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FUERZA DE LOS GESTOS

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María partió y fue sin demora al pueblo de la montaña de Judá; entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel llena del Espíritu Santo; exclamó: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno;
y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí?
(Lc 1, 39-43)

Hemos escuchado muchas veces este Evangelio y hoy lo escucharemos en la Misa de domingo, que seguramente nos hablarán de muchas cosas.
Pero, Señor, yo quisiera hablar contigo de la importancia de los gestos. El gesto de María de ir a acercarse a su prima santa Isabel, que necesita ayuda.
Siempre lo hemos visto como un hecho de servicio, como un ejemplo de pensar en los demás. De cualquier tipo de sacrificio para ir a ayudar al que lo necesita.

SU PRIMO, EL REDENTOR

El gesto de María, que se acerca simplemente a su prima y que después de escuchar estas palabras tan bonitas de su prima, dirá ella su propio canto, el canto del Magníficat.
El gesto del bebé, de san Juan Bautista, que salta de alegría al escuchar al Espíritu Santo, y ver la cercanía de su primo, el Redentor, Jesucristo, que está en el seno de su madre.


Están aquí una serie de cosas que son como una mezcla entre lo sobrenatural y lo humano, entre las cosas físicas y las cosas sobrenaturales.
Pensaba que podría ser bonito darle vueltas, a cómo le damos nosotros importancia a esos gestos también.
Gestos que nos tienen que llevar también a tener esa unidad entre lo sobrenatural y lo humano.
Los gestos, por ejemplo, en la Liturgia, nuestra Liturgia está llena de gestos, y ahí se radica esa capacidad de expresar y de comunicar, de manera no verbal, que luego se complementa, por supuesto con palabras.
Pero eso es justamente lo que forma los rituales, los gestos litúrgicos son una forma de participación activa en el culto, que ayuda a los fieles a entrar en una relación más profunda con lo sagrado.
El catecismo de la Iglesia dirá: Estos gestos no solo tienen un significado simbólico, sino que también son una manifestación de la reverencia y el respeto hacia la presencia de Cristo en la Eucaristía y en la comunidad.
Hay cantidad de gestos durante las celebraciones litúrgicas, sabemos que la Misa, por ejemplo, la santa Misa, es un modelo de cómo debe ser la oración del cristiano. ¡Está lleno de gestos!

EL PRIMER GESTO

El sacerdote sale y da un beso sobre el altar, ese es el primer gesto que cumple, luego irá diciendo unas palabras y hará una genuflexión, una genuflexión que también es un gesto.
Porque con el beso en el altar, se demuestra el amor. Yo, personalmente, cuando hago esto, intento decirle algo, normalmente le digo: Perdóname, Señor.
Porque estoy muy consciente de mis fallos, de mi poca dignidad para empezar a celebrar la santa Misa y por eso le digo eso, cuando doy ese beso.
Pero después, el ir desde el altar hasta la sede, que es donde empieza la Misa, el sacerdote va con las manos juntas, en actitud orante.
Después, llegarán unos momentos durante la Misa, en los que el sacerdote abre los brazos para orar y dice: Oremos.
Primero cierra las manos y después las abre y dice: oremos. Y dice las oraciones, por ejemplo, la oración de la Colecta o la oración de las ofrendas.
Cuando abre los brazos es una actitud en la que invita a la comunidad a levantar el corazón a Dios. De hecho, en el prefacio, eso es lo que se dice.
Todos estos gestos son importantes, porque los gestos comunican más que las palabras, como se ve en la Liturgia, un gesto puede expresar una realidad compleja, de una manera que las palabras solas no pueden.
Eso; un abrazo, una inclinación de cabeza, una mirada, todos transmiten un mensaje que va más allá de esa realidad verbal.
Los gestos además nos ayudan a interiorizar, cuando realizamos un gesto no solo estamos comunicando algo a los demás, sino que también estamos reforzando esa idea en nosotros mismos.

CREANDO UNIDAD

Arrodillarse para orar, por ejemplo, nos ayuda a adoptar una actitud humilde, de reverencia, nos ayuda a hacer las cosas con cuerpo, alma e inteligencia.
Los gestos unen justamente estos puntos, somos seres integrales, es cuerpo, mente y alma, y los gestos nos permiten expresar esa interioridad a través de nuestro cuerpo.
Creando una unidad entre lo que manifestamos, entre lo que pensamos, entre lo que sentimos.
Los gestos también crean comunidad, porque hay gestos compartidos, como los que se realizan justamente en la Liturgia, que nos unen en comunidad.
Levantemos nuestros corazones al Señor, -es justo y necesario. Y todos nos levantamos, no hace falta que la gente abra los brazos, pero sí la actitud de estar disponible para el Señor.
Eso nos ayuda a sentirnos como parte de algo más grande que nosotros mismos.
Lo mismo que encontramos en la oración vocal; cuando uno está en la oración vocal, la tradición nos dice, mens concordat voce, que primero uno tiene las cosas en la palabra, en la boca y luego la mente concuerda con lo que uno dice.
O sea, que uno va pensando lo que dice, y es importante que se mezclen de nuevo, mente y cuerpo, lo que uno dice y lo que uno piensa.
Por eso: mens concordat voce, la mente va concordando con la voz, esto es un gesto de nuestra corporalidad.

UN GOL DE MESSI

Y también, como tenemos que hacer nuestras las oraciones; el cuerpo, la mente y por supuesto el espíritu, tienen que estar todos unidos. Para eso, es importante que respetemos mucho los gestos.


Recordaba de algo que me contaron en Shanghái, de un chinito que llegó a conectarse con una chica que era católica, porque no había católicos en ese sitio.
La chica le vio como él se persignaba, hacia la señal de la cruz y luego ponía los dedos hacia el cielo, -esto después de dar un examen.
Entonces al final se acercó la chinita y le preguntó si él era católico y le dijo: -No, pero yo sabía el examen y cuando terminé, fue como un gol de Messi.
Cuando Messi mete un gol, hace esa señal, entonces hizo eso, como lo hace Messi y ella le preguntó si quería acercarse a conocer más la religión que también practica Messi y efectivamente dijo que sí.
Asi empezó a conocer más de nuestra fe, se terminó convirtiendo. ¡Los gestos terminan en esto! Cuando los gestos son más conscientes llevan a esto.
Seguramente, al principio este chinito lo hacía por simplemente replicar a Messi. ¡Pero después logró hacer ese signo con mucha significación!
Hacer símbolos, las bendiciones que damos en la familia, por ejemplo: -venga hijo, le voy a bendecir.
Las funciones que hacemos, de pedir esa fuerza del que viene del cielo, a través de la bendición de la mesa, o sea, todas estas cosas son gestos, pero que nos unen con los sobrenatural.

A TRAVÉS DE LOS GESTOS

Señor, a Ti te gusta que hagamos estos gestos, porque demostramos nuestro amor.
Es como la pareja que se dan un beso cuando se levantan, podrían pasar sin ese beso, sí, pero es que ese beso manifiesta su amor.
Aunque a veces no tengan esas ganas de dar ese beso, pero manifiestan su amor. Igual con el Señor, manifestamos nuestro amor a través de estos gestos.
John Henry Newman decía; que no es lo que hacemos, sino por qué lo hacemos, lo que en última instancia importa.
Justamente, Newman veía la intención como un acto profundamente espiritual y para él la intención es la que dirige nuestras acciones hacia Dios o nos aleja de Él.
Todos los gestos tienen que tener esa intención, por eso, cada vez que hagas una señal de la cruz, que sepas que estás invocando a Dios, a la Trinidad y le estás dando gloria.
Cada vez que haces una genuflexión, cuando pongas la rodilla en el piso, saber que estás haciendo algo de amor hacia Dios.
También cuando estés ahora delante del Belén o del nacimiento o de que saques al niño Jesús y le des un beso, son gestos, son cosas pequeñas, pero que el Señor valora mucho, porque tenemos todo integrado.
Ponemos estas intenciones en manos de nuestra madre la Virgen, que también siempre adoró de esa manera, con cuerpo, alma y mente.

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