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SAN ANTONIO MARÍA CLARET

San Antonio María Claret

Quería que este audio, que esta meditación, la grabará un amigo mío sacerdote que vive a los pies de la Patrona de Cuba, La Virgen de la Caridad del Cobre. Allí en el poblado del Cobre, en la diócesis de Santiago de Cuba, la primada de Cuba. Pero no ha sido posible. 

Mi amigo cuenta que en este momento en la Isla hay un colapso en el sistema eléctrico, que está entrando un huracán por el oriente y que la están pasando mal. Vamos a aprovechar este rato de oración para encomendarlo. Para encomendar a su gente, para encomendar a todas las personas que viven allí en la isla, especialmente a los que sufren más, Señor. Y que el manto de la Virgen los cobije, los aguarde, los proteja. 

Hoy es la fiesta de san Antonio María Claret. Hoy es la memoria de este santo al que le he tomado muchísimo cariño la verdad en los últimos años. Porque fue obispo en Cuba, fue arzobispo de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba. Y Señor, yo tengo a Cuba en el corazón desde chiquito. Desde 1998, cuando viajé para acompañar, participar de esos encuentros pastorales que tuvo el Papa san Juan Pablo II allí en Cuba en 1998. 

SAN ANTONIO MARÍA CLARET

Desde ese año, quedé prendado de Cuba y de su gente. Y por eso al enterarme de que san Antonio María Claret fue obispo de Santiago de Cuba, pues dije, le voy a poner atención a este santo, de verdad. Y quería que recordáramos un poco su vida y que esto nos servirá para hacer este ratico de oración. 

Nace en Barcelona, en Sallent, Barcelona, en 1807. Era el quinto de once hermanos. Pero de esos hermanos, cinco murieron antes de cumplir los cinco añitos. A los 12 años (esto es bonito) escuchó la llamada de Dios para ser sacerdote. Y a su papá le gustó y lo puso a estudiar latín. Pero lamentablemente esa escuela fue clausurada por órdenes gubernamentales. 

Entonces no siguió estudiando y su papá lo puso a trabajar en el telar familiar, trabajaban con telas. Cuando cumplió 17 años, se marchó a Barcelona capital para especializarse en las telas y para trabajar en el boom industrial del siglo XIX. Sus oraciones ya no eran tantas ni tan fervorosas como en la infancia, como cuando tenía 12 años. 

 LA LLAMADA DE DIOS

Y ahora, Jesús, pienso en tantos niños que de chicos, pronto se les pasa por la cabeza  “Ay, qué bueno sería ser sacerdote”. Bueno, señor, no eches en saco roto estos deseos de estos niños, y de pronto dales la vocación, llámalos al sacerdocio para que te sirvan como sacerdotes. 

Bueno, pues Antonio deja un poco de rezar. No deja la misa dominical ni tampoco el rezo del santo Rosario, no, eso sí, todos los días (Bueno, la misa dominical y el rezo del Rosario) Y se le va olvidando ese deseo de ser sacerdote. Pero Dios, Tú Jesús, lo ibas dirigiendo según tus planes. 

Estando en Barcelona sufre unos duros desengaños. La traición de un amigo, la seducción de una mujer (se ve que se enamora de ella, pero quería atraparlo para satisfacer sus pasiones yn o más) Y también tiene un susto muy grande porque estuvo a punto de morir ahogado en el mar. Pero allí sintió la protección y la cercanía de la Virgen María, que lo protegía durante esas tentaciones, lo salvó de morir. 

VOCACIÓN SACERDOTAL

Un día Antonio está leyendo el evangelio y entonces lee el capítulo 16 de Mateo: 

“¿De qué le sirve a uno ganar todo el mundo, si al final pierde su vida?”. 

Y se ve que esto lo marcó. Se ve que esto sacudió su conciencia y a pesar de las ofertas que tenía para montar su propia fábrica de telas, dijo no, voy a ser sacerdote. Y entró al seminario de Vic y se ordena sacerdote en 1835. 

Se ve que su celo por las almas y por llevar el mensaje del Evangelio lo lleva a ofrecerse a Propaganda Fide, que era en ese momento la encargada de la obra de evangelización en el mundo. Y empieza a recorrer gran parte de Cataluña. Entre los años 43 y 48, 1843 y 1848 comenzó a predicar la palabra de Dios. Siempre a pie, no aceptaba mucho dinero ni regalos por su ministerio. Porque lo que lo movía era imitar a Jesucristo, imitar a los apóstoles. 

“EL PADRITO”

Y aquí hay algo que es interesante porque Antonio se ve que pues estaba también a la vanguardia. Pronto descubre medios de apostolado que van a ayudar mucho y que pueden también ser eficaces. Entonces comienza a publicar devocionarios, catecismos, opúsculos y los números son muy altos. Funda la librería religiosa, fíjate,  y una editorial. En esa época fundó una librería y una editorial ¡maravilloso, fantástico! 

¿Qué haría san Antonio en pleno siglo XXI,  en este momento, si estuviera aquí? Yo pienso que de pronto se serviría de las redes sociales, de los medios de comunicación. Estaba muy comprometido con el tema de las librerías y en algún momento tiene que irse a la Isla de Gran Canaria. Empieza también allí a evangelizar, lo empiezan a llamar “el Padrito” se ve que era un apelativo familiar y cariñoso que le pusieron allí. 

Después vuelve a Cataluña. Y el 16 de julio de 49 funda, en una pequeña celda del seminario de Vic, “La Congregación de los misioneros hijos del Inmaculado Corazón de María”. Muy bien, también fue fundador. Y esa obra comenzó a dar fruto y a conocerse. 

INSTRUMENTO OBEDIENTE

Pero a los pocos días le comunican de su nombramiento como Arzobispo de Santiago de Cuba. No sé si Antonio conocía y había oído hablar de Cuba, había tenido referencias de la Isla. Y se ve que se resiste un poquito porque claro, no quiere dejar huérfanas a las librerías, a la congregación recién fundada, pero pues es obediente y es un instrumento y acepta el cargo, y se va para Cuba. 

Es consagrado obispo el 06 de octubre de 1850 en la Catedral de Vic y pocos meses después viaja a la Isla. Y nada más llegar comprende que lo necesario, lo más necesario, es un trabajo de renovación de la vida cristiana. Y promueve campañas misioneras para llevar la Palabra de Dios a todos los lados, a todo el poblado, a toda la gente de esa extensión de tierra tan grande. 

En seis años, porque no alcanzó a estar ni diez años allí en Santiago de Cuba. Pero en seis años recorrió tres veces la mayor parte de su inmensa diócesis.  Allí pasó por Baire. Este poblado, este pueblo de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba, donde fue sacerdote mi amigo recién ordenado sacerdote, fue allí a Baire. 

MUCHO EN POCOS AÑOS

Y se enteró que allí, en esa iglesia, no había habido misa en cien años ¡Qué barbaridad! Y que allí había celebrado misa san Antonio María Claret. Señor, esa fue de las primeras veces que tuve referencias de san Antonio en Cuba, porque me lo contó mi amigo, el sacerdote. 

Se preocupa de la renovación espiritual, también de los sacerdotes, del clero. Va a pedirle a las comunidades religiosas que vengan a Cuba, los escolapios, los jesuitas, las hijas de la caridad. Y vienen a la isla y harán mucho bien y ahí siguen trabajando. 

También lucha contra la esclavitud, porque había esclavitud también en este momento. Crea una granja escuela para los niños pobres, pone una caja de ahorros, funda bibliotecas. Bueno es un hombre que hace muchas cosas por la Isla en muy poquitos años, en muy poquitos años.

HE VENIDO A PRENDER FUEGO A LA TIERRA…

¿Qué pasa? Que la Reina de España, la Reina Isabel II, lo elige para ser su confesor y por eso regresa a Madrid. Regresa a España en 1857. Señor, se ve que Tú lo querías para que estuviera en Cuba solo unos pocos años y ahí lo tuviste como un buen instrumento para quemar. El evangelio de la misa de hoy de san Lucas dice: 

“He venido a prender fuego a la tierra, y ¡cuánto deseo que ya esté ardiendo!” .

Pues esto fue lo que hizo el santo. Esto es lo que han hecho todos los santos. Y ese fuego quiere consumir de amor, quiere inflamar nuestro corazón de amor divino. Es un fuego que se va transmitiendo pacíficamente, con cariño, con comprensión. Es un fuego que tú, Jesús, propagas sin descanso. Terminamos este ratico de oración, acudiendo a san Antonio María Claret. Vamos a pedirle especialmente por Cuba.  Y vamos a acudir a nuestra Madre, a Santa María, a la Virgen del Cobre. 

VIRGEN DE LA CARIDAD DEL COBRE

Te leo unas palabras de san Antonio: 

“A los quince días de nuestra llegada, fuimos a visitar a la imagen de la Santísima Virgen de la Caridad en la ciudad del Cobre, que es tenida en mucha devoción por todos los habitantes de la Isla. Ya antes, en la toma de posesión del arzobispado había declarado, la Prelada (así se refería a la Virgen) La Prelada será siempre la Virgen Santísima, mi forma de Gobierno la que Ella me Inspire”. 

Pues Virgen, Madre de la Caridad del Cobre, acoge nuestras oraciones, cuida tu gente, cuida tu gente cubana, cuida todos esos corazones, esas almas, y permite que ese fuego de Cristo se siga transmitiendo entre todas esas gentes buenas. Y que también siga habiendo en Cuba muchos santos, muchas vidas de personas entregadas a transmitir el mensaje del Evangelio. 

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