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P. Josemaría

6 min

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HANUKKAH

“María es el regalo de los hombres a Cristo. Pero eso significa al mismo tiempo que el Señor no quiere de los hombres «algo», sino al hombre mismo”.

TIEMPO DE NAVIDAD

Bueno, seguimos en el tiempo de Navidad hasta dentro de dos domingos, el próximo 12 de enero, que celebraremos el Bautismo del Señor. Y con esto terminará el tiempo de Navidad, en que la Iglesia nos invita a seguir meditando este misterio tan impresionante; y es que Dios nació, se hizo un niño en la gruta de Belén. 

Seguramente habremos aprovechado la Navidad para muchas cosas. Una de ellas es cantar villancicos. Es una manera muy bonita de rezarle a Dios.

El primer canto navideño de la historia no se compuso por ningún hombre, sino por los ángeles. Es el canto de los ángeles cuando fueron a anunciar a los pastores que había nacido el Niño Dios. 

Y entonces, recuerdas que fueron aquella gruta y los despertaron y empezaron a cantar Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad. 

Es un canto muy profundo porque establece un criterio para entender de qué se trata la Navidad, es como la clave. ¿Y de qué se trata? Pues lo dice el canto: “Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz entre los hombres”. 

SHALOM

Esa palabra bíblica “shalom” con la que todavía se siguen saludando todos los sábados los judíos en Jerusalem cuando te cruzas con ellos. 

“Shalom, Shalom”… que se traduce como: “La paz sea contigo” y “Paz a los hombres”. Que es muchísimo más que la mera ausencia de guerra. Es el estado de salvación de un mundo en el que reine la confianza y la fraternidad. 

Pues “Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad”. Ese es el objeto de la Navidad: la paz. 

Pero antes de la paz, el canto dice “Gloria a Dios en las alturas”. Es como un presupuesto para la paz, la gloria de Dios entre los hombres. Y la gloria de Dios no es un asunto privado. 

La Navidad tiene que ver con la paz entre los hombres, justamente porque ese día se restauró la Gloria de Dios entre los hombres en Jerusalén y en toda la comunidad judía se celebra, y se sigue celebrando, la fiesta de Hanukkah. 

Es el calendario judío, que así se llama HANUKKAH. ¿Y esto qué significa? Pues la fiesta de las luces. Una fiesta que empieza precisamente el 25 de diciembre y dura nueve días. Una fiesta que nos recuerda cuándo se restauró la gloria de Dios en el templo de Jerusalén. 

HANUKKAH

HANUKKAH

Cuando Judas Macabeo, en el año 165 antes de Cristo, quitó del templo de Jerusalén el altar dedicado a Zeus, que la tradición designaba como la abominación de la desolación del lugar santo. 

De manera que cuando, -y esto lo puedes ver muy bien, si has tenido la oportunidad de ver la serie de “Chosen, Los elegidos” (que está gratis en Internet en la cuarta temporada, en el capítulo sexto)- Jesús celebra con sus apóstoles la fiesta de Hanukkah y van encendiendo nueve velas. 

Y si tú te paseas hoy por Jerusalén o en los días de Hanukkah, pues se proyecta en el muro la frase “Feliz Hanukkah”, que recuerda aquel día glorioso en el que Judas Macabeo pudo restaurar y volver a santificar el templo. Purificarlo para que se pudiera seguir dando gloria a Dios. 

Y cuentan que, solo tenían aceite para un día, pero que milagrosamente ese aceite les duró para los nueve días. Israel había sido restaurado en el mismo momento en que pudo volver a servir a su Dios de forma apropiada. 

Y que Navidad se celebre el mismo día de Hanukkah, pues no es una coincidencia, sino que san Lucas, cuando relata la infancia de Jesús precisamente y nos quiere ayudar a darle un significado muchísimo más profundo. 

Es decir, que lo que Judas Macabeo sólo podía realizar de forma insuficiente, fue llevado a cabo realmente por Cristo en su nacimiento. 

LA FIESTA DE LAS LUCES

Jesús quitó del mundo todo el mal, todas las imágenes de los ídolos, y Él construyó el templo de Su cuerpo. Jesús restauró la gloria de Dios. 

La fiesta de Hanukkah era un día de reforma del culto y a partir de allí una fiesta de las luces. El nacimiento de Jesús es la verdadera reforma del culto. 

Y tampoco es coincidencia que haya llegado el fin de año, en donde todos hacemos propósitos de reforma. Por eso esta reforma de darle gloria a Dios de una manera adecuada, que hizo Jesús, pues también tiene mucho que ver con el nuevo año, con este nuevo comienzo.

Porque la vida del cristiano siempre es comenzar y recomenzar una y otra vez. Y que nuestra preocupación sea que Dios reine en todas nuestras cosas, en toda nuestra vida, en nuestra condición humana. 

Y cuando contemplamos, a veces de manera negativa, pues todo lo que está pasando en el mundo… Y cuando nos entristecemos también por nuestros propios pecados que deshonran a Dios, o el ateísmo, donde Dios es deshonrado en el olvido de Dios, que es la peor forma de consideración; pues vayamos de nuevo a la esperanza de la gruta de Belén, que en clave positiva, nos recuerda que se ha restaurado la gloria de Dios.

HANUKKAH

DAR LO QUE TENEMOS

¿Y cómo se puede glorificar a Dios, y de ese modo restablecerse la paz? Bueno, pues la narración bíblica nos lo expresa, qué es lo que hicimos también nosotros en Navidad, a través de esos hombres que fueron llamados al pesebre, en donde todos a su manera, le fueron a regalar algo a Jesús. 

Tenemos en primer lugar a José. Aquí en san Mateo, le llama

«el justo» (Cf. Mt 1,19-23).

Pero no con una justicia legalista, sino una justicia de bondad, que sale de su interior y que está presente allí, junto a María. 

En primer lugar está María, claro. Pero quería terminar con la mención a María. 

Están allí los pastores que en la sencillez de su corazón, le van a llevar lo que tienen, lo que pueden, aunque sea poco. 

Están también los sabios, los Reyes Magos, que le van a ofrecer a Jesús oro, incienso y mirra. Son los regalos… 

Terminamos esta meditación preguntándonos: ¿qué hemos de ofrecerle nosotros a Jesús? O más bien, ¿qué es lo que los hombres fuimos a regalarle a Dios en esta Navidad o cuando nació? 

HIMNO LITÚRGICO

Sí, hay un himno litúrgico muy bonito de la Iglesia Oriental que dice: 

“¿Qué hemos de ofrecerte, oh Cristo, que por nosotros has nacido hombre en esta tierra? 

Cada una de las criaturas obra tuya, te trae en realidad el testimonio de su gratitud. 

Los ángeles, su amor; el cielo, la estrella.

Los sabios, sus dones; los pastores, su asombro.

La tierra, la gruta, el desierto, el pesebre. 

Pero nosotros los hombres, te traemos una Madre Virgen”. 

¡Qué bonito! Y es ésta consideración que María es el regalo de los hombres a Cristo. 

Pero esto significa, al mismo tiempo que Jesús, que Dios no quiere de los hombres algo, sino que nos quiere a nosotros mismos. Dios no quiere que le demos, como se dice ahora, porcentajes, sino nuestro corazón, nuestro ser. 

Él quiere nuestra fe, y a partir de esa fe, la vida entera. 

Pues Madre nuestra, ¡qué alegría terminar con esta consideración! Que Tú eres mi regalo al Niño Dios y que contigo yo también me quiero entregar completamente en esta Navidad, en este año nuevo, y pedirte que me ayudes a hacer de mi vida como lo fue la tuya, la una gloria de Dios; y así restablecer la paz en mi corazón y en el mundo entero.


Citas Utilizadas

1 Jn 2, 29-3, 6

Sal 97

Jn 1, 29-34

Reflexiones

Señor, empezamos el año, te ofrecemos nuestro corazón y nuestra vida. Que este año demos paz y amor a los que nos rodean y te reflejemos con nuestras obras.

 

Predicado por:

P. Josemaría

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