“Esta generación malvada pide un signo y no les será dado otro que el de Jonás”.
(Lc 11, 29-30)
Comienza así el Evangelio que nos propone la Iglesia el día de hoy.
“Así como Jonás fue un signo para los ninivitas también el Hijo del Hombre lo será para esta generación. Y el dia del juicio, la Reina del Sur se levantará contra los hombres de esta generación y los condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón y aquí hay alguien más que Salomón».
«Y el día del juicio los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación Jonás y aquí hay alguien que es más que Jonás”.
(Lc 11, 30-32)
AUMENTAME LA FE
«Jesús, hoy queremos pedirte en este rato de oración que nos aumentes la fe, que queremos creer porque Tú nos has dado un montón de razones de creer y porque esa fe ha ido creciendo en nosotros».
DEBEMOS TRANSMITIR LA FE
La fe es un acto personal, es la respuesta libre del hombre a la iniciativa de Dios que se revela, pero la fe no es un acto aislado.
Nos dice el Catecismo que nadie puede creer solo, como nadie puede vivir solo. Nadie se ha dado la fe asimismo, como nadie se ha dado la vida asimismo.
El creyente ha recibido la fe de otros y debe transmitirla a otro. Por eso nuestro amor a Jesús y a los hombres nos impulsa a hablar a otros de nuestra fe.
COMO ESLABÓN DE UNA CADENA DE CREYENTES
Cada creyente es como un eslabón en la gran cadena de los creyentes; yo no puedo creer sin ser sostenido por la fe de los otros. Y por mi fe yo contribuyó a sostener la fe de los otros.
TODOS PODEMOS TENER DUDAS
Hay mucha gente que está buscando a Dios y debemos ser nosotros los que le presentamos, los que le llamamos.
Ayer estaba hablando con un primo mío, bastante joven, que me decía que tenía bastantes dudas de fe, porque a veces pensaba: – ¿Y si todo esto es una invención de unos curas raros desde el medioevo? O se le ocurría también: ¿Y si esto en realidad es una forma de manipulación…?
SEÑOR, ¿DÓNDE ESTÁS?
Es cierto todos podemos tener como esas dudas, a veces tal vez no tan «triquis» como las presentaba mi primo, pero hay que buscar a Dios por todos sitios, y decirle: «Señor, ¿Dónde estás?»
Cuando se busca la felicidad en cosas que no nos la pueden dar, inmediatamente echamos una mirada alrededor, buscando dónde está Dios, ¿dónde estás?…
INSTRUMENTOS DE DIOS
No creemos definitivamente en Dios por los curas, porque nosotros somos como los cuchillos y los tenedores: instrumentos de Dios. Y a veces, en ocasiones, oxidados. Por lo tanto a veces podemos hacer daño o contagiar enfermedades.
Pero buscar en los santos es otra forma, pero ellos son secundarios, también son sólo instrumentos en manos del Artista Divino.
BUSCAMOS AL ARTISTA
Al que estamos buscando en realidad, es al artista, que se halla como escondido. Por eso un consejo es: Búscalo en la Iglesia.
Dios está dentro de esa cajita, que llamamos Sagrario, junto a la velita que se quema. Anunciándonos que está presente y para volver a la fe, hay que volver a la Iglesia.
Recuerda que esa es la manera como muchos la perdieron, dejaron de ir a misa y así abandonaron su fe. Son almas vagabundas, que no saben que Dios les espera todavía.
FROSSARD ENCONTRÓ LA FE
Nos puede servir para terminar este rato oración la historia de André Frossard, un escritor y pensador francés. Un ateo convencido, son pocos los realmente convencidos, pero éste, era uno.
Un día entró en una iglesia, él era ateo por familia y encontró la fe en un instante.
André Frossard nació en Francia en 1915 y como su padre, Ludovic Oscar Frossard, fue Diputado y Ministro durante la tercera república y Primer Secretario general del partido comunista francés.
ENTRÓ ATEO Y SALIÓ CATÓLICO
Frossard fue educado en un ateísmo total y encontró la fe a los 20 años de un modo sorprendente. Fue en una capilla del barrio latino en París, en la que entró ateo y salió minutos más tarde católico, apostólico y romano.
Ateo perfecto era antes, pues no se planteaba el problema de Dios. Nos lo cuenta él mismo en su libro, y dice:
Eramos ateos perfectos, de esos que ni se preguntan por su ateísmo, los últimos militantes anticlericales que todavía predican contra la religión de las reuniones públicas.
Nos parecían patéticos y un poco ridículos, exactamente igual que lo que serían unos historiadores esforzándose por refutar la fábula de la caperucita roja.
Su celo no hacía más que prolongar en vano un debate cerrado, ya hace mucho tiempo, por la razón, pues el ateísmo perfecto no era ya el que negaba la existencia de Dios, sino aquel, que ni siquiera se planteaba el problema (Cf).
SE DIÓ CUENTA DE LA PRESENCIA DE DIOS
Y efectivamente, ese era el mundo en el que vivía. Donde Dios no existía. Simplemente no había Dios.
Tiene 20 años cuando entra en esa iglesia y, sin estar buscando especialmente ninguna cosa, de repente él se da cuenta de la presencia de Dios.
Se da cuenta de que es un ser personal con el cual puede relacionarse, intelectualmente muy interesante, como lo explica en el libro.
Y este rato de oración, no es el momento tal vez para hacerlo, pero el Señor nos descubre su presencia alentadora.
ME PUEDO RELACIONAR CON DIOS
La fe no es un conjunto de prácticas, unos preceptos o dogmas, es justamente esto: enterarse de qué Dios es una persona con la que me puedo relacionar. Ese es el gran trabajo que tenemos que hacer los cristianos, llevar a tantas personas a encontrarse personalmente con Dios.
QUISIERA TENER ESA FE
Hay algunos que han tenido esa gracia divina directamente de parte de Dios, como André Frossard.
Otros tal vez han tenido que lucharla un poco más, como otro distinguido biólogo de siglo XIX, que se llamaba Thomas Henry Huxley. Se encontraba de hecho, cumpliendo una misión para la corona de Inglaterra, cuando un día le dijo uno de sus asistentes:
– Supongo que usted va a ir a misa, ¿por qué no se queda en casa y me habla sobre su religión?
El otro pensó que no estaba capacitado para él y le dijo:
– Ok. Lo que quiero es que me diga simplemente lo que la religión hizo por usted.
Y el hombre estuvo contando toda la mañana, qué es lo que había pasado. Al final le dijo Huxley: – Daría mi brazo derecho, por creer así.
EL EJEMPLO DE FE, MUEVE A LOS DEMÁS
Aquí encontramos a un cristiano que creía por la base de su fe. Fue capaz de ver y experimentar el gozo de la plenitud espiritual. Y este científico, que no alcanzaba a verlo, le movió la fe de su amigo.
ATRAER ALMAS A DIOS
Muchas veces transmitiremos la fe de esta forma, con nuestro ejemplo, con nuestro testimonio. Aunque no seamos perfectos, aunque las cosas no funcionen como nos gustaría. Aunque a veces hacemos propósitos de vida cristiana y no los cumplimos, o a veces queremos ser más apostólicos y no lo logramos.
El Papa Francisco nos ha dicho que tenemos que salir a las periferias para traer a los que todavía no conocen al Señor.
Muchas veces esas periferias las encontramos en nuestra misma familia, de personas que no han tenido ese contacto personal con Cristo y se han creado una religión simplemente de líneas blancas, de normas que cumplir, que no es nada atractivo, por supuesto.
Estamos además invadidos por un montón de cosas, especialmente por la ideología de género que desprestigia a la Iglesia.
Y a los cristianos también nos puede pasar, que nos acostumbremos a vivir en este mundo sin ser tan conscientes de la necesidad de llevarle al Señor a todos los ambientes.
Que seamos realmente gente que remueve a los que están a su alrededor por su convicción y también por sus oraciones.
Cuánto rezas por tu familia, cuánto rezas por tus amigos a los que quieres acercar a Dios: ¡Este es el momento!
«Señor Jesús, aquí te venimos a pedir que toques los corazones de la gente, como tocaste el corazón de Frossard, como has tocado tantos corazones a lo largo de la historia.
Que esta oración sea la forma en la que esos amigos nuestros, esos hijos o a esos parientes, esa gente que queremos, sea realmente tocada por Tu misericordia. Que les abras los ojos Señor, Tú lo puedes, Tú eres Todopoderoso».
Ponemos estas intenciones en manos de Nuestra Madre la Virgen, ella también quiere que todos atiendan su Hijo y que no solamente a la Reina del Sur o los hombres de Nínive, sino que todos las personas digan: es Nuestro Mesías, es nuestro Salvador y queremos ser parte de su Corte Celestial.
A Ella le pedimos que nos ayude.