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P. Rafael

7 min

ESCUCHA LA MEDITACIÓN

«OUT» FUERA DE BASE

El Reino de Dios se consumará con todo su poder cuando menos lo esperemos, pero ¿qué hace que el cristiano viva tranquilo, sin temor a que lo sorprendan con un «out» fuera de base?

PACIENCIA Y FE

¿Recuerdas cómo era la vida antes de las compras online? Ahora, desde la comodidad de tu casa, puedes pedir prácticamente de todo lo que necesites y hacer el seguimiento de tu compra por internet.

Y ya nos acostumbramos, pero es una maravilla que ahora podamos ver exactamente cuánto hace falta para que llegue tu compra online, el taxi que pediste o el delivery con la comida…

Pero todo esto es relativamente reciente. Y de hecho se ha acelerado muchísimo con la pandemia. Antes había que armarse de paciencia y de fe.

Fe en que el paquete iba a llegar a tiempo y sin golpes en el empaque; fe en que te iban a entregar la pizza entera y todavía caliente; fe en que lo que compraste era exactamente igual a tus expectativas.

Pues el Evangelio de hoy Señor, nos habla también de paciencia y de fe. Es tradicional que, en estas últimas semanas del Tiempo Ordinario, la liturgia de la Iglesia toque temas que son más bien escatológicos, es decir, de esas realidades últimas en la vida del hombre (la muerte, el infierno, el Cielo y el Purgatorio), y también de las realidades últimas de la creación tal y como la conocemos.

EL REINO DE DIOS

Hoy, vamos a escuchar en estos últimos días del Tiempo Ordinario, hablar de la nueva creación de Jesucristo juez del universo y hoy concretamente, nos hablas de la consumación final del Reino de Dios.

Los fariseos te oyen hablar de este nuevo reino que por tanto tiempo los judíos están esperando con la llegada del Mesías. Y por eso te preguntan: «¿Cuándo va a llegar el Reino de los Cielos?».

La verdad es que hay un tono más de escepticismo y de ironía que de impaciencia. “Y nosotros, Señor, sí que te lo preguntamos con impaciencia: Señor, ¿cuándo va a ser la venida de tu Reino? ¿Cuándo será la victoria definitiva del bien sobre el mal? ¿Cuándo llegaremos a esa paz definitiva en la que todo estará sometido al imperio de Dios?”

Y los fariseos, que esperaban la venida del Mesías a un modo más espectacular, con gran potencia militar, con todo un despliegue económico y de poder que entre otras cosas los iba a liberar de la opresión de los romanos.

Pues ellos te oyen hablar del Reino y no ven nada de esto, y por eso tienen un gran desconcierto. Algunos se habrán decepcionado…

ESTAR DESPREVENIDOS

Pero nosotros sabemos por la fe, que ese Reino de verdad existe, que efectivamente no es como los reinos de este mundo. Tú nos lo has dicho explícitamente Señor, sino un Reino mucho más potente pero que su eficacia aún no hace ruido.

Y llegará un momento en el que sí lo hará, que se manifestará con todo poder, con todo su esplendor, y todos los rincones de la Tierra lo verán. Pero nadie sabe el día ni la hora que se consumará ese mostrarse definitivamente del reino de Dios.

Por eso, la liturgia en estas últimas semanas del Tiempo Ordinario, más que poner el acento en lo catastrófico, en lo apocalíptico de la venida del Reino, se fija más bien en la importancia de la vigilancia.

Y hoy Señor vamos a considerar la importancia de estar atentos, de estar vigilantes y preparados para cuando llegue ese momento.

Tú que me escuchas, qué haces este rato de oración conmigo junto a Jesús, debemos vivir como verdaderos cristianos: con la mirada puesta en el Cielo, como lo hemos considerado tantas veces.

Porque todo en esta vida, absolutamente todo pasará, y sólo tú, Señor Dios, permaneces por la eternidad.

No sé dónde me estarás escuchando, dónde estarás haciendo este rato de oración; pero en algunos países del Caribe se usa mucho una expresión que significa “estar desprevenido” y tiene que ver con el béisbol, que precisamente es un deporte que aquí en el Caribe tiene muchísimo éxito.

La frase completa sería algo así como “le agarraron en out porque estaba fuera de la base”. Pero aquí en Venezuela decimos simplemente: “lo agarraron fuera de base”. Es decir, lo agarraron desprevenido. Ese jugador está “out”, es decir, que ya no sigue jugando.

OUT FUERA DE BASE

¿ESTOY PREPARADO?

Pues en estos días, en que se nos habla de la venida definitiva de ese Reino, podemos preguntarnos: ¿cómo estoy preparado yo para esa venida del Reino si llegase a ser el día de hoy?

¿A mí me agarraría “fuera de base”? ¿Qué tan preparado estoy para el encuentro con Dios si esa fuese su voluntad?

Aquí en estos días estoy grabando la meditación desde Santiago de Chile, y precisamente hace poco tembló. La verdad no es que haya temblado fortísimo, pero uno que no está tan acostumbrado, pues si nota el susto de un temblor.

Y de las cosas que a uno le viene a la cabeza es: Señor, ¿será que éste ya es el momento? ¿Será que ya me llego el día? ¿Será que hasta aquí llegamos?…

Bueno, pues esos sustos ayudan a preguntarnos eso: ¿Cómo estoy yo preparado si llegase a ser hoy la venida de ese Reino? ¿Será que me va a agarrar fuera de base?

¿CÓMO VEMOS A DIOS?

Y son preguntas que nos podemos hacer de dos modos. El primero, el de quien ve a Dios como un francotirador que está esperando el más mínimo error, para darnos el golpe de gracia.

Esa persona intenta vivir cumpliendo los preceptos de Dios, pero por motivos que podrían ser más rectos.

Capaz lo mueve más el temor al castigo eterno o la soberbia que le hace tener un pánico terrible a equivocarse y -peor aún-, a que los demás se den cuenta de esas imperfecciones que tiene.

Y quien vive así, probable haga muchas de las cosas que Tú nos pides, Señor, pero su paz estará fundada en las propias fortalezas.

Que, si somos humildes, reconoceremos que en realidad son bien frágiles, que son como casa edificada sobre arena, si la hemos edificado sobre las propias fuerzas.

UN PADRE AMOROSO

Y el segundo modo de hacernos estas preguntas de hoy es, el de quien ve a Dios como un padre amorosísimo. Es que es diametralmente opuesto a lo anterior, aunque pueda parecer externamente lo mismo.

Es lo que refleja tan espectacularmente esa parábola del hijo pródigo: Dios quiere que vivamos junto a Él, en una obediencia inteligente, y humilde. El que es humilde me parece que es doblemente inteligente.

Que Dios es un padre que exige, que corrige, pero lo hace como lo haría un buen padre con corazón de madre.

Al igual que las personas que describimos antes, quién vive así, amando a Dios que es su Padre, puede llegar a vivir cumpliendo los preceptos de Dios, pero por los motivos rectos.

Lo mueve el amor a Dios que le lleva a exigirse más, con generosidad, con la tranquilidad de quien eligió el amor de Dios y a los demás como motor de su vida, y quien sabe que ninguno de sus esfuerzos caerá en saco roto.

Y su preocupación no es tanto que pueda ser llamado a juicio por el francotirador, sino que le falta tiempo en esta vida para amar más. Por eso, a esa persona nunca le agarrarán en “out fuera de base”, porque las 24 horas de su día giran en torno a Dios, en un diálogo continuo con Él.

El saber cuándo será la venida del Reino, la verdad es que no le quita tanto el sueño, porque lleva rato trabajando en él. Entiende bien que, aunque el Reino no ha llegado en toda su plenitud, ya se está haciendo en la Tierra y “está en medio de nosotros”.

OUT FUERA DE BASE

EL REINO DE DIOS EN MÍ

Hay una famosa expresión que los profesores de teología suelen repetir con frecuencia: “El Reino de Dios ya está aquí, pero todavía no” (en italiano, “già ma non ancora”).

Y esto sólo es evidente para quien tiene fe, porque su fe le hace desvivirse para colaborar en la construcción de ese reino, y empezando por uno mismo.

¿Cómo va esa construcción del Reino en ti y en mí? ¿Qué tanto permito que Dios pueda darle forma a mi edificio de santidad personal?

¿Qué trabas pongo al avance de las obras? ¿Está todo entorpecido o paralizado por la burocracia que yo mismo he puesto? ¿Qué tanto le consulto yo al arquitecto de los planes de lo que quiere construir en mí?

¿Estoy empleando los medios que el constructor pone a mi disposición? ¿O tal vez los desprecio porque no veo la eficacia de los sacramentos, o de la dirección espiritual, o del examen de conciencia diario, o en la oración y en la penitencia? O en tantos instrumentos…

Ayúdanos, Señor, a no ser un estorbo a la construcción de tu Reino en el mundo y en cada uno de nosotros.

Que empecemos hoy mismo a construir la propia santidad, pero en serio, con tu ayuda, a tu modo, a tu paso Señor, sin pausa, pero sin prisa…

Y con la tranquilidad y la paz de quien trabaja en el negocio familiar, en la edificación del reino de su padre Dios.

Y así es imposible que a alguno le sorprendan “out fuera de base”…

Aniversario WEB


Citas Utilizadas

Fil 7-20

Sal 145

Lc 17, 20-25

Reflexiones

Señor, que tu próxima venida no me tome desprevenido.

Que sepa ver las señales y los instrumentos que me pones para estar atento.

Predicado por:

P. Rafael

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