HÁBITOS ATÓMICOS
No sé si conoces la historia de James Clear es un jugador de la liga universitaria de béisbol en Estados Unidos, cuenta su historia en un libro que publicó hace algunos años llamado: “Hábitos atómicos” en su primer año tuvo un accidente que le dejó muy mal, lo cuenta en el comienzo de su libro:
el último día de mi primer año de bachillerato un bat de béisbol me golpeó en un pleno rostro uno de mis compañeros intentó hacer un movimiento largo para pegarle a la pelota, pero el bat se resbaló y voló hacia mí, antes de golpearme directamente entre los ojos.
Ese golpe tuvo unas consecuencias muy potentes en su vida provocó daños muy grandes en su cara, daños en los ojos y también algunos problemas neuronales, parecía que su carrera deportiva había terminado.
Como es lógico después de este accidente tuvo que recomenzar con su vida, pasó casi un año sin jugar a béisbol y mucha gente le dijo que no volvería a participar nunca de nuevo en ese deporte, al menos profesionalmente, pero él tenía el deseo de superarse, de vencer los malos pronósticos, también tenía el método para lograrlo.
Comenzó a formar pequeños hábitos que lo ayudaron a ordenar su vida, James Clear tenía la convicción de que los hábitos positivos en los distintos ámbitos de su vida.
En especial el orden de su habitación, las rutinas diarias de ejercicios, el cuidado de los horarios para dormir, serían lo que lo ayudaría a volver a jugar en las Grandes Ligas y contra todo pronóstico tres años más tarde volvía ser una de las estrellas universitarias de este deporte.
Pienso que esta historia nos sirve para comenzar estos 10 minutos de oración, para lograr grandes cosas, en el caso de James Clear, para lograr volver a jugar béisbol después de un accidente como este y lograr brillar en el deporte es necesario comenzar por cosas pequeñas, por los detalles.
FIEL EN LO POCO
Ya algo que nos dice Jesús en el Evangelio de hoy, entre las muchas enseñanzas que contiene en este pasaje, Jesús dice una frase que expresa esta idea de fondo:
“el que es fiel en lo poco, también es fiel en lo mucho y el que es deshonesto en lo poco, también es deshonesto en lo mucho”.
(Lc 16, 10-11)
Lo grande comienza pequeño, lo grande no aparece de repente, sino que comienza de a poco.
Jesús lo ejemplifica en otras partes del Evangelio, con dos parábolas la del grano de mostaza, esa que es la semilla más pequeña de todas, pero que se transforma en uno de los arbustos más grandes y las aves del cielo incluso pueden anidar en sus ramas.
Por otro lado está la parábola de la levadura en la masa, que siendo una cosa pequeña transforma toda la harina en una buena masa.
Lo pequeño es lo que trasciende, lo pequeño es lo que crece, la santidad como seguramente lo contemplabas el día de Todos los Santos hace poco, no se alcanza en un minuto, sino que se conquista con estrategia, fijarnos en los detalles.
PARA SER SANTO
Para hacer Santo no podemos partir por todo lo alto, no podemos partir con una santidad perfecta, sino que es necesario comenzar poco a poco, dando un paso y luego otro paso y luego otro paso y luego otro paso, hasta que con el paso del tiempo con perseverancia y con esa lucha por ser fieles cayéndonos y levantándonos muchas veces, lograremos avanzar varios kilómetros.
Los atletas y los deportistas saben mucho de esto, hace pocos días terminaron los juegos Panamericanos donde pudimos ver participantes de todos los países de nuestro continente y muchos hablaban del esfuerzo que les había costado llegar a donde estaban.
COSAS PEQUEÑAS
Muchos años de entrenamiento, de orden, de perseverancia en cosas pequeñas, el cuidado de la alimentación, la preocupación por las horas de sueño, la importancia del descanso, del entrenamiento constante, de llegar a la hora a esos entrenamientos, de terminar cuando había que terminar y no antes, o no terminar después tampoco, porque si no se van a adaptar etcétera, una gran cantidad de detalles pequeños.
Es verdad que no todos los atletas, ni todos los deportistas que participaron en los juegos Panamericanos ganaron una medalla de oro, pero todos estaban muy contentos porque lograron representar a su país, porque llegaron a un evento importante, esa era su meta.
Pero no comenzaron en el nivel en el que están hoy, sino que eso fue fruto de un esfuerzo, de la perseverancia en cosas sencillas.
Lucha por la Santidad
La lucha por la santidad entonces es una lucha en cosas normales y corrientes, no podemos comenzar haciendo todo bien, eso solo lo lograremos en el cielo.
Es necesario que comencemos luchando en alguna cosa que nos fijamos que podemos crecer, una cosa pequeña: poner las cosas en su sitio, hacer algún esfuerzo por tener paciencia con el que está al lado, tener un detalle de cariño con las personas que queremos, si eres estudiante sentarte a estudiar a la hora etcétera.
Son muchos los ejemplos que podemos hacer de esto, pero es importante saber que comenzamos con cosas pequeñas, con detalles, siendo fieles en lo poco para poder llegar a lo mucho.
Por seguir con el ejemplo de los Juegos Olímpicos o de los juegos Panamericanos, este año el récord la medalla de oro de del salto alto, fue un salto de 2,27 m, la ganó un atleta cubano.
No podemos poner la primera vez que saltamos salto alto la barra a los 2,27 m, tenemos que partir quizá con unos pocos centímetros, tenemos que comenzar con un salto mucho más sencillo, ya así de a poco, paso a paso podremos llegar a ganar una medalla de oro, pero después de años de esfuerzo y subiendo la barra centímetro a centímetro.
PASO A PASO CAMINO AL CIELO
Subiendo a la altura de a poco, un paso a la vez, un paso a la vez.
Vamos entonces avanzando poco a poco hacia el cielo, al paso que Dios quiera, al paso que nos permitan nuestras fuerzas, luchando por ser fieles en lo poco para poder llegar, ser felices para siempre, disfrutando con la plenitud de la alegría, que nos dará el Señor en el cielo.
Un paso a la vez, un paso a la vez y esto nos da una alegría y una esperanza muy grande, los santos no son los que hicieron todo bien en la tierra, no son los que partieron saltando 2,27 m la primera vez que quisieron saltar salto alto.
Los santos son los que lucharon por ir mejorando, conscientes de sus defectos, de sus limitaciones en cosas normales y corrientes de cada día.
CON PRUEBAS Y ERRORES
Hay un dicho que dice: Roma no se construyó en un día, es verdad Roma no se construyó en un día, no se hizo todo de un segundo a otro, sino que se hizo ladrillo a ladrillo, paso a paso, con pruebas y errores.
En nuestra santidad también se construye así, con paciencia, poco a poco ladrillo a ladrillo.
Los grandes edificios, los grandes rascacielos no se pusieron de un segundo a otro, meses o años incluso algunos ladrillo a ladrillo, fierro a fierro, cemento a cemento.
Pidámosle al Señor esa capacidad de ser fieles en lo poco, para poder llegar a lo mucho, esa capacidad de ser fieles en el día a día, para poder llegar al cielo.
En este mes de noviembre en algunos países se dedica todo este mes a la Santísima Virgen y al terminar este rato de oración le podemos pedir a nuestra Madre a la Virgen Santísima en su mes, que nos empuje con la gracia de Jesucristo al llegar al cielo, conscientes de que vamos poco a poco, poco a poco, día a día, Santa María Reina de Todos los Santos y Reina del cielo, ruega por nosotros.