Hoy vamos a oír en el Evangelio de la misa el pasaje de los discípulos de Emaús.
Como recordamos, probablemente, se trata de dos de los que siguieron a Jesús, que han presenciado su Pasión y Muerte y que se regresan a su lugar de origen bajoneados, desanimados, desesperanzados, porque han visto todo menos la Resurrección. O sea, te han visto a Ti, Jesús, fracasar. Así es que van de camino a Emaús y así es como Tú, Señor, les sales al encuentro.
Ellos dicen:
«nosotros esperábamos que Él fuera el futuro liberador de Israel. Esperábamos que fuera a hacer esto, pero ya fue, ya pasó y no ha sido»,
esperábamos. Hablan del pasado. Y ya ves, siguen diciendo: “hace ya dos días que sucedió esto”.
JESÚS SALE A SU ENCUENTRO
El paso de ese tiempo, dos días, les parece suficiente para echar tierrita encima y decir: bueno, ya esto ha quedado cancelado.
Tú, Señor, sales a su encuentro y con las Sagradas Escrituras les ayudas a entender que eso te tenía que pasar y que incluso ese tiempo, ese plazo que ellos habían esperado que quizás podría verse alguna noticia, ese plazo también estaba previsto.
Entonces lo que estaba, según ellos, ya cerrado, vuelve a iluminarse y a recobrar vida. Entonces te piden, llegando al pueblo que estaba de camino de Emaús:
«Quédate con nosotros porque atardece»
(Lc 24, 13-35).
Tienen ganas de seguirte escuchando, Señor. Es una disposición que nosotros queremos también tener.
Entonces Tú, Jesús, partiste el pan y todo quedó aclarado. Entonces se llenaron de alegría porque te reconocieron, te vieron ahí delante de ellos, te oyeron, te sintieron.
Jesús Resucitado siempre es la buena noticia que el cristianismo recuerda una y otra vez y más aún en este tiempo de Pascua, posterior a la Semana Santa.
EL SACERDOTE PARTE EL PAN
Parece que podemos sacar una lección: ahí cuando nos parezca que hay más sombras que luz, más malas noticias que buenas, más motivos de bajón y de desesperanza, que lo contrario, pero lo que tenemos que hacer nosotros es acercarnos a Ti, Señor, acercarnos a Ti, que en realidad Tú te sigues acercando también a nosotros.
Pero es eso, darnos cuenta de que Tú ya has hablado todo lo que nosotros necesitábamos saber para darnos cuenta de que el mal no tiene la última palabra. La muerte no es el final de todo. Hay una vida que continúa después de nuestro fin corporal.
Entonces eso, coger las Sagradas Escrituras, que no son fáciles, esto hay que reconocerlo, pero quizás esto que estamos haciendo ahora: un comentario breve, algún pasaje concreto de la Biblia, un audio, un podcast o coger, diría yo, el Nuevo Testamento, conocerlo para ir sacando de ahí las respuestas.
Y al mismo tiempo ir a la Eucaristía. El pan, ese pan partido que también es lo que se hace en la santa misa, lo que tiene la apariencia de pan, pero ya es tu Cuerpo.
El sacerdote lo parte como Tú, Señor, hiciste en ese momento en que te quedaste con esos dos discípulos: al partir el pan, ellos te conocen.
ESPERANZA
Acercarnos a la Biblia, en concreto al Nuevo Testamento y acercarnos a Ti, Señor, presente en la Eucaristía y dejar que la fe nos devuelva la esperanza.
Seguimos en el Año Jubilar de la Esperanza que ha convocado el Papa Francisco y que continúa, pero es una esperanza no basada en la autoayuda; es decir, en lo que podría decirnos un texto que nos diga: tú puedes, tú date likes a ti mismo, tú apláudete, tú hazte barra a ti mismo… no, sino que en realidad Tú, Señor has vencido a todo mal, a todo freno, a todo límite, a todo final. Tú has vencido. Es un tema de fe, pero que se enciende al estar cerca de Ti, Señor.
Cuántas veces nos puede pasar que, ante alguna preocupación, tristeza, alguna mala noticia, que más bien nos tendamos a alejar de Ti, Señor, como les pasaba a estos discípulos de Emaús, están alejándose de Ti sin quererlo, sin habérselo propuesto, pero se están yendo lejos de Ti. Esto no es lo que hay que hacer.
En este caso Tú les has salido al encuentro. Y la verdad es que nos sales al encuentro a todos. Todos tenemos una iglesia cerca, todos vemos personas que a nuestro alrededor conocen un poquito más del Señor o lo tratan más o quieren vivir con más coherencia su fe y nos pueden ayudar.
APRENDER DE JESÚS
Todos podemos descargar alguna impresión, incluso gratuita del Nuevo Testamento y leerlo en nuestro celular. Tantos huequitos que hay en el día y que podemos. Basta a veces leer un versículo para aprender de Ti, para ir de nuevo sintiendo tu claridad y tu luz.
Y después visitarte, Señor. Como digo, todos tenemos una iglesia cerca, podemos entrar muchas veces o a veces con el corazón, acercarnos a Ti y decir: “Señor, quiero pegarme a tu luz”.
Vayamos por ahí y convenzámonos de que las sombras en realidad no tienen la última palabra y que son más bien el camino hacia la claridad.
Después de las sombras estás Tú, Señor, victorioso. Por tanto, no hay mal que por bien no venga.
Deja una respuesta