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NO PUEDEN HACERME DAÑO

Visita al Santisimo

Hoy, pocos días atrás, me hablaba un chico de un libro que leyó y que le gustaba mucho, de un tal David Goggins. Parece ser, según algunos (creo que él es uno que lo piensa así) es el tipo más duro, la persona más dura del mundo en cuanto a resistente, nada menos.

Como me contó del libro, yo me fui a buscar uno de estos resúmenes que hay en youtube que te cuenta un resumen del libro, así con dibujitos. Ahí salían, como diez reglas que este hombre cuenta en su libro.

También da unas reglas o unas ideas para ser fuerte, para resistir, para ir más allá de lo que uno piensa que son sus propios límites. De hecho, la primera regla es la del 40% que dice que, cuando uno piensa que ya no puede nada más, en realidad, todavía le queda un 60%. El libro se llama: Cant heart me. No sé si es “no me puedes dañar o no me pueden hacer daño”.

Y me acordaba del resumen de este libro, porque una de sus ideas es que cuando uno se encuentra con algo, con una dificultad en la vida, con una prueba lo que tiene delante, según este hombre, es el camino para salir mejor que antes. Como un paso que dar, para mejorar a través de las dificultades.

Hoy en la misa, en la primera lectura que comienza con la Carta de Santiago, el apóstol comienza diciendo:

“Hermanos míos ténganse por muy dichosos cuando se vean asediados por toda clase de pruebas, sepan que, al ponerse a prueba la fe de ustedes les dará constancia y si la constancia llega hasta el final serán perfectos e íntegros.”

(St 1, 2-4)

La verdad es que me sorprendió, piensa un poco como este David Goggins: “Ténganse por muy dichosos cuando se vean asediados por toda clase de pruebas…” Que contrario esto a lo que nos sale naturalmente; que lo que queremos es no tener tantas pruebas. Y más que dichosos, quizá, nos sentimos agobiados y desdichados cuando suceden estas pruebas de todo tipo que la vida tiene, ¿no?

LA FE PUESTA A PRUEBA NOS DA CONSTANCIA

Bueno, esto es Palabra de Dios, ya no es un entusiasta, alguien que no sé… una persona con un carácter muy fuerte. Alguien que, descubrió cómo superar un montón de adversidades que, quizá, habrá verdad también ahí y tendrá (me refiero a este este libro que comentaba antes) ideas que pueden servir.

Pero esto ya es la Palabra de Dios y tiene en cuenta a Dios y la fe. Y si el apóstol le decía eso a los primeros cristianos, que no se encontraban precisamente en un ambiente cómodo y fácil, él mismo murió mártir y serían tiempos de persecución.
Bueno, también nos puede servir a nosotros para ver cómo encaro yo, Señor, las pruebas y qué debería hacer para sentirme dichoso ante esas situaciones que seguramente tiene mucho que ver con la fe.

De hecho, eso es lo que dice Santiago, le refiere enseguida esas pruebas a la fe. La fe puesta a prueba nos da la constancia. Creo que todos tenemos la experiencia, Señor, de acordarnos más de vos, tender una mano al cielo, pedir rezar cuando nos damos cuenta que la situación nos supera un poco, ¿no?

Puede que uno cuando está todo calmo y las cosas salen según lo previsto y uno está bien, sin preocupaciones, puede ser que se olvide un poco de buscar la ayuda del cielo y rezar.

Me acuerdo que tuve la oportunidad de estar un verano en Holanda, me impactó visitar un pueblito. Salí en bicicleta, para el supermercado y todo era perfecto: las calles, las casitas… parecía Disneylandia, no sé.
Me impactó, porque yo dije: Bueno, acá la gente no necesita a Dios, o sea, se arreglan solos, al no haber necesidad, ¿no? Bueno, también muy animante, cómo una sociedad donde trabajando, seguramente, con orden y con el progreso, pueden llegar a tener las cosas bien.

EN LA VIDA SIEMPRE HAY PRUEBAS

Me parece que es muy bueno eso y que uno no viva de urgencia en urgencia o que no haya pobreza y necesidad; si eso es fruto del trabajo, de organizarse, de poner en juego los talentos del hombre… ¡Bendito sea Dios! Es una cosa muy buena.

Pero a la vez, siempre me parece que las pruebas en la vida cristiana no pueden faltar. Incluso aunque, externamente, tengamos tiempos de más serenidad, también uno, siempre podremos poner la iniciativa, para ver dónde, Señor, puedo crecer.
Porque esta vida se pasa y al atardecer nos medirán en el amor. Y el amor se mide muchas veces por esa entrega, por la constancia por el darse, por salir de uno mismo, por no conformarse. Todo eso, implica un poco de prueba, de incomodidad.

En ese libro que comentaba antes, este hombre en un momento dice que uno tiende mucho a mirar a sus fortalezas. Pero a veces, hay que mirar también cuáles son mis debilidades, para ponerse una meta e ir un poco más allá y no quedarse justamente en la comodidad, lo que, a veces, se dice la zona de confort.

Y podemos preguntarnos ahora: Bueno, Señor, ¿cuáles son mis pruebas de hoy? Ya sea que está clarísimo, no tengo que buscar, porque tengo un agobio económico, de salud, una situación familiar…
O ya sea que no, la verdad que, gracias a Dios, no tengo grandes dificultades.

EL SEÑOR SIEMPRE ESTA CON NOSOTROS

Pero por ahí tengo que mirar, dónde me estás pidiendo que dé un paso, para salir de mí mismo. Quizá es ir al encuentro de otros, a ayudar; quizá es afrontar de una vez un tema de mi carácter que debería cambiar…

Quizá es, no sé, los defectos que cada uno tengamos y debemos procurar, no quedarnos solo en una mirada humana, no más. Una mirada de mi esfuerzo, del esfuerzo psicológico de como encaró yo esto. Si no, saberme, Señor, acompañado, saber que cuento con tu ayuda, sin buscar más excusas.

En el evangelio, escuchamos cómo te pedían, Señor milagros. Te pedían ver un milagro para creer, ni les contestaste… Dando un suspiro, ¿por qué esta generación reclama un signo?, dijiste y los dejaste.

Bueno, que no busquemos milagros. No necesitamos más. Que no busquemos excusas para sabernos acompañados en nuestras pruebas. Ya sea las que vienen, ya sea esas que, por querer, Señor, acercarnos a vos, nosotros mismos nos ponemos. Porque confiamos en que contamos con tu ayuda, en que todo eso nos puede hacer crecer y unirnos más a vos.

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