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P. Daniel

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INDIGENTE SOY

Contemplando al niño le pedimos el regalo de la humildad.

Después de cuatro semanas de preparación, el adviento, la Iglesia, nosotros, cada uno de nosotros, tú y yo nos venimos preparando para este acontecimiento inefable, no hay palabras para expresar la grandeza del misterio. 

DIOS SE HA HECHO HOMBRE

Dios se ha hecho hombre por amor a cada uno de nosotros, Dios nos ha venido a buscar hasta lo más profundo de nuestra realidad de una humanidad caída, herida por el pecado para llevarnos hasta lo más alto, lo más sublime de su amor divino. 

Es un verdadero rescate. 

Hay películas, libros que narran situaciones muchas veces históricas o algunas veces imaginarias de rescate y a todos nos emociona, muchas veces es así, nos emociona encontrarnos con personas valientes, que para conseguir precisamente rescatar la vida de alguien que está en una situación de peligro extremo, arriesgan la propia. 

RESCATE

Recuerdo cuando hace algunos años se supo de unos niños perdidos en Tailandia que estuvieron metidos en una cueva durante bastantes días y un equipo de buzos con  un despliegue técnico impresionante y sobre todo, con una voluntad férrea de rescatarlos finalmente consiguieron ese fin. 

Y consideramos esos hombres valientes, héroes porque salvaron vidas. 

La figura del héroe que aparece en la literatura universal ya desde la mitología griega y antes ha quedado completamente superada por decir así o sublimada por la persona Jesucristo.

JESÚS NOS RESCATA DEL PECADO

Cristo, héroe qué viene a rescatarnos del pecado y de la muerte para abrirme las puertas del amor eterno del Padre, para meternos a cada uno de nosotros a tí y a mí en la intimidad misma de la Santísima Trinidad. 

Y no ha sido un rescate fácil, no fue un rescate barato.

Terminará significando la entrega total de Cristo en Cuerpo y Alma en la Cruz. 

 Este niño que nace en la noche, este niño indefenso, necesitado de cariño  y de ternura, del calor y alimento de su madre y de su padre adoptivo, José. 

Este niño tan desprovisto de todo viene a nuestro rescate por amor. 

Navidad

LECCIÓN DE AMOR

Ojalá toda la vida de Cristo sea para nosotros una lección de amor, una lección de amor personal. 

Ojalá puedas leer el Evangelio y ahora que estamos por celebrar la Navidad dentro de unas horas, qué podemos leer el Evangelio con esta dimensión interpelativa de algo que nos interpela personalmente. 

Esto lo hizo por mí, nació en Belén por mí, por cada uno, sí, por todos, pero sobre todo hay que preguntárselo en términos personales. 

Porque de otra manera quedamos un poco ajenos al hecho fundamental; Dios no sabe contar más que hasta uno. Así como es cierto pensar y decir que Dios nace por todos, muere por todos, igualmente cierto, e incluso más, es que nace por tí, nace por mí, muere por mí, muere por tí. 

Es lo que dice San Pablo en la Carta a los Gálatas,

“me amó y se entregó a la muerte por mí”

Vivamos la Navidad en esta clave personal, que no es un egoísmo, no es una auto referencia, sino que es  una realidad teológica  y así nos llenaremos de alegría, nos llenaremos de seguridad porque el amor de Dios ha quedado demostrado. 

Nadie puede decir, Señor demuéstrame, que me quieres, nadie lo puede decir, porque ya no lo demostró. 

VEINTE SIGLOS

Navidad Eucaristia Sencillez

La vida de Jesús, es la vida de Cristo desde Belén hasta el calvario y luego su Resurrección gloriosa y Ascensión al cielo y es la vida de Cristo en la Eucaristía, lleva veinte siglos ahí. 

Veinte siglos de espera, veinte siglos de amor, el suyo por nosotros y el de los creyentes, de los hombres y mujeres que realmente creen en su presencia, pero también veinte siglos de soledad, de ingratitud e indiferencia, de maltrato, de sacrilegios. 

Cómo podríamos decirle al Señor demuéstrame que me quieres, ¿Qué más puedo hacer? nos debería responder el Señor, ¿Qué más puedo hacer por ti? ¿Qué me falta por hacer? 

Bueno, entonces celebramos la Navidad llenos de gratitud y también queremos aprender a recoger esas lecciones que el Señor nos da, son tantas;   pobreza, paciencia, humildad, todas las virtudes están ahí. 

HUMILDAD

Por eso que el Niño sin hablar ya nos está dando cátedra, nos está enseñando el camino justo, en este caso quería fijarme aunque sea unos minutos, en la humildad de Dios. 

Dios humilde, Dios que no avasalla, que no se impone, que no pretende dominar, un Dios que nos busca desde abajo, discretamente, silenciosamente, tratando de conquistar nuestro corazón con paciencia sin imponerse, ¡Qué maravilla!. 

Y por eso nace en ese lugar, para que nos podamos acercar con confianza, abrazarlo y besarlo y darnos la feliz idea de que nos necesita, que es una realidad.

Dios nos necesita, es una paradoja, pero profundamente cristiana, un Dios que no necesita de nada y sin embargo, se presenta ante nosotros como un niño recién nacido en un lugar paupérrimo. 

Necesitado de cariño, sobre todo de cada uno de nosotros. 

Una lección de humildad de un Dios que se presenta como necesitado. 

NECESITADO DE DIOS

Y esto no debería llevar, te podría llevar a ti también a pensar y a verte a ti mismo, a ti misma, como necesitada, necesitado de Dios. 

Estamos profundamente, necesitamos, somos indigentes ante el Señor.

Señor, necesito de Tí. 

No me creó el cuento de pensar o decir que me la puedo solo. 

No me creo el cuento de pensar decir que soy capaz de conseguir y superar todas las dificultades. No me creo el cuento de pensar o decir que soy autosuficiente, no es verdad, necesito de Ti. 

Quizás está es la primera humildad que nos llevará a la oración, nos llevará a los sacramentos, a la Eucaristía, a la confesión, a leer, a estudiar, a profundizar en la fe porque necesito. 

Así como un hambriento necesita el alimento, así nosotros necesitamos de la gracia de Dios, necesitamos del amor del Señor, de la verdad del Señor. Entonces en esta noche Santa le pediremos cada uno lo que quiera, pero puede ser esto: 

Señor, Tú que te presentas ante mí como un niño necesitado, Tú siendo quien eres, ahora yo de vuelta, te digo infinitamente más yo necesito de Tí, no te alejes de mí. 

LETANÍA DE LA HUMILDAD

Quería terminar con una oración bastante conocida, muy bonita que se llama la letanía de la humildad y por supuesto que daría para mucho, del cardenal Merry del Vall, que fue Secretario de San Pío X, a comienzos del siglo XX. 

O Jesús manso y humilde de corazón, escucha mi plegaria 

Del deseo de sentirme apreciado, líbrame Jesús, 

Del deseo de sentirme amado, líbrame Jesús,

Del deseo de ser ensalzado líbrame, Jesús, 

Del deseo de ser elogiado, líbrame, Jesús, 

Del deseo de ser alabado, líbrame, Jesús, 

Del deseo de ser preferido, líbrame Jesús. 

Del  deseo de ser consultado líbrame, Jesús 

Del deseo, ser aplaudido, líbrame, Jesús

Del temor a la humillación, líbrame Jesús,

 Del temor al desprecio, líbrame Jesús,

Del temor al reproche, a la calumnia, al olvido, al ridículo, al agravio, al recelo, líbrame Jesús.Se lo pedimos aMaría Santísima, ella que es la criatura preciosa que dió a luz al Hijo del Dios vivo.

 

 


Citas Utilizadas

2 Samuel 7, 1-5; 8-12.14. 16

Salmo 88

Lucas 1, 67-79

 

Reflexiones

Señor, Tú que te presentas ante mí como un niño necesitado, Tú siendo quien eres, ahora yo de vuelta, te digo infinitamente más yo necesito de Tí, no te alejes de mí. 

 

Predicado por:

P. Daniel

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