Hoy es la fiesta de San Bartolomé, apóstol.
Bartolomé era su sobrenombre o quizá su segundo nombre, porque en el Evangelio de la misa de hoy escuchamos que se llamaba Natanael. Seguramente Jesús, Tú le diste este nombre; después, Bartolomé.
Aunque investigué que Natanael significa: regalo de Dios y Bartolomé significa el hijo de Tolomé. Pero Bartolomé significa regalo de Dios… ¡Qué bonito!.
Nos cuenta el Evangelio:
«En aquel tiempo Felipe encontró a Natanael y le dijo:
—Aquel de quien escribieron Moisés en la Ley y los profetas, lo hemos encontrado, Jesús, hijo de José de Nazaret»
(Jn 1, 45).
Un dato importante: Felipe ¿en quién piensa al encontrar a Jesús, al encontrar al Mesías, al experimentar ese gozo enorme que experimentan todos los discípulos de Jesús? Y, que experimentamos Señor, porque yo también soy tu discípulo…
Todos tus discípulos experimentamos ese gozo, esa alegría de haberte encontrado.
Y ¿qué hace Felipe? Va a llamar a su amigo. No sé Señor si Felipe te habrá dicho: Jesús, es que tengo un amigo muy bueno, se llama Bartolomé, ¿quieres que te lo presente? Y Jesús le dice: —sí llámalo y a ver si puede ser también uno de mis seguidores y uno de mis apóstoles.
El Señor ya lo tenía previsto así, porque Jesús pensó en nosotros antes de la constitución del mundo.
GRACIAS A ESA AMISTAD, CONOCIÓ A JESÚS
Pero es bonito pensar que Felipe, como buen amigo quiere compartir, transmitir esa alegría y ese gozo con su mejor amigo, que era Bartolomé.
Y es como que va con una antorcha encendida y quiere inmediatamente encender otra antorcha, transmitir ese fuego, ese fuego que lleva por dentro, la alegría de haber encontrado al Mesías.
Después Bartolomé se va a convertir en otra antorcha.
San Mateo, san Lucas y san Marcos cuando nombran al apóstol Bartolomé, lo colocan después de Felipe, que es el séptimo de los apóstoles en el orden que mencionan los evangelistas.
También en la misa la plegaria eucarística primera, en el Canon Romano, se menciona a Felipe de séptimo y luego a Bartolomé.
Felipe va y lo llama, lo invita a acercarse al Maestro y ¿qué dice Bartolomé? “Pero espérate, cómo así,
«¿de Nazaret puede salir algo bueno? Felipe le dice: ven y veras»
(Jn 1, 46).
Claro, el amigo va hacer lo que le diga el amigo, porque se lo está diciendo su mejor amigo:
«Ven y verás».
CRISTIANOS SIN DOBLEZ NI ENGAÑO
Entonces se encaminan a ver a Jesús. No sé Señor, si Tú te enteraste de este desplante de Bartolomé: ¿De Nazaret puede salir algo bueno? ¿Cómo así que algo? Es una persona, es Jesús.
Y Jesús, ante ese desplante, responde:
«He aquí un verdadero israelita en el que no hay ni doblés ni engaño»
(Jn 1, 47).
Señor, muchas veces los hombres actuamos con prejuicios, ese puede ser un poco el estilo de nosotros los hombres, pero Tú siempre respondes así: devolviendo bien por mal; amor por desplante. ¡Hemos encontrado al Mesías! ¡Qué maravilla está la vida cristiana! Buscar y encontrar a Jesús, a Cristo y también dejarnos buscar por Él.
PUENTES, INSTRUMENTOS PARA CONOCER A JESÚS
Señor, Tú a algunos apóstoles los llamaste directamente: Santiago, san Juan, Andrés… Andrés llamó a Pedro, por ejemplo.
Pedro no es un apóstol llamado directamente por Jesús, también un instrumento, un puente para que Jesús y Pedro se conocieran; en este caso fue Andrés.
Y en este caso fue Felipe. ¿Cuántas veces Señor, tenemos muchos puentes que nos llevan a Ti, que nos unen a Tí? Eso tendríamos que ser todos los cristianos, puentes que llevan a otros a conocer a Jesús, a tratarle.
«Este sí que es un verdadero israelita en el cual no hay engaño»
¡Claro! Cuando Tú le dices Señor a Natanael esto, se extraña, se asombra, se admira. Y le pregunta:
«Señor pero, ¿de cuando me conoces? ¿Por qué me dices eso?»
Esto es lo más misterioso del Evangelio y también de la vida de Natanael, no sabemos qué pasó, pero yo quiero meterme en la escena y entender lo que pasó.
«Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi»
(Jn 1, 45).
Seguramente Felipe Bartolomé estaba bajo un árbol pensando qué sería su vida futura, por ejemplo; o estaba pensando: ¿será que Dios quiere algo de mí? ¿Qué querrá Dios de mí? ¿Qué quiere que haga? ¿Cuál es mi vocación?
Y cuando estaba en esos pensamientos, lo que quiere decir Jesús cuando lo conoce es: Yo te estaba observando, Yo estaba viendo tus pensamientos, Yo estaba ahí.
Esa revelación, por eso le impresionó profundamente a Natanael y lo convenció: este es el Mesías, este es el profeta.
“Maestro”con una exclamación de asombro,
«Maestro, Tú eres el Hijo de Dios, Tú eres el Rey de Israel»
(Jn 1, 43).
¡Qué bonita proclamación de fe Jesús!
¿CUÁL ES MI VOCACIÓN?
Señor, ¿cuántas veces hemos estado meditando muy seriamente en nuestra vida, cuando vamos conduciendo vehículo o dando un paseo o simplemente en nuestra habitación? Y Tú ves nuestros pensamientos, Tú escuchas nuestra oración; muchas veces es una oración desesperada.
En la serie “The Chosen”, la representación de Natanael es simpática, porque lo muestran como un arquitecto o como un ingeniero que está haciendo una construcción y se cae. Entonces su fama queda por el piso y se va desesperado.
Efectivamente, medita debajo de un árbol y está desesperado pensando: ¿Qué será de mi vida? y ahí lo está viendo Dios.
No sabemos si estaría desesperado o estaría más bien pensando:¿Qué querrá Dios de mí? ¿Cuál será mi vocación? ¿Cuál será mi llamada? ¿Para qué estoy en este mundo?.
Y Jesús, Dios, ya conocía sus pensamientos, ya los había leído, por eso Natanael entiende con claridad: este es mi camino, esta es mi vocación.
Señor, ayúdanos a descubrir a cada uno de nosotros cuál es nuestra vocación, para qué estamos en este mundo, para qué nos quieres Tú en este mundo.
«Rabbí Tú eres el Hijo de Dios, Tú eres el Rey de Israel».
Entonces el Señor le dice y le promete una cosa:
«Porque te he dicho que te vi bajo la higuera, crees. Cosas mayores veras».
Y en eso consiste también una vocación, una llamada de Dios, dejarse llevar por Dios.
A los apóstoles el Señor no les dibujó cómo iba a ser su vida, no les dijo: Te quieres entregar a Mí, me vas a seguir y listo, tu vida va a ser así. Ellos, simplemente siguen al Maestro y se dejan llevar y se sorprenden de la cantidad de maravillas, de cosas que ven.
Van a ser testigos de los milagros, de los acontecimientos del Mesías, de Jesús, del Dios hecho Hombre.
Señor, pero todo hay que decirlo: San Bartolomé va a encontrar también el martirio.
Según la tradición, dice que murió en la India, evangelizó en la India y después en Armenia convirtió a muchas gentes y allá encontró también el martirio. Cuenta la tradición que lo despellejaron, le quitaron la piel vivo.
Pero eso no lo quería mencionar y ya lo hice, porque es un poco fuerte. También se sumó Señor, a ese camino de la Cruz, a ese camino de la muerte, entregando su vida por Tí.
Se me ocurre terminar este rato de oración pidiendo a Nuestra Señora, poder también recibir ese elogio de Jesús:
«He aquí un hombre en que no hay ni doblez ni engaño».
Vivir con sinceridad, con sencillez.
Vamos a pedirle a Nuestra Madre que es toda hermosa, sin mancha y sin arruga, toda hermosa eres Madre y no hay en ti mancha original.