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SAN FRANCISCO JAVIER FUNDADO SOBRE ROCA

SAN FRANCISCO JAVIER

SAN FRANCISCO JAVIER FUNDADO SOBRE ROCA

“No todo el que dice “Señor, Señor” entrará en el Reino de los Cielos, sino el que hace la voluntad de Mi Padre que está en los Cielos”

Comienza así el Evangelio que nos propone la Iglesia en el dia de hoy. Jesucristo dice algunas cosas que nos tienen que remover.

“El que escucha estas palabras Mías y las pone en práctica, se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca.

El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa y se derrumbó. Y su ruina fue grande”

(Mt 7, 21, 24-27).

Estamos en tiempos de pandemia, estamos en tiempos de problemas, estamos en tiempos en donde caen las lluvias, se desbordan los ríos, soplan los vientos y rompen contra nuestra casa, intentando tumbar nuestra fe.

“Y aquí estamos nosotros haciendo Señor este rato de oración contigo, queremos aprender más de Ti, queremos seguir Tu voluntad, porque queremos hacer Tu Voluntad.

No solamente queremos decir aquí, como lo decimos muchas veces, “Señor, Señor” ; sino que queremos hacer tu voluntad porque queremos entrar en el reino de los cielos.

Jesús, queremos escuchar tus palabras, queremos ponerlas en práctica, al igual que lo hizo San Francisco Javier, el santo del que nos acordamos hoy».

LA HISTORIA DEL SANTO

San Francisco Javier fue un Misionero español que mientras estudiaba filosofía y teología en París conoció al grandísimo Ignacio de Loyola quien se dio cuenta de las virtudes que tenía y le reclutó para su proyecto de fundar una nueva orden.

Francisco Javier hizo sus primeros votos en París en 1534, cuando se ordenó sacerdote en 1537 y participa en la fundación de la Compañía de Jesús en Roma en 1539. Y desde allí consagró toda su actividad a la Misión.

1541 fue enviado a la India como legado pontificio, fíjate 2 años apenas después de haber participado en la fundación de la Compañía de Jesús, es enviado como representante del Papa a las indias con la misión de evangelizar esas tierras que estaban situadas al este del Cabo de Buena Esperanza.

Y respondiendo a una petición de Juan III de Portugal fue hasta Goa que era la capital de la India Portuguesa y desplegó en el sitio una actividad cuidando enfermos, visitando presos, predicando el cristianismo, convirtiendo nativos, negociando con las autoridades locales y defendiendo la justicia frente a los abusos que podían darse con los colonos.

San Francisco Javier era un hombre fogoso, estaba lleno del amor de Dios y por eso su apostolado se extendió. Fue al sur de la India , Ceilán, a las Malacas, las Islas Molucas y llegó hasta Japón. Y cuando se disponía a entrar en China para continuar su labor, murió de pulmonía justo a las puertas de Cantón. Fue canonizado en 1622 y declarado patrono de las misiones de la Iglesia Católica.

PATRONO DE LAS MISIONES

Cuenta que pasó por muchos países predicando el Evangelio y en una ocasión tenía ganas de pasarse a la otra isla porque veía gente a la que podía ir a evangelizar y les dijo los que están ahí:

“Si no encuentro una barca iré nadando”. Y al ver la apatía de los cristianos que estaban allí alrededor suyo que no querían o no veían la necesidad de evangelizar comentó:

“Si en esas islas hubiera minas de oro, los cristianos se precipitarían allá. Pero no hay sino almas para salvar… Y eso les resulta pesado”.

“Señor Jesús, que no digamos simplemente “Señor, Señor” y luego nos quedemos con los brazos cruzados. Danos esa fuerza que tenía el mismo Francisco Javier para lanzarse a un apostolado directo, un apostolado sin vergüenza, un apostolado en el que no te escondemos Señor”.

En la primera lectura, habla el profeta Isaías y describe al pueblo justo:

“Que observa la lealtad; su ánimo está firme y mantiene la paz, porque confía en Dios”

(Is 26, 1-6).

Sería bonito que nuestro mundo nos identificará también porque somos gente de ánimo firme, que no se viene abajo con cualquier contratiempo y hacemos todo lo que esté en nuestras manos para mantener la paz.

A veces me pregunto si no es así por qué nuestra confianza en el Señor, a pesar de todo no es tan fuerte.

YO TAMBIÉN QUIERO FUNDAR SOBRE ROCA

Por eso, en palabras del Evangelio de hoy, se trataría de ser gente que no se queda simplemente en bolitas o diciendo “Señor, Señor” sino gente que cumple la voluntad de Dios, que expresa su fe con gestos concretos, con hechos. En definitiva, que nuestra vida se vaya construyendo sobre roca y no sobre arena.

San Francisco Javier, a quien celebramos, como testigo de vida y ejemplo misionero, puede ser otra enorme ayuda para nosotros. Todo su proceso vital es como el retrato de alguien que, ciertamente, se fiaba de Dios, que construyó claramente su casa sobre roca y por eso tuvo la libertad suficiente para ir cambiando el rumbo según soplaba el Espíritu en la vida de cada día. Sin estar preso de las apariencias o de las grandilocuentes hazañas. De hecho, su modo de morir nos lo expresa muy bien.

Al parecer, un 21 de noviembre, la fiebre comenzó a minar su salud y tuvo que abandonar el barco en que se hallaba y un comerciante le condujo a una pobre cabaña de palos, donde fue debilitándose hasta morir un 3 de diciembre. Tenía apenas 46 años. Toda la pompa y reconocimiento de sus andanzas misioneras se tradujeron en un entierro con su amigo Antonio, un portugués y dos esclavos que estaban ahí presentes.

¿Qué más señales necesitamos para seguir confiando en quien realmente nos da la vida?, ¿qué más necesitamos para desconfiar de las grandes fachadas y de los éxitos aparentes como la garantía de fidelidad a Dios?

PETICIONES FINALES

Dios trata así a sus amigos. Lo importante no es de esta tierra, lo importante es lo que viene después. Es ganarnos el cielo, es tener nuestra casa realmente edificada sobre roca.

“Señor Jesús, Tú que nos escuchas hoy y que éstas también deseado que tengamos esta misma vibración, que construyamos nuestros intereses, nuestros deseos, que construyamos toda nuestra forma de ser en Tí, danos esas fuerzas como se las concediste a San Francisco Javier, que simplemente cambió su vida conociendo a otro santo y nunca más te digo que no, intentó hacer siempre Tu voluntad, Señor.

Nosotros, que escuchamos hoy 10 minutos con Jesús, te repetimos con corazón también, que queremos cumplir Tu voluntad para nosotros. Y si esa voluntad es estar ahora más encerrados en casa, preocupándonos por los demás, no criticando, no quejándose de todas las cosas que nos suceden que no son buenas.

Pensando en positivo y mirando al cielo siempre, pues que así sea. Te pedimos la fuerza para concretar estos propósitos, Señor. Para ser fuertes ahí donde estamos, para ser gente que da esperanza ahí donde vamos.

Que seamos gente que da alegría, porque transmitimos eso, te transmitimos a Ti Señor. Ponemos estas intenciones en manos de Nuestra Madre, la Virgen».

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