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P. Neptalí

5 min

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HONRADEZ CRISTIANA

Actuar honradamente como manifestación de la rectitud de intención.

‏Veremos hoy en el Evangelio de San Mateo:

“En aquel tiempo Jesús llegó al templo, y mientras enseñaba, se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo para preguntarle: ¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado semejante autoridad? Jesús les replicó:- Les voy a hacer yo también una pregunta, si me la contestan, les diré yo también con qué autoridad hago esto. El bautismo de Juan, ¿De dónde venía? ¿Del cielo o de los hombres? Ellos se pusieron a deliberar: Si decimos del Cielo, nos dirá por qué no le han creído. Y si le decimos de los hombres, tememos a la gente, porque todos tienen a Juan por profeta. Y respondieron entonces: Jesús no lo sabemos. Él, por su parte, les dijo: -Pues tampoco yo les digo con qué autoridad hago esto”

(Mt 21, 24-27).

JESÚS TE TRATAMOS CON MALA INTENCIÓN

La pregunta de los príncipes, de los sacerdotes y de los ancianos:  ¿con qué potestad hacen estas cosas? Se refieren a la potestad del Señor a enseñar, como enseñaba con autoridad, como era reconocido por la gente, que veían que Él enseñaba con autoridad y no como ellos.

Recordemos que arrojó del templo a los mercaderes, hizo una entrada solemne en Jerusalén, se dejaba clamar por los niños, las curaciones que hacía, los milagros, etc…

Ellos sin embargo, todavía le piden una prueba de esa autoridad o la clara confesión de que Él es el Mesías. Pero era por una trampa, porque de eso lo acusaron después en la Pasión. Jesús conoce la mala intención de ellos mismos y por eso no da una respuesta directa y prefiere, pues, hacerle una pregunta previa y que les obligue allí un poco aclarar su actitud. Quiere provocar el Señor una especie de crisis que les lleve a un examen de conciencia. En definitiva, a lograr en ellos volverse a la conversión. Y no es más de esto por devolverle el mal, por el mal, ni mucho menos.

Sin embargo, a ellos no les interesaba. A ellos, lo que les interesaba solo era el propio interés. Se movían de acuerdo hacia qué dirección soplaba el viento y todo estaba dispuesto a negociarlo. La libertad; la libertad de su pueblo. Su fe, su país. Todos estaban dispuestos a negociar. Menos eso: Las apariencias. Les interesaba salir bien de las situaciones o más bien, aprovecharse siempre de ellas.

EL EVANGELIO ES ACTUAL

honradez

El Papa Francisco, comentando este pasaje, dice que eran hombres cerrados en sus cálculos, unos calculadores. Y que la consecuencia de ello -los cálculos humanos- cierran el corazón, cierran la libertad. Al contrario, la esperanza, es la que nos hace ágiles. Y así decía también, está la hipocresía de aquellos hombres, autoridades religiosas del pueblo de Israel que está en el Evangelio y que cierra el corazón, nos hace esclavos. Estos eran esclavos.

Bueno, nosotros no estamos exentos de ello. El Evangelio no se escribió para los contemporáneos del Señor, sino también para nosotros. El Evangelio siempre es muy actual, muy actual.

El Señor entonces les pregunta su verdadera disposición por su opinión acerca del bautismo de Juan. Pero ellos no daban su opinión auténtica.

ESCUCHEMOS NUESTRO CORAZÓN

A veces nosotros no damos nuestra opinión auténtica, la opinión a conciencia. No nos preguntamos cómo en realidad es aquello, la verdad real sobre alguna cuestión o alguna situación, o el juicio que merece verdaderamente nuestro corazón. Analizamos más bien las consecuencias de las posibles respuestas, procurando la que más convenga ante determinada situación.

Y a pesar de que aquellos eran líderes religiosos del pueblo, del pueblo de Dios, ¡El pueblo escogido por Dios! No eran hombres de principios firmes, capaces de informar sus palabras y sus obras, hombres viviendo permanentemente el pragmatismo, hacer política -entre comillas- religiosa. Solo estar a favor de lo que tiene que ver con su interés o con su comodidad.

Y aunque ciertamente eran hombres preparados, su razonamiento era inteligente, pero no estaban dispuestos a ir más allá en su razonar. Su norma de conducta, (que es la que nosotros tenemos que evitar) era seguir lo más oportuno en cada ocasión, lo más conveniente. No actuaban según la verdad. Se nota siempre una falta de honradez.

Simplemente no les interesaba saberlo y mucho menos decirlo. Buscaban atacar al Señor y nada más. De manera que el tema de la autoridad del Señor, de por qué hace aquella cosa, era un mero pretexto… un mero pretexto.

HACIA DÓNDE DEBEMOS APUNTAR

Seamos personas honradas, personas honradas y amantes de la verdad.

La virtud de la honradez nace de la decisión de hacer el bien:

  • Respetar a los demás.
  • Elegir en toda ocasión la justicia.
  • Optar por la caridad en cualquier dilema de nuestra vida.
  • Respetar los derechos humanos.

La honradez es una gran virtud. Y la reacción de Jesús es muy significativa:

“Yo tampoco les digo con qué autoridad hago estas cosas”.

Respondió como si les dijera: Si no están dispuestos a ser sinceros, a mirar en su corazón, a enfrentar la verdad, es inútil el diálogo. Yo no puedo hablar con ustedes, ni ustedes Conmigo. ¡No nos entenderíamos!

Vivir en la verdad. Una virtud que es incompatible con la mentira. Con las medias verdades. Y donde aparece la mentira, el terreno en que se apoya la relación entre las personas, siempre sufre, se resquebraja, se introduce un elemento falso o un elemento irreal, que impide ese “buen entendimiento” entre las personas para poder hacer las tareas comunes, la verdadera comunicación, traicionamos la confianza de los demás.

RECTITUD DE INTENCIÓN

En cambio, quien es honrado, actúa con rectitud. Los objetivos siempre son claros, no se tienen segundas intenciones ocultas, ni falsea sus acciones. Y no cree que nunca en que le mueve buen deseo, cuando en realidad no es así.

La expresión “rectitud de intención”, frase que la hemos escuchado muchas veces la usamos o la procuramos aplicar, significa eso ser honrado. Tener una claridad de conducta, ausencia de disimulo o de hipocresía. Un actuar que responda siempre a la verdad que nos pide el Señor cuando manifiesta que nuestro sí, sea un sí; y cuando nuestro no, sea no.

GLORIA DE DIOS

Y cuando la virtud ha echado raíces, en el corazón del cristiano, no es difícil actuar de acuerdo con este principio.

La rectitud de intención está en buscar siempre y en todo la Gloria de Dios. Si buscamos la Gloria de Dios, digamos así, que lo demás prácticamente se nos da por añadidura. Nos será más fácil hacerlo. Será consecuencia de lo primero. <

UN AÑO PARA SAN JOSÉ

José varón justo

Pidamos a la Virgen en este tiempo de Adviento que veamos la honradez. La honradez especial de San José. Y ahora que el Papa ha declarado un año para San José con una serie de privilegios, indulgencias maravillosas; algunas verdaderamente fáciles.

La indulgencia plenaria se puede ganar meditando el Padre Nuestro durante media hora, rezando el Rosario en familia. También entre los novios, que es muy simpático eso que la Penitenciaría Apostólica haya dicho eso, rezar el rosario entre los novios.

Aprovechemos este tiempo, fijándonos en la Sagrada Familia, en sus virtudes, acompañándolos ahora en el camino de Belén.

Y que esa dulce espera, nos llene de esperanza y también de alegría.


Citas Utilizadas

Nm 24, 2-7. 17-17

Sal 2

Mt 21, 24-27

Reflexiones

Te pedimos Madre mía que nos ayudes a ser personas honradas en todos nuestros actos.

Predicado por:

P. Neptalí

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COMENTARIOS

  1. Me gusta leer las reflexiones del Evangelio porque tengo pérdida de audición y si no escucho bien en la Iglesia ya voy preparada con estas refllexiones tan edificantes que ustedes publican.

  2. Awilda Vázquez dice:

    Me gusta leer las reflexiones del Evangelio porque tengo pérdida de audición y si no escucho bien en la Iglesia ya voy preparada con estas refllexiones tan edificantes que ustedes publican.

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