ESCUCHA LA MEDITACIÓN

EL ESPÍRITU SANTO HABLA

Nos queda mucho por aprender. El Espíritu Santo es el maestro que nos lo enseñará. Escuchemosle con agrado y pongamoslo en práctica.

En aquel tiempo Jesús dijo a sus discípulos:

«Aún tengo muchas cosas que decirles pero todavía no las pueden comprender, pero cuando venga el Espíritu de verdad, Él los irá guiando hasta la Verdad plena, porque no hablará por su cuenta sino que dirá lo que haya oído y les anunciará las cosas que van a suceder.

Él me glorificará porque primero recibirá de Mí lo que le vaya comunicando, todo lo que tiene el Padre es mío, por eso he dicho que tomará de lo mío y se lo comunicará a ustedes»

(Jn 16, 12.15).

Con este Evangelio del día de hoy, nos damos cuenta que se está acercando Pentecostés y Tú, Jesús, nos has estado instruyendo en estas semanas de Pascua.

Pero la verdad es que no sé, tengo la sensación de que no terminamos de entender todo, es como (no sé si tú lo has pensado) esos temas de matemática o de filosofía o de la materia que te cueste, el profesor explica y uno siente que le hablan en chino, hay algo que se escapa, hay algo que no terminamos de entender.

Y nos damos cuenta de que no es porque no sea bueno o no sea verdadero lo que nos explican o nos dicen, sino que soy yo el que no soy capaz de entender.

Claro que, esto es obvio que pase si le intento explicar a un niño de primer grado de primaria el cálculo diferencial, no es que el cálculo sea incomprensible o que sea un mal invento del profesor para torturar al pequeño que está ahí sentado en su pupitre.

La cosa es que a ese niño hay que enseñarle primero a sumar y restar, después ya vienen las tablas de multiplicación, el álgebra y por fin las derivadas parciales, pero tampoco es que la matemática acabe con esas derivadas parciales, no se agota ahí.

CONSUELO

Entonces uno escucha a Jesús:

«Aún tengo muchas cosas que decirles pero todavía no las pueden comprender»

Jesús, qué consuelo darme cuenta de que esto es un poco así, porque ya sentía yo que me estaba perdiendo de mucho y me daba la impresión que era el único que no se estaba enterando, pero no, todos tenemos todavía mucho que aprender. Los apóstoles y tú y yo, la vida es un poco esto, ir aprendiendo cada vez un poco más de Dios y de las cosas de Él, conocer al Señor y enamorarse de Él.

Espíritu Santo

Me acordaba de aquella frase:

«El que se salva, sabe, el que no, no sabe nada».

Es que está clarísimo, ese es el único conocimiento que realmente vale la pena y ese tendrá que ser poco a poco. Pero Jesús, ¿quién me va a enseñar esto? y entonces nuevamente Tú me repites las palabras del Evangelio:

«[…] Espíritu de verdad, Él los irá guiando hasta la Verdad plena, porque no hablará por su cuenta sino que dirá lo que haya oído». 

Muy bien o sea el Espíritu Santo, pero, ¿habla el Espíritu Santo? Es difícil darnos cuenta que el Espíritu Santo habla si nos lo imaginamos como una columna de fuego, como una paloma que baja volando, como una nube o como una lengua de fuego, todas estas figuras que aparecen en las Escrituras.

LA SANTÍSIMA TRINIDAD

A mí me sirvió y lo he dicho varias veces, que celebrando misa en un altar, levanté la mirada y estaba en el retablo un cuadro bonito que tenía simplemente a tres personajes como tema del cuadro. Tres personajes elegantemente vestidos ataviados como reyes y los tres personajes eran idénticos y era una clara representación de la Santísima Trinidad.

Es que el Espíritu Santo, es persona, es la Tercera Persona de la Santísima Trinidad y  habla; nos habla a través de las cosas que se nos ocurren.

Leía hace poco en un libro titulado: “Nuevos Mediterráneos” (te lo recomiendo está en la página web del Opus Dei), que me ha gustado bastante y en algún momento ahí  decía que:

“El Espíritu Santo nos habla de mil modos distintos, al leer la Escritura, los escritos de los santos, un libro de espiritualidad o en situaciones inesperadas como durante una conversación entre amigos, al leer una noticia… 

Hay infinidad de momentos en que el Espíritu Santo puede estar sugiriéndonos algo, pero Él cuenta con nuestra inteligencia y con nuestra libertad para dar forma a sus sugerencias. Conviene aprender a orar a partir de esos destellos, meditarlos sin prisa día tras día, detenerse en la oración y preguntarle al Señor: con este asunto que me preocupa, con esto que me ha sucedido, ¿qué me quieres decir? ¿qué me propones para mi vida?” 

Esto se sugería en este artículo, ahí tienes unas ideas o algunas aclaraciones para estar atento a lo que el Espíritu Santo te dice. Pero además, lo impresionante es que a cada uno, le dice algo distinto, le dice lo que cada uno necesita, tal vez la comparación no se hace del todo acertada.

NOS HABLA PERSONALMENTE

Pero creo que ya sabes que, por ejemplo, los perros escuchan unos sonidos que nosotros somos incapaces de escuchar y es porque captan unas ondas de sonido que nosotros no captamos.

Pues un sacerdote converso del Anglicanismo, comentaba que cada uno de nosotros tiene su propia longitud de onda en el orden sobrenatural y capta al escuchar cosas que los demás no oyen. Entonces, incluso esta meditación y cada meditación de 10 minutos con Jesús, a cada uno le dirá algo distinto.

Espíritu

Tiene lógica porque son “tus 10 minutos con Jesús” y Él tiene cosas para decirte a ti, mediadas por el Espíritu Santo; o sea, te las dice a través del Espíritu Santo como lo ha dicho justo en el Evangelio:

«todo lo que tiene el Padre es mío».

Por eso ha dicho:

«que tomará de lo mío y se lo comunicará a ustedes».

Así son las meditaciones, ¡gracias Jesús por hablarme a mí personalmente! Que lo sepa aprovechar, porque se trata de escuchar para seguir los consejos que nos dan.

DECENARIO DEL ESPÍRITU SANTO

Hay un libro que le gustaba a san Josemaría que se llama el “Decenario del Espíritu Santo” que lo escribe Francisca Javiera Del Valle. Ella recalca esto, de que no sólo es oír, escuchar, sino que es poner en práctica y habla que el Espíritu Santo es como un maestro de escuela. Dice:

“Este Divino Maestro pone su escuela en el interior de las almas que se lo piden y ardientemente desean tenerle por Maestro. Su modo de enseñar no es con la palabra, raras veces habla, alguna vez a los principios, si se practica bien la lección que Él le enseña.

Suele hablar, pero muy poca cosa, para manifestarnos con esto su agrado y esto ha de estar en la práctica bien hecha, porque esta escuela todo es de practicar lo que enseñan y si no lo practican es cosa concluida, la escuela se cierra y no se abre”.

Jesús, yo quiero que esa escuela en mí no se cierre, ayúdame a escuchar al Espíritu Santo, que me va a decir las cosas que Tú me quieres decir y que no sea una escucha selectiva. Que escuche todo, aunque hay a veces cosas que me cueste y que las ponga en práctica.

Que aprenda de tu Madre a la que acudimos ahora: Madre mía, tú eres esposa del Espíritu Santo y acudimos a ti porque tú sabías escuchar y poner en práctica lo que Él te iba diciendo.

Ojalá que nosotros aprendamos lo mismo, que no nos sintamos simplemente ignorantes. Ya sabemos que nos falta mucho, pero con la ayuda del Espíritu Santo nos vamos a ir aclarando día a día mientras le escuchamos y hablamos con Él.

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Citas Utilizadas

Hch 17, 15-15.22-18, 1

Sal 148

Jn 16, 12-15

Reflexiones

Espíritu Santo, que sepa escucharte siempre, en todo, porque siempre estás conmigo.

Predicado por:

P. Federico

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