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LOS SIGNOS DE LA VENIDA DE JESÚS

adviento

El evangelio de hoy nos presenta a Jesús hablándonos de los signos de los tiempos, que sepamos reconocer esos signos. Les dice a los fariseos que ellos saben reconocer que cuando empiezan ciertas cosas en la naturaleza ya se acerca el verano, otra, cuando se acaban las hojas de los árboles, comienza el otoño y así sucesivamente… Hay signos en la naturaleza que nos hablan de lo que va a venir.

Jesús les dice a los fariseos y a todos los que lo estaban escuchando que aprendan a reconocer los signos. Los signos más espirituales. Dense cuenta de que se viene algo grande, algo que va a ayudar mucho a todo el mundo, algo que va a ser la salvación para todos. La predicación del Señor era como un signo de la redención.

Hoy podemos centrarnos en esta capacidad de interpretar los signos, porque esta semana la Iglesia nos está hablando de los signos, de todo lo que va a pasar. Porque pasado mañana, el domingo, comienza un nuevo año litúrgico se acaba este año y comienza una nueva etapa: la preparación de la Navidad.

Se acaba este año 2024, aunque obviamente civilmente falta mucho todavía, pero ahora se está acabando este año Litúrgico y vamos a comenzar un nuevo año. El 2025 comienza este domingo para toda la Iglesia.

El Señor nos anima a reconocer esto como un signo, para preparar nuestro corazón para la Navidad. Esos signos son de muchos tipos.

Por ejemplo, este domingo el sacerdote en la santa Misa no va a utilizar ornamentos verdes, sino que morados. Se comienza a ver alguna decoración navideña… Podemos prender esa primera vela de la Corona de Adviento.

O sea, son muchas las costumbres que nos van hablando de que se va a terminar este año. Va a comenzar un nuevo año, va a comenzar una nueva etapa, muy bonita que es esa etapa de Navidad.

COMIENZA TIEMPO DE ADVIENTO

Comienza este Tiempo de Adviento, que es un tiempo de penitencia, de preparación, un tiempo para ir metiéndonos un poco dentro de nosotros mismos; dentro de nuestra vida interior, para poder ir preparando ese corazón, para la llegada del Señor.

Hoy, a dos días de comenzar el Adviento, hoy viernes, mañana sábado y el domingo primer domingo de Adviento, podemos pensar qué propósitos queremos poner en nuestra vida, que propósitos queremos hacernos para preparar nuestro corazón para el nacimiento del Señor.

Cuando era pequeño me acuerdo de que en mi casa había un libro, no sé si estará todavía, en el que se hablaba de unos niños que querían preparar su corazón para la Navidad.

En el tiempo de Adviento iban pensando cómo podemos prepararnos para la Navidad y se les ocurría pensar en prepararle una cuna para El Niño. Entonces decían: ¿qué se necesita para una cuna?

Bueno, se necesitan unas maderas, unos palos para poder hacer la forma. Luego se necesita un colchón, que son una manta, unas telas con plumas. Luego se necesita una sábana o unas sábanas, una manta o unas frazadas.

Y todo eso, espiritualmente, se puede transformar en distintas cosas. Cada palo, por ejemplo, puede ser, no sé, un acto de servicio, algo que hacemos por los demás en nuestra casa.

Cada pluma puede ser un pequeño sacrificio, una cosa que le ofrecemos al Señor: no comer de algo que nos gusta mucho o comer más de lo que nos gusta menos. Levantarnos a primera hora en la mañana cuando suene el despertador (que a esta altura del año, al menos en este hemisferio, el hemisferio sur es un poco más difícil porque ya se siente el peso del año).

Obedecer a los papás cuando nos piden algo. Distintos pequeños sacrificios que podemos ir haciendo, para poner una plumita y otra plumita y otra plumilla en el colchón del Señor.

¿QUÉ ES LO QUE EL SEÑOR QUIERE QUE LE DEMOS?

Cada hilo que forma esas sábanas puede ser una oración dicha con el corazón, una jaculatoria dicha con cariño al Señor, pidiéndole que nos ayuda a preparar nuestro corazón para la Navidad, para recibirlo en esa cuna pequeña hecha de nuestro sacrificio, de nuestros actos de servicio, de nuestra oración.

Te invito a pensar en este rato de oración que estamos haciendo delante del Señor, quizá estás delante de un sagrario, estás caminando por la calle, en el auto o en distintas circunstancias, no importa, pero piensa en tu corazón o más que piensa, pregúntale a Jesús en tu corazón: ¿Qué es lo que Él quiere que tú le des? Un pequeño sacrificio, qué oraciones quiere que reces durante estos días, qué acto de servicio puedes hacer por los demás.

Es mucho lo que podemos avanzar en nuestra vida interior durante este tiempo de Adviento reconociendo esos signos que nos manda el Señor, reconociendo esas señales que están a nuestro alrededor.

A veces, también, nos pueden servir incluso las cosas comerciales. Ya vamos viendo cómo poco a poco, en los centros comerciales, en las tiendas ya se comienza a adornar todo de Navidad.

Muchas veces se hace referencia al Señor y al nacimiento, otras veces no, pero incluso esas cosas que no hacen una referencia directa a Jesús, aunque no aparezca Él, nos recuerda: -Oye, este tiempo de Navidad tiene que ser un tiempo de Navidad, sobre todo, en nuestro corazón.

¡AYÚDANOS, SEÑOR A RECONOCER LOS SIGNOS!

Señor, te pedimos ayuda en este final de año, para poder reconocer esos signos, para poder interpretar esas cosas que nos hacen acordarnos de Ti, Señor. Que sepamos interpretar cada signo que nos llega del Señor, para comenzar este Adviento bien mentalizados. Bien metidos en esa necesidad que tenemos de que nuestro corazón sea un lugar adecuado, para que puedan nacer el Señor.

Esos signos, la corona de Adviento, el color morado que vemos cada domingo y también cada día en la santa Misa, que esos calendarios de adviento, el mes de diciembre, en el hemisferio norte el frío, acá en el hemisferio sur el calor. Que todo eso nos recuerde: -Oye, queda poco para que nazca el Señor y el Señor quiere tener un lugar, sobre todo, en tu corazón.

No le interesa tanto nacer en la tienda o en los escaparates o en la vitrina. Sino que quiere, sobre todo, nacer en cada uno de nuestros corazones. Por eso prepárale esa cuna, con esas plumas, con esas sábanas, con esas mantas, con esos palos… Prepárale una cuna en tu corazón.

Otro signo que nos llega estos días para preparar bien el corazón es la Novena de la Inmaculada. El viernes comienzan esos nueve días, por eso se llama novena, para preparar la fiesta de la Inmaculada Concepción.

FIESTA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN

Esa fiesta grande de la Virgen que este año cae domingo, segundo domingo de Adviento, pero aquí igual lo tendremos muy presente en nuestros corazones. Y le pediremos a la Virgen que nos enseñe a preparar nuestro corazón para recibir a Jesús.

Esta fiesta, al caer en pleno tiempo de Adviento, nos recuerda eso, que la Virgen se preparó muy bien para recibir a Jesús, todos esos nueve meses, para preparar el nacimiento del Señor.

Que ella nos pueda enseñar a nosotros también a preparar esa fiesta, ese momento tan importante. Que sepamos reconocer esos signos, como decíamos el Adviento, la fiesta de la Inmaculada Concepción, la misma novena de la Inmaculada, como momentos o hechos que nos pueden servir para enfocarnos en lo verdaderamente importante. No tanto en los regalos, en las decoraciones, sino sobre todo en que Jesús va a nacer y quiere nacer en cada uno de nuestros corazones.

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