CON JESÚS PRESENTE
¡Feliz año para todos! Qué alegría tener la oportunidad de comenzar este 2025 haciendo este ratico de oración en voz alta, porque eso es lo que hacemos los sacerdotes en hablar con Jesús, hablar en voz alta con Jesús y orientar un poquito la oración de todos ustedes.
En este momento me encuentro en un oratorio. Estás Jesús ahí presente en el Sagrario. Y aquí, delante de mí tengo una cuna con el Niño Jesús. Estamos todavía en el tiempo de Navidad.
Y aquí está el Niño Jesús, con sus piernas regordetas, con sus cachetes, con sus bracitos puestos en el pecho. Una belleza, un primor Dios hecho hombre que tanto nos ayuda a verlo así, chiquitín, hombre frágil, abandonado a nuestro amor, al capricho de nuestro amor.
Bueno, Jesús, queremos tratarte con mucho cariño y quiero contarles que tengo una idea para comenzar este año 2025 en un desayuno. Pues había un croissant. Venía en una bolsa de plástico y tenía un cartoncito con un mensaje. Y entonces el mensaje que a mí me tocó me gustó mucho, porque dice confiar en la magia de los nuevos comienzos…
Y me lo quedé. Lo he tenido por ahí agarrado con una pincita en el escritorio. “Confiar en la magia de los nuevos comienzos”.
LA GRACIA DE CONFIAR
Y la palabra magia es bonita porque, bueno, un año nuevo tiene una magia. No sabemos qué va a pasar este año, pero ahí está la magia también… magia.
Y quise pensar también en una palabra: la gracia de confiar en la gracia de los nuevos comienzos, confiar en la gracia de Jesús, de Dios. Confiar en lo que Dios haga en mí, conmigo y a través de mí este año 2025.
Bueno, pues así comenzamos este año. Y hoy, el Evangelio nos ayuda porque vemos la vocación y el seguimiento de los primeros discípulos de Jesús.
El Papa Francisco en el año 2018 le habló de este tema a los jóvenes, les recordó esa primera llamada, cuando un día dijo
«Jesús a sus discípulos que le preguntaban: Rabí, ¿dónde vives? Y él les respondió: —Venid y lo veréis».
Entonces decía el Papa:
“También a ustedes Jesús dirige su mirada y los invita a ir hacia Él. Han encontrado esta mirada, queridos jóvenes. ¿Han escuchado esta voz? ¿Han sentido este impulso a ponerse en camino?
Estoy seguro que si bien el ruido y el aturdimiento parecen reinar en el mundo, esta llamada continua a resonar en el corazón de cada uno para abrirlo a la alegría plena.
No tengan miedo de escuchar al Espíritu que les sugiere opciones audaces. No pierdan tiempo cuando la conciencia les pida arriesgar para seguir al Maestro”.
JESÚS NOS HABLA
Es bonito, Jesús, saber que en este año nos hablarás, nos llamarás y nos dirás muchas veces:
«Venid y veréis».
Y tendremos la experiencia de seguirte dondequiera que vaya Jesús.
Este año me abandono a Ti. A donde Tú me quieras llevar, allí iré y Tú irás conmigo. Porque no es que Tú me dejes solo. No es que nos digas: —Vayan a la misión. Vayan y ya nos vemos después… ¡No!
Jesús nos acompaña, guía, inspira y nos da su gracia. Por eso hay que confiar en la gracia de estos nuevos comienzos.
El Papa terminaba esas palabras diciendo: “Los proteja María de Nazaret, una joven como ustedes, a quien Dios ha dirigido su mirada amorosa para que los tome de la mano y los guíe a la alegría de un ‘heme aquí, pleno y generoso’”.
Bueno, estamos acudiendo a la Virgen en este momento. No está terminando todavía esta meditación, pero sí que la miramos a ella como ejemplo, como maestra de oración, de atención a esas mociones del Espíritu Santo, a esa invitación de Jesús.
Y si leemos el pasaje completo de la vocación de los primeros discípulos de Jesús, varias veces Jesús les dice:
«Venid, mirad, ved. Volvió Jesús y viendo que le seguían, les preguntó: —¿Qué buscáis?
Viendo Jesús, los mira. Luego les responde: —Vengan y verán».
Luego, cuando Andrés va a donde Simón, su hermano, le dice:
«Hemos encontrado al Mesías».
VEN Y VERÁS
Que significa Cristo lo llevó a Jesús. Jesús lo miró. (Fíjate, otra vez lo miró. Es que la mirada Tuya, Jesús, es lo que cambia el corazón).
Después también
«Felipe, uno de los primeros, va a llamar a su amigo Natanael y dijo: «¿De Nazaret puede salir algo bueno? Y Felipe le dice: «Ven y verás».
Y antes de que Felipe te llamara, ya cuando está delante de Jesús, Jesús le dice:
«Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi».
Pues, Señor, esa es la fe. La fe no es algo espectacular, sensacional. La fe es una cosa muy normalita. Es una cosa muy sencilla. Y así lo has pensado Tú. Estamos ante la primera evangelización de la historia:
«Hemos encontrado». «Venid y veréis». «Ven y verás».
¡Qué normalidad con la que Tú, Señor, irrumpes en la vida interior de las personas!. Es una experiencia, es un encuentro. ¿Y a través de qué elementos normales podemos preguntarnos en este rato de oración? ¿En qué?
¿A través de qué elementos normales has entrado en mi vida, en mi cotidiano, en mi cotidianidad?
Jesús lo miró y le dijo: “Ven. Señor, tú me has mirado. Tú me has dicho: Ven”. ¿Tú quieres que yo te siga? ¿Qué buscas? ¿Qué te interesa? ¿Qué tienes en el corazón?
Ese es el deseo Tuyo, Señor, que cuando vayamos a Ti y nos encontremos con tu mirada, Tú te vas a interesar por todos nuestros asuntos.
CAMINO, VERDAD Y VIDA
Jesús comienza a suscitar ese interés por Él también. Pero. ¿quién realmente está interesado es Jesús, en tus cosas, en tu corazón, en lo que te inquieta?
Así es la fe. Antes de que Jesús diga más adelante Sí. Cuando ya estás caminando con los apóstoles:
«Yo soy el camino, la verdad y la vida».
Realmente lo que le pregunté a los apóstoles es: ¿Tú quién eres? ¿Qué buscas? ¿A dónde vas? ¿Cuál es el sentido de tu vida?…
Es una experiencia y Tú, Señor, me invitas este año a una experiencia de trato, a conocer temas y tratarlos. Así me voy a enamorar más de Ti.
Qué bueno que te pidamos, Señor, al comienzo de este año ese don. Que me llames. ¡Dame la fe! La fe no es un decir: ¡Ya llegué, ya tengo fe! La fe es un camino, es una experiencia. Es un encuentro personal con Jesús.
Y, ¿qué hicieron los apóstoles? Pues se fueron esa tarde con Él. Esa noche, ¿qué hicieron? No lo sabemos. Muchas veces uno le pregunta a los amigos, a los buenos amigos: ¿y qué hicieron? No, nada, estuvimos solo compartiendo el tiempo…
Y así Jesús, esa tarde estuvo con ellos. No es que hayan ido inmediatamente a evangelizar o no, es que Jesús haya ido directamente a hacer milagros y a ponerles tareas y misiones. ¡No, no, no! Fue solo estar con ellos.
Señor, esa será la oración de este año: hablar con Jesús, estar Contigo, conocerte más, hablarte, mirarte y dejar que Tú también me mires, me hables, me preguntes cosas.
TRATAR A JESÚS
Esa tarde los apóstoles, esos primeros discípulos de Jesús vieron a la mujer más increíble que ha pisado esta tierra. Conocieron a María Santísima.
Aquí, en este Oratorio, hay una imagen preciosa de la Virgen, con la mirada puesta como en el Cielo. ¡Qué belleza!
Conocer a la Virgen también y decirle Madre mía, enséñame Tú a tratar a Jesús.
Y a Jesús también le vamos a decir: Enséñame a tratar a María.
Ahora se lo estoy diciendo aquí al niño pequeño.
Bueno, feliz año para todos y vamos a confiar en la gracia de los nuevos comienzos en este 2025.