¡Feliz año! No padre, pero estamos en 12 de enero ya, ubíquese, bueno está bien. Feliz inicio del tiempo ordinario pues. Es verdad hace 2 días comenzó el tiempo ordinario yo no sé si ya ubicaste o si todavía tiene luces encendidas de Navidad, no has desarmado el árbol, pesebre y la corona de adviento todavía sigue por ahí.
Pero ya se acabó el tiempo de Navidad, el tiempo de vacaciones.
OFRECER LO ORDINARIO
¡ A lo ordinario! Señor y este año todo para ti, desde ya Señor te ofrezco todas las luchas de este año, todos los poquitos méritos que pueda tener mi trabajo, mi oración, mi esfuerzo, todo para ti, todo para ti.
Te voy a proponer hacer la oración esta mañana con la primera lectura de la misa. La voy a leer literal y si quieres después la comentamos para ver qué nos puede servir para hablar con Jesús.
SAMUEL
“Un día Samuel estaba acostado en el templo del Señor, donde se encontraba el arca de Dios. Entonces el Señor llamó a Samuel. Éste respondió: aquí estoy. Corrió a donde estaba Elí y dijo: aquí estoy ¿Por qué me has llamado? Respondió: No te he llamado vuelve a acostarte.
(Samuel 3, 2-5)
Pobre Elí ya anciano, un poco ciego y Samuel va y lo despierta.
“Fue y se acostó, el Señor volvió a llamar a Samuel. Se levantó Samuel, fue a donde estaba Elí y dijo: aquí estoy ¿por qué me has llamado? Respondió: No te he llamado hijo mío, vuelve a acostarte”.
(Samuel 3, 5-7)
Cero y van dos. Samuel no conocía aún al Señor, ni se le había manifestado todavía la palabra del Señor.
”El Señor llamó a Samuel por tercera vez, se levantó fue donde estaba Elí y dijo: aquí estoy por qué me has llamado, comprendió entonces Elí que era el Señor el que llamaba el joven, y dijo a Samuel ve a acostarte y si te llama de nuevo di: Habla Señor qué tu siervo escucha. Samuel fue acostarse en su sitio. El Señor se presentó y llamó como las veces anteriores: Samuel Samuel, respondió Samuel: Habla que tu siervo escucha”.
(Samuel 3, 7-10)
Y hasta aquí esta escena.
VOCACIÓN DE SAMUEL
Estas tres escenas cuentan la vocación de Samuel, el último de los jueces en la Biblia, apenas un niño, yo creo que no había llegado ni siquiera ser ya un adolescente, un joven, yo le pondría 15 años, 16 años o así.
LLAMADA PARA CUMPLIR UNA MISIÓN
Y está llamada de Samuel se ha convertido en el prototipo o el tipo de una llamada divina, de una llamada a cumplir una misión.
Porque fíjate que refleja muy bien la actitud del que es llamado, en este caso, el joven Samuel, pero también la actitud de Dios, una actitud de profundo respeto de la libertad, un llamado suave, casi en susurro; ver si la persona se da cuenta, entiende que es Dios quien llamó.
Y también es interesante ver a los protagonistas de esta escena, está lógicamente el Señor, Elí y Samuel. Pero también importante la noche, cuando hay descanso, cuando todos duermen, el templo, el arca, la presencia de Dios en medio del pueblo.
MOMENTO DE ORACIÓN, DE RECOGIMIENTO
Es importante también reconocer un momento de oración por ejemplo, cuando Dios llama. Dios puede llamar en cualquier momento, es verdad, pero que bueno que se hable con Dios en un momento de oración, de silencio, de recogimiento.
OBEDIENCIA Y DISPONIBILIDAD DE SAMUEL
La segunda escena es el diálogo entre el Señor y Samuel y también entre Samuel y Elí. Que va a llevar a decir a Samuel: Aquí estoy por que me has llamado.
La obediencia, la agilidad, la disponibilidad; Señor, ¿Qué quieres? ¿me estás llamando? ¿Qué quieres de mí? Aquí estoy porque me has llamado.
AQUÍ ESTOY, PORQUE ME HAS LLAMADO
Quizá esa oración haya que repetirla, muchas semanas, muchos meses, muchos años.
Ahora recuerdo por ejemplo, a san Josemaría cuando vio unas huellas de unos pies descalzos cuando tenía apenas 16 años y comprendió en ese momento que Dios le pedía algo, que si eso lo hacía alguien por amor a Dios, él que iba a hacer y se dispone a hacer algo por Dios, a pedirle a Dios: «Señor, ¿Qué quieres de mí?».
Pues se demoró 10 años, hasta que tenía 26 años, Dios le mostró que quería que fuera el fundador del Opus Dei. Por eso esa actitud, la de Samuel, es muy recomendable.
Decírselo al Señor: «Aquí estoy Señor, porque me has llamado».
ESTO ES DE DIOS
Y claro pues, Elí empieza a medio dormido, medio aletargado, con un sopor impresionante: No yo no te he llamado, déjame dormir, vete, déjame dormir, anda a dormir tu también, pero claro, una, dos, tres veces y Elí, un sacerdote, ya anciano anciano, un hombre de Dios, entiende: esto es de Dios.
Y entonces con su sabiduría y también con la inspiración del Espíritu Santo le sugiere: Cuándo te vuelvan a llamar es el Señor y responde:
“Habla Señor, que tu siervo escucha” (Samuel 3, 10).
Es así como Samuel tiene ese diálogo con Yahvé y recibe la llamada a su misión. A esa misión de ser también un profeta, porque es verdad, es el último de los jueces, pero va a ser muy importante el papel de Samuel, por ejemplo, para la dinastía de los reyes David y Salomón.
¿QUÉ QUIERE DIOS DE NOSOTROS?
Nosotros, ya sabemos ¿Qué quiere Dios de nosotros? Cada uno de nosotros ya sabe qué quiere Dios de ti, de mí.
Señor, aquí estoy porque me has llamado. Habla Señor, que tu siervo escucha. Me parece muy importante por ejemplo la conversación que tiene Samuel con Elí.
RECIBIR LOS CONSEJOS DE HERMANOS EN LA FE
El Papa preparando la JMJ, de Panamá, decía lo siguiente: Es importante hablar y dialogar con otros hermanos y hermanas nuestros en la fe que tienen más experiencia y nos ayudan a ver mejor y a escoger entre las diversas opciones.
El joven Samuel cuando oyó la voz del Señor, no lo reconoció inmediatamente y por tres veces fue a Elí, el viejo sacerdote, quien al final le sugirió la respuesta correcta que debería dar a la llamada del Señor. “Si te llama de nuevo di: habla Señor, que tu siervo escucha”. (Samuel 3, 9)
BUSCAR LA DIRECCIÓN ESPIRITUAL
Cuando dudáis, sabed que podéis contar con la Iglesia, se que hay buenos sacerdotes, consagrados, consagradas, fieles laicos, muchos de ellos jóvenes a su vez, pueden acompañaros como hermanos y hermanas mayores en la fe, movidos por el Espíritu Santo, esto es clave, esto es muy importante.
Os ayudaran a despejar dudas y a leer el designio de vuestra vocación personal.
Normalmente, con una persona que uno habla, que dirige el alma, que es el director espiritual, esa persona hace oración, habla con Dios, habla con el Espíritu Santo y le pide luces del Espíritu Santo.
Y seguramente también notarás que esa persona es muy respetuosa. Y te sugiere algunas cosas para que las hables con el Señor, nunca te va a decir esto es así o asá, háblalo con el Señor, dile esto, pregúntale esto, dile esta oración.
Elí nunca le dijo a Samuel ¿Cuál es su vocación, cuál es su misión? simplemente le sugiere, “Habla Señor, que tu siervo escucha, si te habla de nuevo habla Señor, qué tu siervo escucha” (Samuel 3, 9).
Jesús se nos acaba este rato de oración, pero sacamos un propósito formidable, al hablar Contigo, estar con esa disposición, de escucharte, aquí estoy Señor haciendo oración, todos los días haré un ratico de oración, 10 minuticos, ojalá que se extienda un poquito más esa oración a largo del día porque seguimos hablando con el Señor.
Y después tener esa disponibilidad: habla Señor que tu siervo escucha, aquí estoy Señor para hacer tu voluntad; otra de las fórmulas por ejemplo, con la que puede rezar.
Acudimos a Nuestra Madre y le pedimos a ella, que muchos jóvenes, muchas personas, pero sobre todo muchos jóvenes, escuchen la llamada de Dios y se decidan a aceptarla y seguir esa llamada y esa misión que Dios les da.
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