios…

“Pero en el fondo del corazón uno sabe y podemos estar bien seguros de esto.  Yo lo hice porque entendí que eras Vos Señor el que me lo pedía, por eso lo hice”.

SANTA MADRE TERESA DE CALCUTA

Tal vez conocés la anécdota de la Madre Teresa de Calcuta, cuando un periodista, viendo su labor que le causaba rechazo (curar heridas, ir hasta lo más bajo, gente en situaciones muy lamentables), le salió del alma, dijo:

“Esto yo no lo haría ni por un millón de dólares”.

Y la respuesta de esta santa fue:

Yo tampoco lo haría por un millón de dólares”.

Lo hacía por Dios, por Jesús.

ESTAMOS HECHOS PARA DIOS

“Entonces sí, porque me lo pide Dios y más arriesgamos, más confiamos en Vos Señor y más crecerá nuestra confianza, porque veremos que Vos no nos defraudás.

“Si lo que buscamos es a Vos, responderte a Vos, estaremos satisfechos, porque en el fondo, sí estamos hechos para Dios, para cooperar con Sus planes.

“Y nos llenarás como le pasó a Pedro, de eficacia, de frutos y más todavía que los frutos, te tendremos Señor a Vos”.

Como le pasó a san Pedro aquella mañana que se quedó muy asombrado ante la cantidad de peces que llenaban sus redes hasta casi reventar.

Ante ese milagro resulta que Pedro (los peces son lo de menos, porque a ese Maestro ya lo reconoce como Dios) dice:

“Apártate de mí que soy un hombre pecador”

y le contestas Jesús:

“No temas.  Desde ahora serás pescador de hombres”

(Lc 5, 8. 10).

“Los peces los dejaron, dejaron todas las cosas y te siguieron Señor, se quedaron con Vos, con Dios”.

Vamos a terminar nuestra oración pidiéndole a la Virgen, ella que fue toda disponibilidad y, por eso, Dios hizo cosas grandes en su vida que nunca hubiera imaginado.

“Que ella, nuestra Madre, nos ayude a tener esa sintonía, esa confianza con Vos Señor y a lanzarnos a estar disponibles para lo que nos pidas”.

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