UN MILAGRO
Quiero Jesús en este rato de oración recordar un milagro… Yo no sé cuántos milagros hubo, seguramente varios milagros. Y además, de los milagros más valiosos, que son los milagros del alma.
Pero quiero recordar un milagro puntual en la JMJ de Lisboa hace un año, justo hoy, el 5 de agosto del 2023, una joven de diecisiete años, Jimena, recuperó la visión. Ella le pidió a la Virgen con mucha fe a través de una Novena a la Virgen de las Nieves, que es la fiesta que celebramos hoy.
Le había pedido recuperarse de esa enfermedad, después de dos años viendo borroso y de varios tratamientos fallidos; y la Virgen la curó. ¡Le dio un regalazo, como ella lo describe!
Vamos a escuchar el audio en que Jimena nos cuenta ese milagro portentoso de recuperar su visión.
(Se escucha audio): “¡Hola! ¡Hola a todos! Bueno, estoy super afónica, pero soy Jimena. Simplemente quería agradecer a todos los que habéis estado acompañándonos en esta Novena, porque esta mañana yo me he levantado, como llevo levantándome durante dos años y medio, viendo súper borroso, fatal.
He ido con mis amigas a misa porque estamos en la JMJ. Y bueno, la verdad es que en misa yo estaba super, super, super nerviosa…
Después de comulgar, me he puesto en el banco, me he puesto a llorar un montón porque era el último día de la Novena, me quería curar, y se lo he pedido por favor a Dios, muchísimo.
DAR GRACIAS
Y cuando he abierto los ojos perfectamente, ha sido demasiado. O sea, hay que dar muchísimas gracias por el milagro. Porque he visto el altar, el Sagrario y estaban ahí mis amigas, las veía perfectamente, que estaban dos años y medio más mayores de cómo la recordaba.
Luego, me miro en el espejo, y también estoy un poco cambiada, pero eso. Luego he leído la oración que hemos estado rezando para la Novena, y la verdad es que todavía leo bastante bien, no se me ha olvidado del todo. Leo un poco lento, pero ya iré cogiendo práctica.
Y bueno, estoy super contenta. O sea, de verdad muchísimas gracias a todos por haber estado tanto; porque ésta ha sido una prueba de fe y vamos, voy a llamar a todas mis hijas “Nieves”.
El 5 de agosto es mi nuevo cumpleaños, porque la Virgen me ha hecho un regalazo que no se me va a olvidar.
Y bueno, ahora lo que queda de la JMJ es para dar gracias. Haremos una misa o una Novena o algo de Acción de gracias porque este es un regalazo. Así que bueno, muchísimas gracias a todos por haber rezado tanto por mí. Un beso muy fuerte” (termina el audio).
Y después, Jesús y Madre mía, de elevar la mirada al Cielo para agradecerte, para agradecer a Dios y a la Santísima Virgen este milagro, este prodigio, me pregunto: (voy a hacer un poquito atrevida en la pregunta y pedir la visión)… ¿para qué?… ¿para qué?
VER LA EUCARISTÍA
Con gracia, con mucha gracia, Jimena dice que cuando, pues emocionada, comienza a sentir una paz muy grande, regresa a su banco, llora, llora mucho, llora… y ella ya sabe lo que está pasando. Ella sabe que ha recuperado la visión.
Abre los ojos y lo primero que mira es al altar, al Sagrario. Después dice que mira a sus amigas y después dice que se miró al espejo. Que también se miró al espejo…
Y me gusta este orden: Jesús, los demás y yo… un orden en la mirada.
Vamos a preguntarnos en este rato de oración, ¿cómo es mi mirada hacia la Eucaristía?
Para Jimena leí una entrevista en donde ella decía lo siguiente:
“La Eucaristía al final es un milagro mucho más grande, porque parece como que está escondido, porque no tiene rayos que caen del Cielo ni nada. Pero al final es Dios, quien es el que ha permitido que yo haya recuperado la vista y que estemos todos aquí.
Él, que baja del Cielo para meterse eso en un trozo de pan y que lo recibamos nosotros”.
Son palabras de Jimena. La mirada a Jesucristo, de Dios, de la Eucaristía. Un orden Señor. Y es que, ¿cómo te miro? ¿Cómo te miro a Ti en la Eucaristía?
Y continuaba con esas palabras: “Me parece que es el momento en el que más cerca estamos del Cielo, aquí en la Tierra, porque al final estamos en unión con Dios, e intento ir siempre que puedo a misa”.
¿PARA QUÉ?
Yo no conozco a Jimena, no he hablado con ella, y me encantaría preguntarle muchas cosas, pero quiero pensar Jesús, que Jimena se pregunta: —Bueno, ¿y para qué he recuperado la visión? ¿Para qué Dios me ha devuelto la mirada? ¿Qué orden puedo tener en la mirada? Y más profundamente, ¿en la mirada del corazón, del alma y de los afectos? …
Por eso dice ella: la Eucaristía, el Sagrario, el altar y la misa… Luego los demás, como dice que mira sus amigas y las ve un poco cambiadas porque no las veía desde hace dos años.
Pues Señor, que yo también quiera mirar a los demás para darme cuenta ¿cómo los puedo hacer más felices? ¿Cómo les puedo facilitar su camino al Cielo? ¿Cómo les puedo servir?
Qué bueno es ir por el mundo mirando cómo puedo servir a los demás, ¿cómo me puedo levantar para que estén más contentos?
Y finalmente, mirarse a uno mismo. También es importante mirarnos a nosotros, pero sobre todo, mirarnos interiormente. Mirarse para adentro.
A mí me gusta mucho un punto de Camino que escribió san Josemaría, en el punto 184, y fíjate qué sencillez:
“¿Para qué has de mirar si «tu mundo» lo llevas dentro de ti?
(Camino, p. 184).
Y cuando miro hacia el interior y descubro, por ejemplo, que me falta algo, que no soy feliz, pues con humildad, aceptar que quizá estoy siendo egoísta, vanidoso, que me estoy preocupando por cosas superfluas y reorientar la mirada.
Jesús, los demás y yo, y eso es garantía de felicidad, ¡garantía absoluta de felicidad!
SANTA MARÍA DE LAS NIEVES
A la vuelta de la Jornada Mundial de la Juventud, Jimena le escribió una carta al Papa Francisco para contarle la experiencia; y el Santo Padre no tardó en contestarle, y la animó a peregrinar a Santa María, la mayor en Roma conocida también como “Santa María de las Nieves”.
La fiesta que estamos celebrando hoy en una de las basílicas más importantes de Roma, dedicada a la Virgen de las Nieves; y a la que el Papa ya todos sabemos que le tiene un gran cariño, a la que el Papa le animó: “Vengan a Roma, vayan donde la Virgen”.
Lo que no sabía el Papa es que, providencialmente la familia de Jimena, ya tenía programado un viaje a Roma para pasar el final de ese año 2023 en Roma.
Allí estuvieron y fueron donde el Papa, quien los recibió. También fueron donde la Virgen.
Pues nos ponemos a los pies de la Virgen de Nuestra Señora en el siglo IV, donde el patricio llamado Juan, que es el que está en la historia del milagro, según nos cuenta la tradición, al no tener descendencia, pues se le ocurrió, y su corazón lo llevó a dejar toda su fortuna a la Madre de Dios. Y rogó a la Virgen que le indicara qué debería hacer con sus bienes.
Y Nuestra Señora escuchó sus ruegos. Según cuenta la tradición transmitida hasta nuestros días, en el mes de agosto, según cuando el calor aprieta más en Roma, un manto de nieve cubrió durante la noche una parte del monte Esquilino.
Fue esa noche, en que la Madre de Dios, la Virgen Santísima, advirtió en sueños a Juan y a su mujer que edificarán una Iglesia sobre el lugar que vieran cubierto de nieve y la dedicaran al nombre de la Virgen María. Y nombraron a la Virgen como su heredera
Pues a la Virgen acudimos hoy para que nos ayude a tener orden en la mirada y que podamos, como Jimena, recuperar la visión las veces que haga falta para mirar al altar, a los demás y también un poquito, mirarnos en el espejo.