TALENTOS Y DONES
¿Cómo trabajamos los talentos que Dios nos ha dado?… Porque los talentos son recibidos de Dios, son dones que debemos multiplicar para servir al prójimo.
Los dones que hemos recibido, tienen que significar en entregarnos a los demás, en multiplicarlos por amor al prójimo.
El Papa Francisco siempre nos está hablando de salir a las periferias, de no ser una Iglesia encerrada en sí misma. Y por eso, multiplicar nuestros talentos, incluye dar lo mejor de nosotros mismos en ese servicio,
Ese gran capital, por así decir, que se nos ha confiado, es el amor de Dios. Y este amor debe circular, convertirse en acción concreta que transforme la vida de quienes nos rodean.
Piensa, no sé, un startup como Google, que comenzó con una idea simple de organizar la información, de hacer rápidas las búsquedas. Claro, sus fundadores tomaron sus talentos iniciales, las habilidades de programación, la visión de futuro. Un espacio reducido en un garaje…
¡Y los transformaron en una de las mayores herramientas de información y conocimiento del mundo! ¡Multiplicaron lo que recibieron!
No sólo en términos económicos, sino en impacto global.
Muchas veces los recursos y habilidades personales pueden multiplicarse a través de la creatividad, del esfuerzo y de la colaboración.
CON LOS MÁS NECESITADOS
Salí a comer hace unos días con un amigo, y él me decía que vive en las afueras de una ciudad, vive en una ciudad grande, sino que siempre se define como ‘hombre del campo’. Y le invité a comer, y de vez en cuando lo hago.
Y conversando me decía: No se olvide de los pobres, haga cosas por los que más necesitamos.
Yo no me refería en ese instante a él, y decirle que lo que estamos haciendo, ahorita es justamente preocuparme por los que menos tienen, sino que quedó resonando esto en mí. Y por eso decidí hacer esta meditación, de utilizar los dones de cada uno.
Es atender a las periferias también. Sacar lo mejor de lo que tenemos es también atender a los que más lo necesitan. A veces los que más lo necesitan no es solamente la gente pobre, sino los de pobre corazón, los que no han encontrado a Dios también.
Y es importante cubrir esos esfuerzos, porque si no cubrimos estos esfuerzos, si nos evitamos esas fatigas, pues no estamos haciendo que produzcan nuestros talentos.
Ver ese tercer siervo de la parábola que actuó desde el miedo,
«que temió a perder lo que había recibido y en lugar de arriesgarse, prefirió enterrar todo su talento»,
dice Jesús.
Y el Señor nos llama a no quedarnos paralizados por miedo, sino a vivir confiando en su gracia.
PARA SERVIR A LOS DEMÁS
Como dice san Josemaría:
“La santidad está en el riesgo, en la audacia de intentar cosas grandes para Dios”.
Por eso, intenta identificar cuáles son tus talentos, y cuestiónate: ¿Qué me impide arriesgarme? ¿Cómo puedo fructificar los dones que Dios me ha dado para servir a los demás?
Señor, ayúdanos a confiar más en Ti, a multiplicar los talentos que nos has dado. Haznos generosos, creativos y valientes, para que nuestra vida sea una ofrenda de amor para el prójimo y para tu gloria.
Viktor Frankl, el afamado psicólogo que escribió “El hombre en busca de sentido”, citando a Nietzsche, dice:
“Quien tiene un por qué para vivir es capaz de soportar cualquier cosa».
Yo creo que tal vez san Pablo, es el ejemplo más claro de esto, ya que tiene muchos dones y los hace rendir pese a que las cosas se ponen bastante difíciles.
RESPONDER CON BONDAD
Yo no sé si te acuerdas de las cosas que vivió él, pero están recogidas en la Segunda Carta a los Corintios.
Dice:
«Cinco veces recibí de los judíos cuarenta azotes. Tres veces fui azotado con varas. Una vez fui apedreado. Tres veces naufragué. Un día y una noche los pasé en el abismo.
Y además hice viajes frecuentes con peligros de ríos, con peligros de salteadores, con peligros de los de mi raza. Con peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en despoblados peligros por mar, peligros entre falsos hermanos. Trabajo y fatiga. Muchas noches sin dormir.
Muchos días sin comer, frío y desnudez. Hasta el presente pasamos hambre y sed. Nos fatiga trabajando con nuestras manos.
Si nos insultan, bendecimos. Si nos persiguen, los soportamos, si nos difaman, responderemos con bondad».
Y este texto de san Pablo, pone de relieve que el apóstol de las gentes no tuvo una vida cómoda. Es más, alguno podría decir que realmente buscaba tener una vida complicada, pero no hay duda que tenía claro su ideal, que sabía cuáles eran sus dones, que quería hacer que se multipliquen.
Y por amor a Dios, no tenía miedo de complicarse la vida. Ni miedo al qué dirán, ni miedo al qué pensarán, ni a ningún otro complejo.
COMPLICARSE LA VIDA
San Pablo es la encarnación de aquel otro consejo de san Josemaría:
“Vuelve las espaldas al infame cuando susurra en tus oídos, ¿para qué complicarme la vida?»
Recuerdo que esta es una idea que también le decía a Juan Pablo II que en 1982 visitó España.
Y en los discursos que leían en distintas ciudades tenían como una idea inspiradora que se repetía, que decía: “
«No busquen soluciones cómodas, no tengan miedo de complicarse la vida”.
Cuentan que en un programa radial, algún locutor criticó la densidad de los sermones, porque pensaba que eran abstractos y de poca llegada.
Como reacción, en pocos días hubo una avalancha de cartas de protesta a la radio donde trabajaba este locutor, que daban testimonio de cómo habían influido positivamente las palabras del Papa.
Había tres ejemplos. Uno era de un empresario vasco que tenía una empresa de quinientos trabajadores y estaba con muchísimos problemas económicos. Y después de una larga crisis financiera, ya cansado de luchar, se había propuesto liquidar el negocio con tal de no seguir sufriendo.
Pero al escuchar el discurso del Papa dijo: “No, no puedo cerrar, no busquen soluciones cómodas, no tengan miedo de complicarse la vida. Y optó por seguir luchando, puesto que habían quinientas familias que dependían de él”.
DEFENDER LA VIDA
Otra chica soltera y embarazada que había decidido abortar por no tener que enfrentar las fuertes presiones de la familia y de los amigos, después de escuchar las palabras del Papa “no busquen soluciones cómodas, no tengan miedo a complicarse la vida”, pues decidió con firmeza no abortar y defender la vida de su hijo, cueste lo que cueste.
Y luego un chico, que su párroco le había animado a hablar con sus padres para entrar en el seminario, se había echado para atrás porque le daba vergüenza hablar todavía con sus papás…
Pero después de escuchar esta misma idea, de no buscar soluciones cómodas, no tener miedo a complicarse la vida, decidió tomar el toro por los cuernos y en cuestión de días habló con sus padres, y terminó en el seminario, porque querían multiplicar sus dones, porque estaban seguros que el Señor les había entregado algo de mucho valor y que valía que lo den todo para sacarlo adelante.
MULTIPLICAR LOS DONES
El Señor nos ha dado muchos dones y quiere que los multipliquemos para ayudar a los demás en muchos sentidos, algunos para acercarse a Él, como hizo san Pablo, que hizo que su vida se convierta en una donación total a los demás, pese a los sufrimientos que tuvo que afrontar, para que muchas personas se beneficien de su predicación.
O como Juan Pablo II, que pasó haciendo el bien por esa tierra española, diciendo cosas que a la gente le conmovieron de tal manera que cambiaron sus vidas.
A veces nuestras palabras y nuestros hechos no tienen un impacto tan grande y evidente, pero sí que moverán a una a o a las que el Señor permita… Pero así estaremos haciendo el plan de Dios.
Que no nos dejemos intimidar, que hagamos rendir nuestros dones.
Señor, hoy, al terminar este rato de oración, te pedimos que nos ayudes a multiplicar los dones, esos talentos que nos has dado, que no nos quedemos solo nosotros, sino que estemos siempre dispuestos a hacerlos producir para que sean muchos los beneficiados.
Y ponemos estas intenciones en manos de nuestra Madre, la Virgen.
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