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P. Santiago

5 min

ESCUCHA LA MEDITACIÓN

NO MÁS MISA VIRTUAL

La Misa no tiene apellido. Virtual, no es un apellido. La Misa es la renovación del acto más grande de amor de la historia. La decisión libre de Cristo de morir y Resucitar por nosotros para sacarnos del pecado. Y Jesús quiere que estemos allí, presentes. Por eso se inventó la misa.

EN CUERPO Y ALMA

“Jesús, aquí seguimos meditando sobre el misterio de la eucaristía en estos días de la Octava del Corpus (casi digo Octava de Pascua) estamos en la Octava del Corpus. Una solemnidad que queremos celebrar durante 8 días.

Y te cuento, Señor, que ya escucho menos decir: voy a misa virtual, veo la misa virtual, asisto a misa virtual. La gente no sabe ni cómo decir: escucho, veo, asisto, voy. Pero todavía hay gentecita…

Hay personas que, sinceramente Señor, si no fuera por la misa que ven en la tele no tendría ninguna posibilidad porque están enfermos, están en un hospital, están solas, impedidas o muy retiradas de los templos.

Señor, pero la persona que tiene una Iglesia a menos de 3 cuadras en cada punto cardinal y puede ir, no: es que me tocó verla virtual, ah muy bien, muy bien, pues bueno… No voy a poner aquí las disculpas, cada uno Señor, que lo haga en Tu presencia. La Misa, Jesús, se nos entrega en cuerpo y alma. Así es la intimidad de Dios, en cuerpo y alma.

Pero es que el Covid, por eso virtual… ¡Qué pena Señor! Que yo te pueda decir: Señor, perdóname, es que mi intimidad contigo es virtual. Jesús quiere que nosotros también estemos en misa con nuestro cuerpo. El Señor se entrega en alma y cuerpo y además eso es la comunión. Si no voy a la misa presencial, sencillamente no puedo comulgar, así de sencillo, no puedo comulgar”.

LA RAZÓN MÁS GRANDE

Esa es la razón más grande, no puedo recibir el cuerpo de Cristo. Está bien, en unos meses que estaba encerrado en cuarentena porque un familiar cercano tenía Covid entonces yo podía tenerlo también, pues está bien, yo no voy. Pero Señor, yo cuando voy a misa quiero recibirte, quiero comulgar.

Está bien, está bien… Misa presencial, voy a ir a misa presencial. Pero el domingo está repleto: yo le tengo mucho miedo al Covid, que todavía anda suelto por ahí no lo han podido capturar (como decía por ahí un meme) la misa es muy larga, el curita que pesar, pero me aburre, la que canta es un poquito desafinada, a la Iglesia le faltan una mejor luz y lo más importante más ventilación… Ahhh vea, pues, ya vamos viendo qué es lo que buscamos cuando vamos a misa.

¿Qué busco yo cuando voy a misa? A que me diviertan, a deleitarme con los cantos, a escuchar el curita que predica como los grandes retóricos de la Polis griega. Además, virtual, misa virtual, como si fuera un apellido: mucho gusto, Misa virtual… Vamos a quitarle ese apellido a la misa. La Misa no tiene apellido, la Misa es la Misa.

“Y volvemos al domingo Señor, perdona que me fui con lo del apellido ¿Y por qué el domingo? Porque lo que celebramos el domingo es la Pasión, muerte y Resurrección de Jesucristo, que es el evento central de nuestra fe. Eso es lo que celebramos el domingo”.

Misa
¡ES UNA FIESTA!

¿Cuál es el tercer mandamiento de la ley de Dios? Santificar las fiestas. Fíjate que el tercer mandamiento no es: tengo que ir a misa, tienes que ir a misa, si no vas a misa el domingo… Santificar las fiestas, es una fiesta. Lo que yo celebro cada domingo es la fiesta de la Pasión, muerte y Resurrección de Jesucristo.

Por eso cuando el sacerdote sale a celebrar la misa, fíjate la palabra que se utiliza: celebrar, es una fiesta. El domingo es una fiesta, yo no puedo faltar a la fiesta de cada domingo.

Hay una comparación un poquito sencilla, pero a mí me sirve, a mí me gusta: El cumpleaños de mi mamá. Mamá yo te quiero mucho sabes, pero este año yo te voy a celebrar el cumpleaños virtualmente, estamos en la misma ciudad a unas pocas calles. (No es mi caso, porque mi querida madre está en Medellín y yo estoy en Bogotá, ya me gustaría estar allí cerquita de ella)

Mejor… mamá sabes, hoy precisamente no lo celebremos, mejor otro día. Celebrémoslo dentro de 2 semanas, ¿te parece? Y sí, como es buena madre puede decir: ¡ok, ok, está bien! si no puedes que se va a hacer, celebrémoslo otro día…

PARA ESTAR CON ÉL

Pero la misa, la misa es el momento más grande, es el día más grande, el invento más grande. Dios quiso que nosotros pudiéramos participar, pudiéramos estar presencialmente en el acto de amor más grande de la historia. Esa es la Misa.

La Misa es lo que se inventó Jesús para que, tú y yo, podamos estar allí mismo presentes en el Santo sacrificio de la Cruz. En el acto más grande de la historia que ¿cuál es? la decisión libre de Cristo de morir y resucitar por nosotros, para salvarnos, para sacarnos del pecado.

“No Señor, yo sí prefiero presenciarla… Yo quiero estar ahí, mirando la Cruz, al pie de la Virgen ahí en el calvario ¡Estoy ahí! Además, cuántas cosas bonitas podríamos decir de la misa. A mí hay una que me encanta que decía san Juan Pablo II:

La Misa es el cielo en la tierra.

Señor, yo el cielo virtualmente, dame el link por favor para yo asistir, presenciar, ir, ver el cielo virtualmente…”

¡Yo quiero estar en el cielo también! La Misa, el cielo en la tierra. ¿Y qué se hace en el cielo? Adorar ¿Yo puedo adorar virtualmente? “Señor, yo quiero adorarte presencialmente estos 8 días, por ejemplo, que estamos celebrando.

¡Qué maravilla acercarse a una capilla del Santísimo! Ponerse de rodillas delante de Jesús sacramentado, mi dulce amor y mi consuelo.

Misa
ADORAR ES AMAR AL MÁXIMO

¿Quién te amará tanto que de amor muriera? Esas fórmulas tan bonitas con las que se puede hacer la visita al Santísimo:

¡Viva Jesús sacramentado, viva y de todo sea amado!

Que estos días nosotros vayamos a alguna capilla del Santísimo a honrar, a adorar, reverenciar, acompañar a nuestro Señor en la eucaristía. Pero que no se nos olvide esa palabra: adorar. Yo voy a la Iglesia a adorar, yo voy a la Eucaristía a adorar a Dios y por eso necesito estar ahí.

¿Adorar qué es? Adorar es amar al máximo, con todo lo que tengo. Y parte de lo que tengo también es mi cuerpo. “No Señor, yo te quiero adorar virtualmente” Volvemos a lo de virtual…

Yo quiero también estar con mi cuerpo ¡A Dios si le importa que estemos ahí, nos está esperando, no le da igual!

“Señor, acabo de mirar el reloj y se me acabó el tiempo de este ratito de oración, de estos 10 minuticos contigo.

Gracias Señor por quedarte en la eucaristía. Queremos visitarte, honrarte, estar allí presencialmente. Ayúdanos, danos esa gracia, evita que saquemos disculpas”.

Vamos a acudir a nuestra Madre Santa María. No… yo acudo a la Virgen virtualmente ¡No, no, no …! Vamos a decirle a Ella que nos agarre fuerte de su mano y nos invite a estar junto a Ella en el Santo sacrificio del altar. Allí, presenciando el acto de amor más grande de Jesús por nosotros.


Citas Utilizadas

2 Re 19, 9-11. 14-21. 31-35. 36

Sal 47

Mt 7, 6. 12-14

San Luis Gonzaga, religioso

 

Reflexiones

Gracias Señor por quedarte en la eucaristía y darnos el privilegio de poder visitarte y honrarte. 

Que no pongamos excusas para acudir a celebrar y a vivir la Misa

¡Es el cielo en la tierra!

Predicado por:

P. Santiago

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