PAN DE VIDA
Leemos hoy en el evangelio, un fragmento del discurso «El Pan de Vida«, que hizo Jesús después de que alimentó a una gran multitud, con tan solo cinco panes y dos peces, y después también de caminar sobre las aguas.
En este discurso, Tu Señor, nos revelas el gran misterio de la eucaristía. Es un misterio tan grande, tan importante que lo vas revelando desde el Antiguo Testamento. Ya empieza ese anuncio, con imágenes tan claras como el maná y otras tantas. Y en tu vida pública Señor también al multiplicar los panes, al hacer milagros también donde manifiestas el poder que tienes sobre Tu cuerpo. Por ejemplo, al caminar sobre las aguas, nos vas anunciando este misterio. Que en este discurso, es declarado abiertamente:
“El que come Mi carne y bebe Mi sangre, tiene vida eterna”.
(Jn 6, 54-55)
Tú mismo te identificas como el Pan de Vida:
“Yo soy el Pan de Vida, el que viene a Mí no tendrá hambre, en el que cree en Mí nunca tendrá sed”
(Jn 6, 35-36).
La gente que te escuchaba, no te entendía del todo, incluso muchos se asustaron y se fueron. Les dio miedo;
«El que come Mi carne y bebe Mi sangre»…
¿Qué significa esto? y te diriges a tus apóstoles, ellos aunque tampoco entendían, dicen pues nosotros aunque no entendemos…
TU TIENES PALABRAS DE VIDA ETERNA.
Tú tienes palabras de vida eterna, permanecemos aquí contigo, porque Tú eres la sabiduría. Eres bueno y muy poderoso. Y esto que nos vas diciendo, tendrá su sentido, y tendrá su valor.
EUCARISTIA EL GRAN MISTERIO
La eucaristía es este gran misterio en que nos unimos a Dios, nos unimos a Tí Señor, y Tú nos divinizas. Tú nos elevas y nos introduces en Dios: es una maravilla. Y Tú Señor, tienes muchas ganas de que los hombres participemos de la eucaristía, que comulguemos, que nos acerquemos a Ti, que tienes tantos deseos de bendecirnos, de alegrarnos la vida, de llevarnos al cielo.
Podemos pensar en este diálogo que tienes con esas personas. Este diálogo que tienes con nosotros en este momento y entrar un poco en Tu interior, como Tú que tienes estos deseos de que se realice la eucaristía, como lo dices precisamente justo en la última cena:
“Con gran deseo he deseado que llegue esta Pascua, comer esta Pascua con ustedes”
(Lc 22,15-16),
la Pascua en la que instituyes el sacramento de la Eucaristía.
Podemos pensar, con qué ojos de amor mirabas a la gente que te escuchaba e ibas como preparándolos para revelarles la grandeza de la Eucaristía,
“Yo soy el Pan que ha bajado del cielo, sus padres comieron el maná del desierto y murieron. El que coma de este pan vivirá para siempre”
(Jn 6, 58-59).
Yo soy el Pan, Mi carne, Mi sangre, Yo soy el alimento. Yo soy Dios que vengo a entregarme completamente a ustedes, para que ustedes me coman. Para que ustedes se unan a Mí y sean elevados de su condición humana, para que lleguen a plenitud de lo que yo he querido para ustedes desde el principio, o que el pecado ha ido impidiendo,
Yo quiero que ustedes sean Hijos De Dios, que participen de la Divinidad.
DIÁLOGO CON EL SEÑOR
Pensaba en este diálogo, en ese lugar tan agradable que tuvieron a orillas del lago, un día cálido, agradable, en el que amistosamente se acercan estos hombres a Tí y Tú les elevas sus parámetros. Podemos pensar en diálogos humanos y cómo este diálogo Contigo Señor, es muy superior. En la oración, tenemos ese diálogo Contigo constantemente.
PLATON Y SÓCRATES
Se me ocurría pensar un poco en Platón, “Los diálogos de Platón” que es un libro filosófico, en el cual aparece el personaje Sócrates, que es el protagonista de estos diálogos. Platón aparece por ahí en uno que otro, discretamente, él es discípulo de Sócrates y escribió estos diálogos impresionantes en los que Sócrates, a través del diálogo, va demostrando a la gente como ellos conocen la verdad. Porque en su antropología, en su visión de las cosas, el hombre es un alma que contemplaba la verdad.
Contemplaba los arquetipos originales de todas las cosas y de repente por alguna situación, cayó en este mundo y cayó en un cuerpo que es como la cárcel del alma. Porque los sentidos le impiden, las imágenes le impiden llegar a la idea y tiene que esforzarse través de la reflexión, a través del diálogo.
Ese diálogo que Sócrates va llevando y hace que la gente concluya que conoce la verdad, a través de preguntas, a través de escuchar, Sócrates decía: “yo no sé nada” y dialogando con la gente les iba demostrando que ellos sabían, los iba conduciendo hacia la verdad, como un buen maestro.
Su método “La Mayéutica”: el diálogo para alumbrar la verdad.
La madre de Sócrates era partera y decía que, así como su madre ayudaba a las mujeres a dar a luz a sus hijos, él ayudaba a dar a luz a la verdad, que habita en el interior del hombre.
A través del diálogo, este filósofo mostraba que en el interior del hombre habita la verdad.
DIÁLOGOS
Hoy pensamos en otro tipo de diálogos, me acordaba de aquellla película de hace ya algunos años. Es una película india, “Slumdog Millionaire” en el que un joven, está en un concurso en el que le van preguntando cosas y va respondiendo. Cada vez que va respondiendo conforme va avanzando ese diálogo, se va multiplicando la cantidad dinero que va a ganar.
Es un diálogo en el cual pues se va a enriquecer, si va acertando en sus respuestas y él va a acertando, porque por diferentes circunstancias como lo va narrando, de modo cómico, dramático, va acertando las respuestas y va incrementando la cantidad dinero que va a ganar.
Es un diálogo en el que va a ganar mucho dinero, o el diálogo socrático, un diálogo en el que uno conoce la verdad.
EL MEJOR DIÁLOGO: EL DIÁLOGO CON DIOS
En el diálogo con Dios, que es un diálogo todavía mucho mejor. Porque en ese diálogo, cuando hablamos Contigo Señor. Te revelas y nos muestras quienes somos nosotros. Nos muestras nuestros límites, pero también el gran amor de Dios. La gran riqueza que somos para Dios, todo lo que valemos, tanto que:
“Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su único Hijo”
(Jn 3, 16-17).
Tanto que vienes y mueres en la cruz, tanto que te quedas presente en la eucaristía.
“Cada uno ustedes vale toda mi sangre, Yo moriría otra vez para salvar al último hombre”.
PRESENTE EN LA EUCARISTIA, PARA MI Y PARA TI
También nos muestras el gran valor que está a nuestro alcance, más que una suma millonaria, que podría ganar una persona dialogando en uno de estos concursos, te tenemos a Ti. Tenemos a Dios, al alcance de la mano, es cuestión que nos acerquemos y hablemos Contigo, te escuchemos y creamos en Tu presencia en la eucaristía.
ORACIÓN
El diálogo con Dios, es un diálogo que nos enriquece en estos días que hemos estado meditando. El diálogo que tienes con con estas persona para revelarles este gran misterio.
Te pedimos Señor a través de la Virgen Santísima, que nos ayudes a valorar, a redescubrir Tu presencia en la eucaristía, para alimentarnos y para conseguir esa Vida Eterna que vienes generosamente a ofrecernos.