Hay una frase que se oye hoy en día, al menos acá en Argentina, que a mí me suena un poco nueva y que es “fingir demencia”. Se usa cuando una persona se enfrenta a una situación difícil que quizá tendría que resolver y prefiere hacer como que no pasa nada, ignorar la situación, seguir adelante como si nada.
Por ejemplo, si tengo que pagar alguna cuenta pendiente y no tengo la plata, en vez de hacerme cargo, no hago nada; o un trabajo que sé que me tocaría hacer y por algún motivo me cuesta o no quiero hacerlo y yo como si nada; o si me habían preguntado alguna cosa de qué postura iba a tomar o si iba a ir a algún lugar, si iba a estar o no en algún evento, no contestar y así evitarse un mal momento. Porque efectivamente hay situaciones que son incómodas, difíciles.
El Evangelio de la misa de hoy nos cuenta Jesús, cómo fue tu generación por obra del Espíritu Santo y nos dice después:
“José, su esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado”
(Mt 1, 19)
(a María, porque estaba embarazada, ese hijo no era suyo.)
HOMBRE JUSTO
San José no quiso «fingir demencia», hacer como si acá no pasó nada, sino que seguramente lo que hizo fue -porque era un hombre justo, nos dice el Evangelio- tomar una decisión en la presencia de Dios, rezar. La idea que yo me hago es que no desconfiaría de María, sino que veía que había algo sobrenatural.
La Virgen no le explicaba nada y por tanto se sintió que no tenía lugar en esos eventos y por eso decidió desaparecer, exponiéndose a quedar mal, a quedar como que abandonaba a su mujer.
Pero es la decisión que seguramente toma después de haber meditado las cosas en la presencia de Dios, después de haber rezado. La verdad es que le toca una decisión muy difícil, muy dura, que le costaría un montón a san José: separarse de la Virgen, también empezar su vida de nuevo en otra parte, quedar mal.
CONFIAR EN DIOS
En esto, san José nos da un ejemplo: cómo ante esas cosas que nos pueden costar, que nos pueden incomodar, la reacción correcta no es hacer como si nada, sino plantearse en la presencia de Dios y procurar confiar y ser valientes.
Pienso en el apostolado, por ejemplo, en ayudar a los demás a que te conozcan, Jesús. Quizás se nos aparecen oportunidades, puede ser en estos días con ocasión de las fiestas que nos encontramos con familiares, estamos celebrando tu Nacimiento y uno puede tener la oportunidad de sembrar la semilla del Evangelio, de hablar, de compartir algo… O por ahí le da vergüenza y dice: no, dejo pasar no más, mejor no me complico.
Quizás Señor, Vos nos estás pidiendo que tengamos esa valentía, esa confianza en Vos y cuando seguimos tus mociones, cuando no miramos a otro lado, cuando pensamos las cosas con Vos y las llevamos adelante, puede ser -a veces nos pasa- que ante un panorama difícil, después Vos, Jesús, nos ahorres ese maltrago que uno estaba dispuesto a pasar por haber tomado una decisión responsable.
COMO A SAN JOSÉ
Es lo que le sucedió a San José. El Evangelio nos cuenta que apenas había tomado esa resolución, se le apareció en sueños el ángel del Señor, que le dijo:
“José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo”
(Mt 18, 20).
Y después le encomienda que él sí tenía un lugar, le va a poner el nombre de Jesús
(cf. Mt 18, 21).
Estaría feliz san José y estaría con muchísima paz después de haber decidido, en la presencia de Dios, haber hecho ese sacrificio. Esto nos recuerda también quizá a Abraham, que decide -como Dios se lo pide-. entregarle la vida de su hijo Isaac y el ángel lo detiene. Le detiene el brazo cuando está dispuesto a hacer ese enorme sacrificio.
En ocasiones nos puede pasar eso. O puede ser que decidamos algo y de ahí venga, en primer lugar, una gran paz de haber hecho lo que pensábamos que Dios quería, de haber dicho: bueno, me decido, tomo partido, que se haga tu voluntad. De ahí puede venir también mucho fruto, además de esa paz en el corazón.
ESTÁ EN TUS MANOS
Hay un cuento que habla de las consecuencias de nuestros actos, que es sobre unas niñas que habían quedado huérfanas de madre. Su papá era muy bueno y ellas eran dos hermanitas que eran muy curiosas y el papá les contestaba todas sus preguntas.
Llega un momento que ya no podía contestar porque no tenía tanta sabiduría, entonces las envió a un sabio por unos días para que pudieran aprender con él y ellas le hacían todo tipo de preguntas. -¿Por qué no se ve la luna durante el día? ¿Por qué el mar va y viene? ¿Por qué esto y por qué lo otro?
El sabio a todas las preguntas les contestaba con mucha sabiduría. Tanto que éstas no solo eran inquietas y curiosas, sino un poco malitas, me parece, porque decidieron hacerle una pregunta que no pudiera contestar bien.
Entonces una apareció con algo en la mano, cubierto por un trapo y la otra le preguntó: ¿qué tenés ahí? Y le mostró y tenía una mariposa azul muy linda y le dijo vamos a hacer esto: le vamos a preguntar al sabio si tengo en la mano una mariposa viva o una mariposa muerta.
MUCHO DEPENE DE TI
Si dice viva, cierro la mano sin que se de cuenta, la mato y le voy a decir que estaba muerta; y si dice muerta, le saco el paño y sale volando la mariposa. Y así, sí o sí se va a equivocar. Fueron al sabio y le hicieron la pregunta: ¿qué tengo en la mano? ¿Una mariposa viva o muerta? El sabio vio ahí el paño cubierto y le dijo: Está en tu mano, depende de vos.
Y la moraleja es: Está en tu mano, depende de vos.
Es que de nuestra decisiones, dependen cosas. Nos forjamos con nuestras decisiones. Por eso qué bueno, Señor, cuando procuramos tomarlas con Vos. Aunque no sean cosas tan grandes uno puede pensar en la presencia de Dios. ¿Qué voy a hacer hoy? ¿Hago esto o lo otro? ¿Cómo reacciono ante esta situación?
Ayúdanos, Señor, si alguna vez nos cuesta un poco más, a no ser como las avestruces que esconden la cabeza, sino a rezar las cosas y tener la valentía de afrontarlas, para que podamos hacer lo que a Vos te agradaría.
Le pedimos también a nuestra Madre que piensa las cosas en su corazón y está para hacer la voluntad de Dios. Que así hagamos también nosotros.
Señor Jesús, que sepa enfrentar la vida confiando siempre en Ti y haciendo tu voluntad.