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P. Javier

6 min

ESCUCHA LA MEDITACIÓN

JESÚS PASA POR BETANIA

La amistad para Jesús y la capacidad de escucha de María.

AL QUE PIDE SE LE DARÁ

En estos 10 minutos con Jesús en los que siempre estamos procurando hacer oración, hablar con Dios, aprender a hablar con Dios, seguir aprendiendo a hablar con Dios porque es algo que no acabamos de aprender sino a lo largo de toda la vida.

De pronto lo olvidamos, nos vuelve a costar, se nos hace super áspero y  entramos en esas especies de mesetas de aridez en las que tenemos que siempre recordar que le tenemos que pedir ayuda: Al que pida se le dará. “Pedid y se os dará, buscad y hallaréis”. Tenemos que pedirle a Jesús que nos ayude a hacer este rato de oración, que nos consiga esa especial gracias a Dios para poder hacer oración.

Vamos a meditar el Evangelio del día que dice lo siguiente:

“En aquel tiempo Jesús entró en una aldea y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Esto tenía una hermana que se llamaba María que estaba sentada a los pies de Jesús escuchando su palabra.

Marta en cambio estaba muy afanada por los muchos servicios que tenía que hacer. Acercándose a Jesús le dijo: “Señor no te importa que mi hermana me haya dejado sola para servir, decile que me de una mano”. Respondiendo Jesús le dijo: “Marta, Marta, estás inquieta preocupada por muchas cosas pero solo una es necesaria. María ha escogido la mejor parte y no le será quitada”.

CRISTO VIVE

EL LUGAR FAVORITO

Qué bonita es la escena que se nos relata hoy a través de san Lucas y que nos resulta tan familiar.  Jesús va de camino a Jerusalén con sus discípulos y se detiene en Betania, que era probablemente el lugar más favorito que tenía Jesús  en el Mundo, junto a esos amigos que lo querían tanto: Marta, María y Lázaro, “Allí donde estén nuestros amigos allí está nuestro corazón”. Jesús, es interesante cómo marca esa casa, esa aldea, ese lugar como su lugar más gustoso. El lugar donde mejor se lo pasaba, porque ahí en ese lugar estaban sus amigos. Podría haber dicho a Nazaret, Belén o  Jerusalén. Sin embargo no, Betania, una aldea miserable.

Pero en esa aldea miserable vivían sus tres mejores amigos y por eso será su lugar preferido en el mundo. Siempre tenemos que pensar en cuidar a nuestros amigos porque Jesús valoraba muchísimo la amistad. En esta escena hay algo sorprendente, que Jesús entre en la casa de dos mujeres.

Para la mentalidad judía eso era inimaginable, que un Rabí hiciera eso. San Lucas, que es el que siempre destaca el rol de la mujer, nos pone delante esta escena tan bonita. Nos sitúa dentro de la casa y nos dejamos cuestionar por la actitud de estas dos mujeres.

DISTINTOS ROLES

Por un lado tenemos la actitud de Marta, símbolo de la hospitalidad. Se desvive por atender a Jesús y a todos los demás discípulos; tiene que preparar la comida, preparar las camas, tiene un montón de cosas que hacer, limpiar la casa, poner todo en orden. La actitud de Marta es una actitud muy razonable. La actitud de alguna manera de la lógica, tenemos que poner todo bien porque está Jesús, viene Jesús, es más, acaba de llegar con todos sus discípulos que serían más de doce serían mucha gente. Lógicamente se pone a preparar todo y en ese afán, se empieza a acelerar, se angustia, se pasa de rosca como cualquiera que es superado por el trabajo.

Todos nosotros hemos vivido esto, nos hemos visto superados por el trabajo, nos hemos visto superado por las vicisitudes que se nos presentan; de pronto nos caen mucho más invitados los que habíamos previsto y no tenemos platos ni vasos y no tenemos comida y no sabemos qué hacer.

Pensemos que era exactamente esto lo que le había pasado a Marta. De pronto cuenta a la gente y se da cuenta que no tiene camas suficientes y no sabe qué hacer y le falta comida y le falta vajilla, agua, vino y por eso entra en crisis, en pánico.

Martha y Maria

Y va a Jesús a decirle que  rete a su hermana María porque María había hecho otra cosa. María se había sentado a los pies de Jesús y en lugar de preocuparse por todos los problemas logísticos que la venida de Jesús había acarreado a esa casa, se pone a escucharlo.

Acá es interesante también el rol de la escucha en un mundo tan ruidoso como el nuestro, en el que difícilmente sabemos escuchar porque nos cuesta, no estamos acostumbrados a escuchar, a sentarnos a escuchar. No estamos acostumbrados a escuchar a los pájaros, el viento, el pasaje del tiempo. No estamos acostumbrados, como esos ancianos que salían antes a ver pasar la gente; se sentaban en las veredas de su casa a ver pasar la gente.

La gente sabía escuchar, se hacía tiempo para escuchar, no estaba tan acelerada como nosotros. No es que sea culpa nuestra; la vida nos ha acelerado y no tenemos tiempo a veces para escuchar.

CUIDAR A LOS AMIGOS

María estaba escuchando como quien tiene todo el tiempo del mundo para escuchar. Nosotros le pedimos a Jesús, además de valorar mucho a los amigos y darnos cuenta que son un auténtico tesoro -por esto que veíamos antes, como Jesús menciona a Betania como el lugar predilecto porque ahí están sus amigos-.

Nosotros tenemos que cuidar mucho a nuestros amigos. Dónde están nuestros amigos está nuestro tesoro y nos quedamos ahí y procuramos que ese sea nuestro lugar favorito, el lugar de nuestros amigos. También le pedimos a Jesús que nos dé esta capacidad de escucha.

“Señor, ayúdame a escuchar a los demás, ayúdame a escuchar a las personas que me rodean. A que realmente me haga cargo de sus problemas, que me haga cargo de lo que me están diciendo, que me ponga en su piel, que tenga verdadera empatía. Empatía es compadecerse; padecer con el otro, meterse en la piel del otro, entender lo que el otro está pensando, sufriendo, viviendo. Ponerse exactamente en su lugar”. Esto es lo que hace una persona que escucha.

Escuchar

SABER ESCUCHAR

Hace unos días, me tocó participar de un debate y la persona que dirigía el debate no escuchaba a nadie, solo se escuchaba a sí mismo y no hubo manera de que entendiera ninguna de las razones de las personas que estaban en el debate. Porque su actitud no era la de escuchar, era la de repetir. Él había ido a decir un mensaje y no dejaba que los demás intercambiasen sus mensajes. Al menos no logró escuchar, no entendió por qué no escucho. No se hizo cargo porque no escuchó, no entró en la lógica del otro porque no supo escuchar.

Pidámosle a Jesús “Señor ayúdame a escuchar a la gente que me rodea, a toda la gente que me rodea, a toda la gente con la cual me cruzo. Que antes de juzgar, antes de entrar con mis prejuicios en la vida del otro -porque a veces conocemos mucho a la gente: ya sé lo que me va a decir mi papá, ya sé lo que me va a decir mi mama, mi mujer, este amigo…- antes de entrar con nuestros prejuicios, escuchemos.

Dame Jesús esa actitud que tenía María de escuchar, sobre todo dame Jesús la capacidad que tenía María de escucharte a vos. María te escuchaba, sabía escucharte, había aprendido a escucharte. Yo me muero de envidia cuando leo este pasaje del Evangelio. Ante la actitud de María. María sabía escucharte Jesús.

Cómo me gustaría a mí escucharte. Por qué tantas veces estoy frente a vos en el Sagrario, estoy caminando, te invoco pero no te escucho, no logro escucharte. No me doy cuenta de que a veces me hablas a través de otras personas, me hablas a través de un suceso, de una oración que estoy leyendo, de un texto.

Tengo que aprender a escucharte Señor. Porque vos no me vas a hablar a los gritos, me vas a hablar con susurros. Hoy Señor, te pedimos todos los que estamos escuchando este comentario del Evangelio, que sepamos escucharte Jesús”.


Citas Utilizadas

Gal 1, 13-24

Sal 138

Lc 10, 38-42

Reflexiones

Señor, que aprenda a escucharte y ayúdame a escuchar a la gente que me rodea y a los que se cruzan en mi vida, cada día.

 

Predicado por:

P. Javier

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