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P. Federico

6 min

ESCUCHA LA MEDITACIÓN

LECCIONES Y EJEMPLOS

Jesús no nos pide nada imposible ni nada que Él mismo no haya vivido. Amar a los enemigos es difícil, pero no imposible. Ahí tenemos el ejemplo de Jesús y de tantos cristianos en la maravillosa historia de esta familia nuestra que es la Iglesia.

Jesús habla. Tú y yo, junto con una gran multitud, le escuchamos atentamente, sus palabras son exigentes, retadoras:

“a ustedes que me escuchan les digo: amen a sus enemigos, hagan bien a los que los odian; bendigan a los que los maldicen y rueguen por los que los calumnian. Al que te pegue en una mejilla ofrécele también la otra, y al que te quite el manto no le niegues tampoco la túnica.” (Lc 6, 27-29).

Me imagino a Juan apóstol, preguntándole a su hermano Santiago: “¿cómo así? ¿Escuché bien? ¿Dice que amemos a los enemigos? ¡Eso es absurdo! Yo creo que se equivocó. Debe haber querido decir que amemos a los amigos”. Santiago le responde: “No sé si se equivocó… Yo creo que lo dijo adrede…”

Para mientras Jesús los ve cómo ve un profesor a dos alumnos que se distraen en clase mientras él da la lección. Por dentro le entra la risa, porque los Boanerges (los hijos del trueno, como les llama Él) son más de mandar lluvia de azufre sobre un pueblo en el que no los reciben.

Ya solo que entiendan que eso no está bien cuesta, ahora tienen que conseguir comprender que se trata de amar a los de ese pueblo y a todos, incluso a los que se oponen a nuestros planes, a nuestras ideas… a los que nos hacen resistencia, nos llevan la contra, critican, hablan mal de nosotros… ¡A todos!

“¡Qué difícil para ellos!” piensa Jesús. Pero sabe que es posible y confía que aprenderán la lección. Que hará falta una que otra tutoría personal, pasar tiempo a solas con cada uno, volver a explicar, les dará ejemplos. No ejemplos tipo ejercicios de matemáticas a resolver, sino el ejemplo de su propia vida, de sus acciones.

Lo harás Señor, con el beso a Judas en el huerto de los olivos, con el perdón a quienes te crucifican en la cima del Calvario o con irse a cenar a la casa de aquel fariseo que te odia, con… ¡con tantas cosas! “Ya entenderán”, piensa Jesús.

DARSE HASTA QUE DUELA

Madre Teresa

Pero ahora los voltea a ver para que dejen de cuchichear y pongan atención. Y les quiere dejar bien en claro el mensaje. No sé ha equivocado. Por eso sigue hablando en la misma línea:

“Como quieran que hagan los hombres con ustedes, háganlo de igual manera con ellos.» Si aman a los que los aman, ¿qué mérito tendrán?, pues también los pecadores aman a quienes les aman. Y si hacen el bien a quienes les hacen el bien, ¿qué mérito tendrán?, pues también los pecadores hacen lo mismo. Y si prestan a aquellos de quienes esperan recibir, ¿qué mérito tendrán?, pues también los pecadores prestan a los pecadores para recibir otro tanto. Por el contrario, amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar nada por ello; y será grande su recompensa, y serán hijos del Altísimo, porque Él es bueno con los ingratos y con los malos. Sean misericordiosos como su Padre es misericordioso.”

(Lc 6, 31-36).

Juan no sale de su asombro, de su consternación. Santiago tampoco…

No han entendido todavía… Necesitan hablar a solas con Jesús sobre esto… Ya lo llegarán a entender. De momento no saben que amar es amar, o sea: darse y darse hasta que duela y, cuando duela, dar todavía más (como decía la santa Madre Teresa de Calcuta).

Ya tendrán ejemplos Santiago y Juan, y tú y yo, porque también a nosotros nos parece exagerada (o imposible) la petición de Jesús…

Nos dará ejemplo Él mismo y nos dará ejemplo a través de los hombres y mujeres que han encarnado el mensaje evangélico.

Por eso, yo te pongo un par de ejemplos hoy.

DOS GRANDES EJEMPLOS

San Juan Pablo 2

El primero tuvo lugar

“en las Navidades de 1983, una nueva noticia conmueve al mundo y unas insólitas fotografías dan la vuelta a la tierra. En una pequeña celda de la cárcel de Rebibbia, en Roma, dos hombres sentados en dos sillas muy juntas hablan en voz baja, como si se tratase de una confesión. Son Juan Pablo II y Mohamed Alí Agca, la víctima y el agresor del atentado del 13 de mayo de 1981. Al final del diálogo el Papa abraza a su lustrado asesino, que conmovido besa su mano. ¿De qué hablaron? «Lo que nos hemos dicho —diría después el Papa— es un secreto entre él y yo. Debo respetar los secretos de una persona. Le he hablado como se habla con un hermano al que he perdonado y que goza de mi confianza…»

Y en la mano que había empuñado el arma mortífera y sacrílega, el Papa pone ahora, como recuerdo, un Rosario, esa arma poderosa para una guerra de paz y de bien”

(Juan Pablo Hacia el año 2000).

¡Vaya ejemplo! Se ve que Alí Agca consideraba al Papa su enemigo (no por nada le había disparado a quemarropa en plena plaza de san Pedro) pero Juan Pablo II lo consideraba una persona a la que amar…

Otro ejemplo… Lo narra el propio protagonista:

“Acababa de ser ordenado sacerdote cuando a mi país, Albania, llegó la dictadura comunista y la persecución religiosa más despiadada. Algunos de mis hermanos en el sacerdocio, después de un proceso de falsedades y engaños, fueron fusilados y murieron mártires de la fe. Así celebraron, como pan partido y sangre derramada por la salvación de mi país, su última Eucaristía personal. Era el año 1946.

SACRIFICIO SACERDOTAL

A mí el Señor me pidió, por el contrario, que abriera los brazos y me dejara clavar en la cruz, y así celebrara, en el ministerio que me era prohibido y con una vida transcurrida entre cadenas y torturas de todo tipo, mi Eucaristía, mi sacrificio sacerdotal.

El 19 de diciembre de 1947 me arrestaron bajo la acusación de agitación y propaganda contra el gobierno. Viví diecisiete años de cárcel estricta y muchos otros de trabajos forzados. Mi primera prisión, en aquel gélido mes de diciembre en una pequeña aldea de las montañas de Escútari, fue un cuarto de baño.

Allí permanecí nueve meses, obligado a estar agachado sobre excrementos endurecidos y sin poder enderezarme completamente por la estrechez del lugar. La noche de Navidad de ese año —¿cómo podría olvidarla?— me sacaron de ese lugar y me llevaron a otro cuarto de baño en el segundo piso de la prisión, me obligaron a desvestirme y me colgaron de una cuerda que me pasaba bajo las axilas.

Estaba desnudo y apenas podía tocar el suelo con la punta de los pies. Sentía que mi cuerpo desfallecía lenta e inexorablemente. El frío me subía poco a poco por el cuerpo y, cuando llegó al pecho y estaba para parárseme el corazón, lancé un grito de agonía.

Acudieron mis verdugos, me bajaron y me llenaron de puntapiés. Esa noche, en ese lugar y en la soledad de ese primer suplicio, viví el sentido verdadero de la Encarnación y de la Cruz. Pero en esos sufrimientos tuve a mi lado y dentro de mí la consoladora presencia del Señor Jesús, sumo y eterno sacerdote, a veces, incluso, con una ayuda que no puedo menos de definir «extraordinaria», pues era muy grande la alegría y el consuelo que me comunicaba.

JESÚS GRAN EJEMPLO DE AMOR

Pero nunca he guardado rencor hacia los que, humanamente hablando, me robaron la vida. Después de la liberación, me encontré por casualidad en la calle con uno de mis verdugos: sentí compasión por él, FUI A SU ENCUENTRO Y LO ABRACÉ.

Me liberaron en la amnistía del año 1984. Tenía 79 años”

(Anton Luli, L Osservatore Romano, 15.XI.1996).

Ahí tienes un par de ejemplos bastante claros…

No te distraigas en las lecciones de Jesús… Si no las entiendes, confía en que ya las entenderás. Pídele ejemplos, admira sus ejemplos, e intenta obrar en consecuencia.

Se lo pedimos a nuestra Madre, que ella le dio lecciones a Jesús y aprendió las que Jesús le daba a ella.


Citas Utilizadas

1Sm 26, 2. 7-9.12-13.22-23

Sal 102

1Cor 15, 45-49

Lc 6, 27-38

Juan Pablo Hacia el año 2000

Anton Luli, L Osservatore Romano, 15.XI.1996

 

Reflexiones

¡Jesús, tu no nos pides nada imposible! Te pedimos que nos ayudes a imitarte, que amemos a nuestros enemigos y perdonemos a los que nos han ofendido.

 

Predicado por:

P. Federico

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COMENTARIOS

  1. Quiero saber el nombre del Sacerdote Albanés que después de muchos años fue liberado y perdono a uno de sus torturadores.

    • Maria, mil disculpas por responder recién te paso el nombre Anton Luli, es el sacerdote jesuita albanés

  2. Muy linda reflexión, para tomar como ejemplo.
    Me sirvió mucho para mis días que estoy viviendo y los que viví.
    Amen gracias.

  3. Hugo Enrique Donopaulo dice:

    Muy linda reflexión, para tomar como ejemplo.
    Me sirvió mucho para mis días que estoy viviendo y los que viví.
    Amen gracias.

  4. Maria Estela Bonilla dice:

    Quiero saber el nombre del Sacerdote Albanés que después de muchos años fue liberado y perdono a uno de sus torturadores.

    • Susana Campoverde dice:

      Maria, mil disculpas por responder recién te paso el nombre Anton Luli, es el sacerdote jesuita albanés

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