Hoy el Salmo responsorial dice lo siguiente:
“Deus, convérte nos, illústra fáciem tuam, et salvi érimus”
(Sal 79, 4)
y recuerdo que así comenzó un curso de retiro que hice en Roma.
Tuve la dicha de vivir en Roma casi cinco años y cada año hacía un curso de retiro espiritual de cinco días.
Es muy difícil uno acordarse de algo que escuchó en una meditación, pero yo me acuerdo de que así empezó un curso de retiro, donde el predicador -una noche- (porque comenzábamos siempre en las noches) inició la meditación diciendo esto:
“Deus, convérte nos, illústra fáciem tuam, et salvi érimus”.
Esto es latín y traduce al castellano lo siguiente:
“Oh Dios, conviértenos, muéstranos Tu rostro y sálvanos”.
¿QUÉ MÁS PODEMOS PEDIR A JESÚS?
En la meditación desarrolló esas ideas, pero ¿qué más le podemos pedir a Jesús? ¿Que nos muestre Su rostro? ¿Que nos convirtamos? ¿Que nos salve?
A mí me pareció una oración muy completa con un marco muy propicio para comenzar un curso de retiro; unos ejercicios espirituales.
Ese es el Salmo de la misa de hoy, pero no me quiero detener en ese Salmo, sino en el Evangelio y solamente en un pedacito del Evangelio de san Mateo:
“Cuando bajaban del monte, los discípulos preguntaron a Jesús:
«¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Elías?»”
(Mt 17, 10).
¿PREGUNTAR A JESÚS ES HACER ORACIÓN?
Es una escena en la que los apóstoles (tres) van conversando con Jesús y, además, le preguntan.
“Yo Señor, quiero fijarme en la acción de preguntar”. ¿Será que preguntar a Jesús es hacer oración?
Me imagino perfectamente la escena: Con Jesús, los apóstoles conversaban de todo y también le hacían todo tipo de preguntas. Y uno de los apóstoles se lanza a preguntar:
“¿Por qué dicen los escribas…?”
Pero Señor, muy cómodo preguntar. ¿Por qué dicen: “los otros”? ¡No sea cómodo! Diga: Señor, yo te quiero preguntar esto.
PREGUNTAR A JESÚS
Muchas veces la pregunta tiene que ir personalizada, porque puede ser así como muy generalizada o donde podemos poner a la humanidad como testigo.
Conversar y preguntar a Jesús personalmente lo que nos inquieta, lo que tenemos en el corazón, para que el Señor nos responda y podamos tener con Él una conversación; eso es oración.
Él tiene esa inquietud:
“Señor, ¿por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Elías?”
Acaba de ocurrir la escena milagrosa de la Transfiguración del Señor y cuando bajan del Monte Tabor, uno de los apóstoles se lanza a preguntarle esto a Jesús.
“Señor, al preguntarte que, si tiene que venir primero Elías, ¿será que no creen todavía completamente en Ti? ¿Será que realmente no aceptan que están delante del Mesías el Salvador?”
UN ESTABLO AJENO
Esto me da pie para ir preparando la Navidad. A ver qué nos pasa a nosotros cuando, en pocos días, veremos al Salvador en una cuna improvisada con tablas y con pajas de un establo ajeno.
Que hubiese sido propio pues… vaya y venga, ¡no! Pero ajeno… No era un establo de la Sagrada Familia, era un establo ajeno.
Está bien, “era preciso Señor que Tú conocieras la pobreza desde Tu nacimiento, ok…”
San José, seguramente, tenía también un pequeño establo donde guardaba el burrito que le servía para traer los listones grandes de madera.
ANÉCDOTA
Me acuerdo una vez que fui a hacer una caminata por el Monte y, de repente, se escucharon unas motosierras y estaban cortando madera. Acercándonos, a la zona donde estaban cortando, de repente se nos vinieron de frente tres mulas solas cargando unos listones de madera.
Ya después nos encontramos (como a la media hora) a un personaje y le preguntamos: “Oiga, ¿y las mulas van solas a dejar los listones de madera?”
Y nos contó que sí, que ellas se saben el camino y que iban hasta el punto donde los esperaba otro trabajador, otro campesino, para bajar los listones de su carga.
“Señor, yo me imagino a san José que también tendría su burrito y tendría su establo, pero Señor, fue preciso que también fueras a Belén”.
¡NADIE LE DIO POSADA!
Aparte de la pobreza, también era preciso que Jesús Niño, experimentara el desprecio de los hombres, ¡nadie le dio posada! ¡Qué pena!
Volvamos a la pregunta: “¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Elías?” ¿Por qué dicen esto?
Claro, Elías era (según la creencia de entonces) el profeta que tenía que venir de nuevo antes que el Mesías. Y Jesús dice que, efectivamente, ocurrió así y que ese personaje era san Juan el Bautista, que prepara el camino; que hace de pregonero a la venida de Jesús.
TIPOS DE ORACIONES
“Y el otro tema del que quiero Señor conversar con Vos, es si esta conversación de los apóstoles es oración. Ya lo había incoado. La pregunta, preguntarte: ¿Qué tipo de oraciones hay? ¿Qué tipo de oración hay? ¿Cuántos tipos de oración existen?”
Me quiero adelantar, un poquito también, pensando en el Pesebre, en el Belén, el nacimiento… los diferentes nombres que tiene y adelantarnos: ¿Cómo va a ser mi oración delante del Pesebre?
El Catecismo de la Iglesia tiene tres punticos que están consecutivamente enumerados, donde se explican -en resumidas cuentas- cuáles son los tipos de oración. El 2721, 2722 y 2723, dicen así:
“La tradición cristiana contiene tres importantes expresiones de la vida de oración: La oración vocal, la meditación y la oración contemplativa»
(2721).
«La oración vocal, fundada en la unión del cuerpo con el espíritu en la naturaleza humana”
(2722).
Todos conocemos la oración vocal: Padre Nuestro, que fue una oración que Tú Jesús nos enseñaste. El Ave María que pronunciamos también con mucho cariño estos días y que la rezamos especialmente esos nueve días de preparación para la inmaculada.
Luego está la meditación, que es
“una búsqueda orante que hace intervenir al pensamiento, la imaginación, la emoción, el deseo y que tiene por objeto la apropiación creyente de la realidad considerada”
(2723).
Que me parece que es lo que hacemos nosotros en 10 min con Jesús: una oración de meditación, de reflexión.
Y, finalmente, la oración contemplativa,
“que es la expresión sencilla del misterio de la oración. Es una mirada de fe fijada en Jesús. Una escucha de la Palabra de Dios; un silencioso amor”
(2724).
HACER ORACIÓN AL INICIAR EL DÍA
Y más o menos así comienza el día: cuando te levantas no sé si rezas alguna oración, le das gracias a Dios.
Hay una oración muy bonita para comenzar el día que es:
“Oh Señora mía, oh, Madre mía…”
¡preciosa!
Luego harás la oración con 10 min con Jesús y después, el día mismo ya se va desarrollando. En ese día podemos vivir una oración contemplativa, una mirada, un silencioso amor, una pregunta, un corazón que ansía escaparse a contemplar a Dios.
Ya nos acercamos a la Navidad y qué bueno que cuidemos muy bien nuestros ratos de oración estos días pensando también en el “Venite adoremus”: acercarse para adorar a Jesucristo.